Gustavo Álvarez Gardeazábal es considerado, por muchos, como uno de los arquitectos de la palabra que lograron edificar un universo local y a la vez universal de la fragmentada y violenta historia nacional de Colombia.

Prolijo autor, entre sus títulos se destacan: Cóndores no Entierran Todos los Días, El Divino, La Boba y el Buda, La Tara del Papa y El Bazar de los Idiotas, entre muchos otros.

Primer alcalde de Tuluá, elegido por voto popular en 1988 y Gobernador del Departamento del Valle de Cauca entre 1998 y 2001, publica El Último Gamonal en 1987, cuya edición 13 presentó en la 9 Feria Internacional del Libro de Cali 2024.

¿Siente que tiene una obsesión por la violencia en Colombia?

No. He mantenido una línea de acción por contar lo que no nos contaron, lo que siguen tapando, pero como estamos en Colombia, todo termina girando alrededor de la violencia.

¿De dónde surge el anithéroe gardeazabalezco Leonardo Espinosa?

De la realidad vallecaucana. Del fruto de la mezcla de la civilización paisa en nuestro paisaje. Del machismo y el racismo camuflado que heredamos de indígenas y españoles.

¿En qué se asemeja y diferencia a León María Lozano?

'Cóndores no entierran todos los días', novela de Gustavo Álvarez Gardeazábal, tuvo su adaptación cinematográfica.

Para los más jóvenes, ¿qué es un gamonal?

Es el cacique de un poblado. Ejercen poder político y económico y anímico. Conducen a sus pueblos con vetos o favorecimientos a quienes ellos deciden. No consultan, buscan obediencia que muchas veces termina en sumisión. Y no vacilan en hacer de la violencia un instrumento del poder.

¿Hubo muchos en el país? ¿Aún hay?

A Colombia la sacaron adelante los gamonales en casi todos los pueblos de la geografía rural. Sin ellos, sin sus conexiones y sin sus determinaciones, habría sido muy difícil que los poblados surgieran y progresaran. No importaba usar la herramienta que fuera con tal de conseguir la obediencia y encontrar a como fuese las metas que se proponían. Combinaban entonces el progreso con la violencia, el terror con la apertura económica. Ya casi no quedan, los ha ido matando el internet.

¿Por qué Germán Santamaría y Marta Bossio figuran en su nueva obra? ¿Qué papel juegan en la historia?

Surgen de la vida real. Germán le hizo una famosa entrevista a don Leonardo Espinoza, el mítico gamonal conservador de Trujillo que publicó El Tiempo. A Martha Bossio don Leonardo me mandó pedir con alguno de sus ayudantes que la invitara a visitar Trujillo porque él se veía entusiasmado las telenovelas de ella.

Este terrateniente de El Último Gamonal tiene amantes, es homosexual, ¿será que muchos gamonales colombianos ocultaban su identidad sexual por temor a no ser respetados?

En aquellas épocas de mi novela, el homosexualismo era a más de pecado, perseguido y usado como herramienta discriminatoria. Para ser gamonal de verdad se requería demostrar que el poder gamonalicio imponía hasta el respeto por la vida sexual que se llevara. A mí me pareció que novelísticamente era el antihéroe perfecto. Y lo logré.

¿Qué importancia han tenido las mujeres en su vocación como escritor y como personajes en su literatura?

Muchísima, desde la influencia de mi madre hasta el apoyo de tantas mujeres a quienes en su honor les he dedicado mis libros. Desde Ramona Uribe, en La Boba y el Buda, pasando por Gertrudis Potes, en Cóndores, o Marcianita Barona, en El Bazar de los Idiotas, mis mujeres noveladas son demasiado fuertes para ser olvidadas.

En la Feria Internacional del Libro de Cali 2024 se encuentra la edición 13 de El Último Gamonal, de Gustavo Álvarez Gardeazábal. | Foto: El País

¿Qué experiencias le quedan de los festivales de literatura que organizó en Cali?

Muchísimas. Me asaltan los recuerdos y ya octogenario me asombro de cómo fui capaz, con mi tenacidad y mi atrevimiento de demostrarle a Cali que un provinciano de Tuluá, que no pisaba el Club Colombia, podía hacer lo que a su burguesía feudal no se les ocurría. Creo que nunca me lo perdonaron.

