Los salmos son un conjunto de oraciones, las cuales se emplean principalmente por las religiones cristiana, católica y judía; y tienen la finalidad de alabar a Dios y a las divinidades del cielo. La Biblia está compuesta por 150 salmos que se escribieron basándose en la realidad cotidiana de los seres humanos, incluyendo las buenas experiencias y al mismo tiempo, los dolores y sufrimientos.
Estas oraciones expresan algunas inquietudes y deseos en búsqueda de nuevos caminos y desafíos, especialmente para las personas que sienten que padecen cierto tipo de sufrimiento. Además, se recitan de manera constante para celebrar la existencia de un Dios solidario aliado y cercano con todos los integrantes de la Tierra.
El objetivo de muchos de ellos es descifrar el sentido de la vida, y al mismo tiempo, encontrar respuestas para las vivencias personales y comunitarias que aquejan a cada persona, para poder sentir y entender las palabras a fondo, es necesario tener fe en las creencias individuales hacia la presencia de Dios.
¿Cuál es la manera correcta de recitar los salmos?
Para revisar los salmos y entender su significado es necesario tener una fuerte creencia y espiritualidad de alianza hacia las divinidades y que seleccione uno que sea de su agrado, que se apropia a sus propias vivencias y a su día día, ya que estas brotarán de su boca y su corazón.
¿Para qué sirven los salmos?
Estas composiciones poéticas tienen la finalidad de alabar a Dios y hacer súplicas para cumplir peticiones específicas respecto a las necesidades de los creyentes, sirven también para expresar la necesidad que se tiene de adorar y alabar al Señor, manifestando la alegría de permanecer en su presencia.
Por medio de los salmos se reconoce la grandeza de Dios. Cabe resaltar que, estos se caracterizan principalmente por ser oraciones desinteresadas, generosas y sinceras que salen desde el alma de los fieles.
Oración pidiendo rescate y prosperidad - Salmo de David
Salmo 144
Bendito sea el Señor, mi roca, que adiestra mis manos para la guerra, y mis dedos para la batalla.
Misericordia mía y fortaleza mía, mi baluarte y mi libertador, escudo mío en quien me he refugiado, el que sujeta a mi pueblo debajo de mí
Oh Señor, ¿qué es el hombre para que tú lo tengas en cuenta, o el hijo del hombre para que pienses en él?
El hombre es semejante a un soplo; sus días son como una sombra que pasa.
Oh Señor, inclina tus cielos y desciende; toca los montes para que humeen.
Despide relámpagos y dispérsalos; lanza tus flechas y confúndelos.
Extiende tu mano desde lo alto; rescátame y líbrame de las muchas aguas, de la mano de extranjeros
cuya boca habla falsedad cuya diestra es diestra de mentira.
Oh Dios, un cántico nuevo te cantaré; con arpa de diez cuerdas cantaré alabanzas a ti,
el que da la victoria a los reyes, el que rescata a David su siervo de espada maligna.
Rescátame y líbrame de la mano de extranjeros, cuya boca habla falsedad, y cuya diestra es diestra de mentira.
Sean nuestros hijos en su juventud como plantíos florecientes, y nuestras hijas como columnas de esquinas labradas como las de un palacio.
Estén llenos nuestros graneros, suministrando toda clase de sustento, y nuestros rebaños produzcan miles y diez miles en nuestros campos.
Esté cargado nuestro ganado, sin fracasos y sin pérdida, y no haya gritos en nuestras calles.
Bienaventurado el pueblo a quien así le sucede; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Recomendaciones para leer los salmos
* Apreciar cada una de las palabras individuales y en conjunto.
* Experimentar las emociones que provoca la palabra.
* Analizar sobre la realidad individual.
* Contemplar a Dios.