‘La mansión de Araucaima’ de Carlos Mayolo fue estrenada en 1986. Treinta años después, en el Festival de Cine de Cartagena que se inicia el próximo 2 de marzo, será homenajeada.

El director de cine español Luis Buñuel y el escritor colombiano Álvaro Mutis conversaban un día cualquiera de inicios de los años 70. Buñuel le decía a Mutis que le parecía muy difícil, por no decir imposible,  adaptar al cine el género de la novela gótica rodando en un país del trópico,  un país de América Latina. Sobre todo por los paisajes.

La novela gótica se desarrolla en escenarios medievales, misteriosos, a veces terroríficos, cosa que en los colores festivos del trópico era muy difícil de encontrar, pensaba Buñuel. De hecho, ya lo había intentado. Hizo una versión de ‘Cumbres borrascosas’, la novela de  Emily Brontë, en México.

Mutis se interesó muchísimo en lo que estaba escuchando. Le dijo a Buñuel que estaba equivocado. En estos lares  era completamente posible adaptar una novela gótica. Para probárselo, escribió un relato: ‘La Mansión de Araucaima’. El subtítulo era un guiño para el director de cine español,  una especie de reto o apuesta:  ‘relato gótico de tierra caliente’.

Es la historia de una hacienda  detenida en el tiempo, al igual que sus residentes: Don Graci, el dueño; un Fraile misterioso; Camilo, un piloto de una  avioneta destruida por un rayo; Cristóbal, el mayordomo; Paul, el vigilante; la Machiche, una mujer  madura que tiene relaciones con la mayoría de los hombres de la Mansión; y Ángela, una modelo que llega por casualidad a la casa, desplaza a la Machiche de toda la atención que recibe, “como un ángel exterminador”, diría el curador de arte Miguel González,  lo que al final desata una tragedia.  Los siete en una finca en la que ninguno de los que  entra, puede salir; la mansión como símbolo de la mente humana y de la división de clases  en la sociedad, desde el poderoso hasta el más humilde.  

Mutis publicó el relato en 1973 y se lo entregó a Buñuel para que hiciera la película. El director de cine Luis Ospina asegura que Buñuel alcanzó incluso a organizar varios castings. Sin embargo, por diferentes circunstancias,  el filme  nunca se realizó.

Diez  años después,  en los años 80, en todo caso, el escritor colombiano radicado en París Julio Olaciregui, junto a Philip Priestley, hicieron una adaptación del relato de Mutis. El guión ganó un premio de la Compañía de Fomento Cinematográfico, Focine, en ese entonces gerenciada por la actual embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas, María Emma Mejía, quien de inmediato pensó en un director que admiraba a Buñuel para que hiciera la película: Carlos Mayolo. Y  su ‘combo’ del grupo de Cali, por supuesto: Sandro Romero, Luis Ospina, Karen Lamassone, Eduardo  Carvajal,  entre otros.  

‘La mansión de Araucaima’ fue estrenada, por fin, en 1986. Treinta años después, en el Festival de Cine de Cartagena que se inicia el próximo 2 de marzo, será homenajeada. El tiempo, al parecer, se encargó de convertirla en una película de culto.

[[nid:512314;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/02/araucaima-2.jpg;full;{Foto: Especial para El País}]]

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El curador de arte Miguel González tenía a Mayolo al teléfono  y no podía creer lo que  estaba escuchando:

- Tenemos que  empezar a rodar la película  en diez días.

- ¿Cómo se te ocurre? ¿Sin preproducción? Imposible, le respondió Miguel.

- Pues la tenemos que hacer, o me suicido. Acaban de aprobar el presupuesto.

‘La Mansión de Araucaima’ se financió con recursos de Focine, y cuando se trabaja con el Gobierno hay que cumplir los tiempos a como dé lugar. Es eso o que los recursos se destinen a otro proyecto.  Miguel, quien ya había trabajado como director de arte en películas como ‘Carne de tu carne’, tenía como tarea trastear todo lo que se requería hasta una finca deshabitada de Santander de Quilichao, donde se rodaría La Mansión. La hacienda San Julián.

