La actriz, modelo y bailarina colombiana Danna Sultana y el entrenador físico puertorriqueño Esteban Landrau, hicieron historia en la Isla del Encanto, el pasado 4 de agosto, al convertirse en los primeros padres trangénero en obtener el acta de nacimiento de su hijo, Ariel Landrau Pérez, legitimando la transición de género de sus padres.
Ambos padres presentan lo que se conoce como disforia de género, que es cuando una persona se siente muy inconforme y afligida acerca del género con el cual nació, debido a que no coincide con su identidad de género. Danna nació como Jhonatan y transcionó a Danna (solo se operó los senos). Esteban nació como Stephanie y transcionó a Esteban (se operó las glándulas mamarias). Y ambos llevaron a cabo tratamientos hormonales de cambio de sexo.
Danna cuenta que cuando estaba pequeña y se llamaba Jhonatan, la gente preguntaba: “Es divina, ¿niño o niña?”. Y Esteban, por su parte, cuando llevaba por nombre Stephany ganó un campeonato olímpico de pesas, deporte que tuvo que dejar por no ser aceptado como deportista ‘trans’.
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El 16 de julio la pareja tuvo a su hijo Ariel, y quien llevó al bebé en su vientre durante 40 semanas fue Esteban, mientras Danna le prodigaba todo el amor de una madre. Hubieran podido adoptarlo o tener a su hijo a través del alquiler de vientre, congelar los óvulos y el esperma, pero decidieron ser padres ‘trans’ con todo lo que ello implicaba: críticas, rechazos derivados del desconocimiento en el tema, e incomprensión.
Danna puso los espermatozoides y Esteban los ovarios. Para que el sueño de la maternidad-paternidad se hiciera realidad, debieron suspender sus tratamientos con hormonas.
“Temíamos que el tratamiento hormonal nos hubiese impedido ser fértiles”, cuenta Danna, y Esteban complementa: “La testosterona tiene efectos secundarios y puede generar cáncer en los ovarios”. Sin embargo, el embarazo no fue tan complicado como se imaginaban, dice Danna: “Esteban no tuvo mareos, náuseas y esas cosas que dicen que pasan, tanto que ni una estría le quedó en el vientre. Ha sido y es la mejor experiencia de vida. Se siente muy gratificante hoy poder decir que se nos hizo realidad este regalo de Dios”. Esteban, aunque no pudo amamantar, porque se quitó los pechos, dice que: “Aunque tu físico cambie, tu corazón no, el instinto maternal no se pierde”.
Son una pareja única en muchos sentidos, Danna tiene 1,82 metros y Esteban 1,67 metros. Danna es mayor que Esteban cinco años. Pero las diferencias no impidieron que se enamoraran al verse por Instagram. “Ella le dio ‘me gusta’ a una foto mía y yo saltaba de la felicidad cuando vi lo hermosa que era”, de inmediato hicieron clic, tanto virtualmente como cuando viajaron para verse cara a cara en Estados Unidos, donde ambos vivían, aunque en diferentes estados.
Cuenta Danna que cuando se empezaron a conocer, coincidieron en querer conformar una familia a futuro y cumplir el sueño de tener un hijo. “El proceso del embarazo comenzó deteniendo el tratamiento hormonal y esperando tres meses a que nuestro cuerpo creara sus hormonas naturalmente”.
El bebé de Danna Sultana y Esteban Landrau nació en Puerto Rico, de donde él es oriundo.
En cuanto a por qué él fue el embarazado y no ella, dice: “Pudo ser un embarazo subrogado, existen muchas maneras de conformar una familia, nosotros podíamos hacerlo de manera natural y así fue”, explica ella, quien perdió un poco el apetito cuando esperaban a su hijo. El hospital le permitió asistir al parto: “Solo me dejaban acompañarlo si era natural, significó mucho que hicieran la excepción y me permitieran estar en la cesárea, que fue complicada, luego de más de 20 horas en contracciones”.
El mensaje que quieren darle a otras parejas transgénero para que se animen a ser padres es que: “El miedo desaparece cuando conoces a tu hijo”. Confiesan Danna y Esteban que lograr visibilidad e inspirar a otras personas que se esconden debido a su condición ‘trans’, para que salgan a la luz, los llena de ilusión. Danna considera que en Colombia, “la problemática de los trans a pocos les importa, por eso nuestra comunidad es maltratada, yo he sido víctima de discriminación pero cuando lo dije, muchos pensaron que eran pataletas de diva. Seguimos en la búsqueda por la igualdad de derechos, pero últimamente la sociedad ha sentido un poco de empatía, es muy buen comienzo”.
Para Ariel, a quien llamaron con un nombre unisex, “porque no queremos que sea regido por su entrepierna, pues la esencia de una persona va más allá de una genitalidad”, desean “un futuro sin prejuicios en una sociedad que aprenda a vivir con empatía por el prójimo”. Ante críticas en las redes, Esteban dice como Chris Tucker.: “bloqueo, bloqueo”.