Con los labios pintados de rojo y una sonrisa firme y amable, Alejandra Borrero asume el que sería el papel más importante de su vida: el de mujer. La actriz y defensora de los derechos de las mujeres lleva varios años liderando procesos en contra de la violencia de género.

Desde este domingo y hasta el 25 de noviembre, se llevará a cabo en Bogotá la quinta versión del festival que ella lidera, ‘Ni con el pétalo de una rosa’. Las huellas de su trabajo no solo han llegado a lo más profundo del corazón de ‘ellas’, sino que su apuesta ahora también son los hombres.

Derechos, participación política, vocería y empoderamiento femenino son algunos de los procesos que trabaja Borrero desde ‘Casa ensamble’, un espacio donde por medio del teatro busca que cada persona encuentre su lugar en el mundo y sea el protagonista de su propia historia.

¿Qué trae esta quinta versión del Festival?

Para este año nos enfocamos en la importancia de la vocería de las mujeres, porque las decisiones de este país son tomadas por hombres. La necesidad de la vocería de las mujeres en la política y en todos los estamentos sociales es muy importante. Ya es hora de que se empiece a poner en práctica.

Discriminarnos fractura la democracia y pone en riesgo la posibilidad de paz en nuestro país. Las mujeres tenemos que estar en todos los lugares. Es increíble la fuerza y el poder que tenemos, pero que no aprovechamos.

¿Cuál es la problemática que más le preocupa?

Que la violencia contra nosotras no cesa. Cada tres días una mujer es asesinada. ¿No debería ser eso suficiente para que cambiáramos socialmente? Parece que no, que la vida de una mujer sigue sin importar.

Si fueran los hombres los que murieran con esa frecuencia, por temas de violencia de género, estarían creando leyes y tomando medidas; pero como somos mujeres, la problemática sigue siendo invisible.

El movimiento busca empoderar a las mujeres, pero, ¿qué pasa con los hombres?

Los hombres piensan que todos los temas de mujeres no les competen a ellos. Y claro que les competen, porque, en la mayoría de casos, ellos son los victimarios. Esto es un tema de humanidad.

Buscamos conscientizarlos, queremos que se cuestionen sobre el tema de violencia intrafamiliar, sobre el acoso femenino. En Colombia 9 de cada 10 víctimas de violencia intrafamiliar son mujeres, eso dice mucho del trabajo que tenemos que hacer.

Los hombres tienen la tarea de reinventarse cada día por nosotras. Hombres para ser compañeros de vida, ‘hacer parches’, pasarla bien y que no sigamos siendo vistas como sus esclavas u objetos.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con ellos?

Ha sido muy divertido, pero es todo un reto porque muchos en mis charlas me dicen ‘usted sí que nos da duro’, y esa frase me impresiona mucho, porque yo solamente cuento lo que pasa en el país y ellos se sienten atacados. Así que he comenzado a mirar qué debo hacer para que los hombres no sientan eso.

Muchos a veces se sienten intimidados con el tema, pero imagínese cómo se sienten las mujeres ante la violencia. Yo les digo siempre, imaginen ustedes la situación de las mujeres, a ellas sí que les dan duro. La mayoría de ellos lo entienden y salen dispuestos a trabajar por la equidad.

‘Ni con el pétalo de una rosa’ trabaja la prevención de la violencia física hacia la mujer, pero, ¿qué pasa con el resto de violencias?

El tema de violencia verbal es impresionante. He trabajado con muchas mujeres víctimas de violencia sexual que cuentan que ni siquiera el tema físico es tan horrible como las palabras que les han quedado incrustadas como puñales en su autoestima y en su ser.

Las violencias verbal, económica, patrimonial, sexual, son de alguna manera invisibilizadas y normalizadas por la sociedad. Por eso es importante que las mujeres entiendan que la violencia física no es sino un resultado de todas las otras: cuando a una mujer la celan, no la aprecian, la humillan y la descalifican, eso puede llevar a los golpes. Por eso la violencia psicológica o simbólica es una de las más importantes, debemos erradicarla.

Eso en el tema de las mujeres, pero ¿qué pasa con las personas LGBTI?

Es un desafío aún más grande. Porque ser mujer ya es una desventaja, pero ser mujer lesbiana, doble desventaja, y ser mujer lesbiana, negra o indígena es tres veces más peligroso.

Cada uno de estos temas los hemos entendido porque todas estas violencias deben ser atendidas de manera diferente. No es la misma violencia que han recibido las indígenas a la que recibe la mujer rural o la mujer de la ciudad. Con ellas uno debe hacer un trabajo cauteloso, con protocolos.

Hace poco hubo un debate acalorado por el tema del piropo callejero. ¿En qué quedó el asunto?

Estamos queriendo hacer una campaña en contra del piropo en la calle, porque eso ha hecho que nos sintamos inseguras, que caminemos con miedo, a pesar de lo que dice Amparo (Grisales), es realmente importante que los hombres se contengan y no hablen de las mujeres como si las conocieran. Que no se metan en el cuerpo de la mujer cuando no la conocen.

Yo creo firmemente que no necesitamos que un desconocido nos diga lo maravillosas que somos. Si alguien nos lo quiere resaltar, que sea alguien que nos conoce y nos quiere.

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¿En qué hemos avanzado como sociedad en materia de equidad de género?
Esto ha sido auspiciado por tantas mujeres que han sacrificado sus vidas para que la vida de otras cambie. Desde que las mujeres que ayudaron para que hubiera voto para nosotras en 1957.

Desde aquellas que escribieron y pensaron que no solamente servían para coser y planchar sino que se convirtieron en mujeres intelectuales y aprendieron y vieron el mundo de otra manera. Para todas ellas, y por todo lo que hacemos todas las mujeres que en este país trabajamos con estas temáticas, las mujeres hemos tenido logros desde hace muy poco tiempo realmente. Hoy en día hay muchas más denuncias, más conciencia social por parte de hombres y mujeres.

¿Y qué nos sigue faltando?

Nos falta mucho camino por andar porque hay muchos hombres todavía que creen que esto es un chiste. Los hombres van a tener que entender que deberán ceder algunos privilegios que tienen para que todos tengamos los mismos. Como sociedad seguimos siendo laxos y permisivos y no intervenimos como debe ser.

La ley dice que ya no es solo la víctima la que puede denunciar, si usted sabe que una mujer está siendo violentada y no hace nada, usted es cómplice de esa violencia. Diariamente las mujeres recibimos cualquier cantidad de violencias.

¿Qué estamos haciendo bien y qué estamos haciendo mal los medios de comunicación en el tema de equidad de género?
En el tema de violencia con ácido a mujeres, por ejemplo, los atentados se incrementaron en un 300 % después del manejo periodístico que tuvieron los medios, porque le enseñaron a los hombres dónde conseguir los ácidos, cuánto costaban y hasta cómo prepararlos. No hubo un manejo cuidados con el tema y eso ocasionó muchas más víctimas.

Afortunadamente, el tema de violencia intrafamiliar y feminicidios ya dejó de ser tratado como un asunto de morbo, ahora se aborda con más responsabilidad y eso es un gran avance. Siempre deben estar enterados de temas de género, contextualizarse y no seguir revictimizando. Lo que ustedes tienen no es solo un lápiz o un computador, tienen un arma en las manos y por ende una gran responsabilidad en el tema.