- La casa no tenía un solo asiento. Así que teníamos que llevar todo desde Cali, sin olvidar el más mínimo detalle. Si se nos quedaba un florero cuando estábamos grabando en la noche nos jodíamos, porque nadie se iba a devolver a conseguirlo.

Miguel llevó  hasta las aves que aparecen en la película, que consiguió prestadas con el Zoológico de Cali. Pero dotar una finca en una semana, y además pintarla, no fue el único problema.

La actriz principal sería una brasilera que, sin embargo, no viajó al país para hacer el papel. Unos dicen que se enfermó; otros, que su marido le habría prohibido grabar después de que se enterase de los desnudos.

Mayolo tenía en mente una actriz sensual, joven, de cabellera larga, para el papel protagónico, el de La Machiche. Cuando se descartó a la actriz brasilera, alguien le habló de Vicky Hernández. Pese a tener unos kilos de más, el cabello corto, tenía toda la fuerza actoral para desarrollar el personaje. Al principio, reconoce Miguel González, dudaron. Pero cuando se grabó la primera escena, Vicky  bañándose desnuda con el dueño de la Mansión, Don Graci, protagonizado por José Lewgoy, todos en la hacienda aplaudieron.

- Fue una escena increíble. Vicky se transformó en una Venus de Rodin, una mujer completamente sensual, muy distinta a la que veíamos cuando no se estaba grabando. 

Los desnudos no eran muy comunes en el cine nacional de entonces. Luis Ospina, quien actuó en ‘La Mansión’ y fue su editor, cree que en ese sentido la película es revolucionaria, aunque nadie se escandalizó por ello. Sandro Romero, el asistente de dirección de Mayolo, lo recuerda muy bien:

- Yo no creo que la gente se haya escandalizado por los desnudos. Era una época donde había escándalos sociales tan grandes en Colombia, que ver desnudas a Adriana Herrán o a Vicky Hernández se convertían en pequeños oasis en medio del infierno. Tal vez recuerdo que, en algún momento del rodaje, en el que nos visitó la Gerente de Focine, ella llegó justo el día en que se filmaba la escena de la cópula entre Mayolo y Vicky. La Gerente se preocupó con lo que vio. Pero nunca se nos dijo que la quitáramos o cosa parecida.

La crítica especializada elogió  la película. Desde R. H. Moreno-Durán hasta Luis Alberto Álvarez escribieron artículos entusiastas, recuerda Sandro. Pero no sedujo al gran público. Por lo menos no como se esperaba.  Aunque  a Mayolo no le preocupaba demasiado la taquilla.

- En ‘La Mansión’   yo fui un Asistente de Dirección un tanto sui generis. En el cine, un Asistente de Dirección es el puente entre el realizador y la producción. Es el fusible del que está llevando el barco a feliz puerto. En el caso de Mayolo, el Asistente de Dirección en realidad tenía que cumplir funciones creativas. Mayolo necesitaba hablar con alguien todo el tiempo, porque todo el tiempo quería inventarse cosas nuevas. Mi función, junto a la script Elsa Vásquez, era bajarlo a tierra y recordarle cada día la película que estábamos filmando. Porque la capacidad creativa de Mayolo era infinita, como puede verse en el documental ‘Todo comenzó por el fin’, de Luis Ospina, donde se revelan los materiales secretos grabados por Eduardo Carvajal durante el rodaje, en el que se ve funcionando la maquinaria secreta de ‘La mansión de Araucaíma’, una  época en la que Mayolo no pensaba mucho en los resultados de la taquilla. Él estaba preocupado por la creación, cuenta Sandro.

Luis Ospina agrega que,  pese a los pocos espectadores que vieron la película, se debe tener en cuenta que los canales de la distribución de la época eran muy distintos a los de hoy. No habían multiplex, y el cine nacional era aún incipiente. Si actualmente se hacen 30 películas al año, en la época más prolífica de Focine se hicieron 13.

El actor Alejandro Buenaventura, quien hizo el papel del Fraile, dice además que el poco público de ‘La Mansión’ se debe también a un problema del país: nos cuesta reconocer nuestros buenos productos.

