Las redes sociales han permitido que los últimos años las personas puedan darse a conocer por sus habilidades, ya sea para hacer reír, por sus conocimientos culinarios, de cocina, moda, cine, etc; e incluso por ser polémico en su vida íntima. Con solo una cámara y un guión, pueden alcanzar fácilmente a su audiencia en línea. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este campo también tiene sus propias normas.
Ser un creador de contenido implica responsabilidad, especialmente cuando se promociona o se habla de otras personas en el canal.
Desde el punto de vista legal, los creadores de contenido deben asegurarse de que sus publicaciones cumplan con todas las regulaciones y normativas relevantes, incluyendo las leyes de publicidad y los derechos de autor. Si no cumplen con estas normas, podrían enfrentar demandas e incluso ser multados.
Si una persona incumple el Estatuto del Consumidor, puede enfrentar sanciones de acuerdo con el artículo 61 de esta norma. Por ejemplo, si un influenciador actúa no solo como un medio de comunicación, sino como anunciante y realiza actividades perjudiciales para los consumidores.
En cuanto a las sanciones, después de un proceso administrativo, la Superintendencia de Industria y Comercio tiene la facultad de imponer multas de hasta 2.000 salarios mínimos mensuales legales vigentes (2.320 millones de pesos). Así lo explicó Alejandra Uribe Giraldo, abogada de la firma David Espinosa Acuña & Asociados.
Recientemente, en Francia se aprobó un proyecto de ley dirigido específicamente a los influenciadores, con el objetivo de regular esta actividad comercial y proteger a los consumidores de posibles fraudes o engaños. Esta legislación requiere que los influenciadores indiquen si utilizan filtros y prohíbe el uso de animales salvajes.
Aquellos que no cumplan con estas normas pueden enfrentar multas de hasta 300.000 euros o 321.856 dólares estadounidenses.
En Colombia, aunque no existe una regulación específica para los influenciadores, se pueden aplicar algunas leyes de protección existentes. La Ley 1480 de 2011 regula aspectos relacionados con la publicidad y la divulgación. Esto implica que los influenciadores deben revelar de manera clara y transparente cualquier relación comercial o de patrocinio que tengan con una marca o producto que estén promocionando.
La divulgación adecuada es fundamental para proteger los derechos de los consumidores y asegurar prácticas comerciales justas y honestas. Además, los influenciadores deben tener en cuenta las disposiciones de la Ley de Protección al Consumidor en relación con la información que proporcionan sobre los productos y servicios que promocionan.
También es importante que los influenciadores respeten los derechos de propiedad intelectual, obteniendo los permisos necesarios para utilizar música, imágenes, videos u otros contenidos. Por último, deben entender los límites establecidos en cuanto a la dignidad y el honor de las personas.
Estos derechos están protegidos constitucional y convencionalmente, y los influenciadores deben evitar difamaciones, injurias o cualquier forma de ataque a la integridad personal de otros individuos, según explicó Carlos Riveros, director del área de propiedad intelectual y nuevas tecnologías de Riveros Victoria Abogados.
¿Cómo es la regulación en Colombia?
En cuanto a la regulación, hay algunas áreas que podrían considerarse para su adición o mejora. Según Alejandra Uribe Giraldo, sería conveniente incluir el Estatuto del Consumidor para establecer plenamente la responsabilidad del influenciador en los daños causados a los consumidores.
María Paz Vesga, asociada del equipo de competencia de la firma de abogados Posse Herrera Ruiz, señala que los influenciadores deben tener pautas claras sobre cuándo están creando contenido y cuándo están realizando publicidad para sus audiencias. Incluso la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) sugiere que las marcas brinden acompañamiento durante el proceso de creación a las personas que contratan.
Según Carlos Riveros, en el desarrollo de un marco regulatorio específico, se debe tener en cuenta la protección de la dignidad humana. Esto implica establecer límites y pautas claras para evitar que los influenciadores violen la dignidad de las personas en su contenido. Se deben evitar difamaciones, injurias, discriminación, acoso u cualquier forma de ataque personal que pueda afectar negativamente a otros individuos.