¿Qué anécdotas recuerda de los autores que visitaron la ciudad por aquellos días, como Vargas Llosa, Clarice Lispector, entre otros?

Son muy variadas y muy singulares. Finalmente, eran unos genios y con sus caprichos y destellos hacían de sus visitas a Cali unas novelas vivientes. Vargas Llosa vino a oficializar su distanciamiento con García Márquez apoyándome a mí. Clarice me quebró todos los espejos de su habitación en el Hotel Inter. Donoso terminó bailando conmigo en un bar gay.

¿Cómo ha cambiado Tuluá desde el tiempo de Cóndores no Entierran Todos los Días?

Tuluá no ha dejado de usar la violencia como instrumento de vida, así haya progresado tanto y tan rápidamente.

¿Qué historia contaría hoy de su ciudad natal?

Son demasiadas las que se me quedaron sin contar…

¿Piensa escribir unas memorias o una autobiografía?

El Papagayo Tocaba Violín, la novela que saldrá en agosto, es lo que más se podría parecer a una biografía novelada… pero de mis ancestros.

¿Cómo considera que ha cobrado reconocimiento la literatura vallecaucana desde la época en la que se publicó ‘Cóndores’?

Para un territorio donde volvieron barrera infranqueable a María de Jorge Isaacs, era inevitable que detrás del salto de garrocha que yo dí, vinieran novelistas y poetas de valía y cinematografistas aguerridos a llenar el hueco.

¿Qué opina de los escritores vallecaucanos de las nuevas generaciones? ¿A cuáles destaca?

Siempre tuve esperanza en Harold Kremer y en Edgar Collazos, pero se quedaron a la orilla del camino. Hay más poetas prometedores y de calidad que narradores.

“Provocar al diablo es llamar la candela”, decía su abuela, y retomó esa frase usted cuando Petro se tomó el Plateado antes de la COP, ¿por qué lo dijo?

Porque la presunta ideología de Petro, basada en odios desconocidos y venganzas manifiestas, lo lleva a estar provocando sin importarle los riesgos que corra o que nos haga correr a todos los colombianos.

¿Sostiene que el cambio que predica Petro es mero capricho de esposo, que aburrido de su esposa, prefiere cambiarla?

Jamás. Como le dije, es más profundo. Proviene de frustraciones, de envidias y de venganzas y obviamente, el tal cambio terminó siendo un disfraz.

Dice que cada vez Colombia se parece más a Cuba por las deficiencias en el sistema de salud, ¿qué le recomendaría a Petro al respecto?

No solamente por el manejo vengador contra las EPS que le han dado a la salud. La prohibición de explorar y explotar gas y petróleo nos va a dejar con un futuro incierto. La huida de capitales espantados nos acerca aceleradamente a vivir lo de Cuba. La solución sería sembrar confianza, pero él no es capaz de generarla.

¿Cómo cree que le va a ir a Colombia con Donald Trump, como presidente de los Estados Unidos?

Nos puede volver un campo de batalla para sus soldaditos de plomo.

Y PARA TERMINAR...

¿Cuánto se demoró escribiendo El Último Gamonal?

No lo recuerdo, pero yo no vomito novelas, creo que desde que nací comencé a pensarlas. El Papagayo llevó 7 años escribiéndola, desbaratándola y volviéndola a armar.

¿Qué libro tiene siempre a mano?

Al que le toque el turno de lectura. Recuerde que escribo una columna semanal de reseña de libros y para eso hay que leer todos los días.

¿A propósito del invitado de honor a esta FIL Cali en la que presentó su libro, ¿qué le gusta de la cultura japonesa?

FRASE Y DATO, AL CIERRE

“Buena parte de la política del Valle, la han hecho mariconeando (....) El protagonista de mi novela (de la vida real) nunca orinó en público porque tenía el pipí chiquito”, durante la presentación en FIL Cali 2024.

“Quien escribe todos los días una columna, como yo, desde hace más de 50 años, necesita un método disciplinado, capacidad de observación y humor a borbotones”.

La novela, que explora la figura de los “gamonales” en la Colombia rural, presenta a Don Leonardo, un líder visionario y despiadado, inspirado en un personaje real del municipio de Trujillo, Valle del Cauca.