-  Los malos funcionan comercialmente, pero los buenos, a excepción de ‘La estrategia del Caracol’, no. Como la mayoría de las películas colombianas, ‘La Mansión de Araucaima’ circuló más en sectores de intelectuales, un público con más conocimiento del  arte.

Y en los años 80, dice Sandro, lo que hoy se conoce como ‘el período Focine’, la época en que se hicieron largometrajes con el apoyo del Fondo Cinematográfico que incentivaba el Estado, había dos tendencias fundamentales: el cine que quería llegar al público y el cine que pretendía que el público llegara a las películas.

- A mi modo de ver, las películas de Mayolo y Ospina (en sus largometrajes, a pesar de ser firmados como obras individuales, había un interés de colaboración mutua) pertenecieron a la segunda tendencia. En ese sentido, los dos largometrajes realizados por Mayolo (‘Carne de tu carne’ y ‘La mansión de Araucaima’) le apostaron a convertirse en un ‘cine de  autor’, en el sentido francés de la expresión. En su momento, fueron películas que se miraron con desconfianza y no tuvieron una aceptación masiva. El tiempo ha pasado y, hoy por hoy, son películas de culto. Inauguraron un lenguaje, una nueva manera de asumir el cine, la puesta en escena y la relación con los espectadores.

La película, también,  fue el ‘Canto del Cisne’ de Caliwood,  el fin de una época. ‘La Mansión’ fue el último gran largometraje que se filmó en el Valle, hasta que en 2004, 18  años después, se estrenó ‘El Rey’.

- ‘La Mansión’ fue un largometraje que  ayudó a abrir el camino del cine nacional. Mayolo siempre fue así: un hombre que abrió caminos, dice Alejandro Buenaventura.

El cinéfilo José Urbano, propietario de la Ventana Indiscreta, de los pocos sitios en Cali donde se consigue la película, cree también que ‘La Mansión’ marcó un paso importante en un tiempo en el que hacer cine en Colombia era algo exótico.

- Con este estreno, Mayolo puso al país a la altura de cualquier producción mundial desde el punto de vista estético y narrativo.

Que 30 años después se le haga este homenaje en el Festival de Cine de Cartagena no debería resultar extraño, entonces. La película sigue vigente. Y Mayolo  terminó siendo lo que se sospechaba: un ícono.

- El cine de Mayolo - habla Sandro Romero -  tiene distintos momentos y sus películas tienen importancias diversas. Te resumo: ‘Oiga vea’ es el primer documental contestatario de nuestro cine. ‘Agarrando pueblo’, es uno de los falsos documentales emblemáticos más importantes en Latinoamérica y todavía se sigue presentando en distintos festivales del mundo, como un clásico. Toda una hazaña, teniendo en cuenta la efímera vida de una película en nuestros días. Las dos fueron codirigidas con Luis Ospina. ‘Carne de tu carne’ es uno de los mejores argumentales de largometraje realizados en Colombia en los 80. Es la época en la que Mayolo empieza a hablar del “gótico tropical” como un lenguaje que lo identifica. Y ‘La mansión de Araucaima’ es la consolidación de un estilo que Mayolo desarrollaría después en la televisión, en su serie ‘Azúcar’. El hecho de que el Festival de Cine de Cartagena haya escogido una de sus imágenes para su edición de este año, consolida el reconocimiento que ‘La mansión’ tiene para las nuevas generaciones en la historia del cine.   Así que el homenaje en el Festival significa lo evidente: Mayolo se convirtió en nuestro clásico necesario, en un director que no le hizo concesiones a nadie sino que se inventó una manera propia de hacer cine. Nada se parece al cine de Mayolo. Es muy triste que solo haya realizado dos largometrajes. Pero hizo decenas de cortos estupendos y una obra gigante, que transformó la manera de hacer televisión en Colombia. Incluso su silencio, su alcoholismo, su drogadicción y su muerte forman ya parte de su leyenda.  Me atrevería a decir que, como en el caso de Andrés Caicedo, su compañero generacional (con quien codirigió la película ‘Angelita y Miguel Ángel’), sus vidas y sus desapariciones están integradas a sus respectivas gestas creativas.