Eran cientos de personas las que corrían detrás del carro en el que iba el cantante de música popular Jessi Uribe. Todos iban en busca de un autógrafo, de una foto o de simplemente tocar al artista que por estos días es la nueva estrella de este género musical.

La anterior escena ocurrió hace un par de semanas en Barranquilla, ciudad en la que el intérprete de ‘Dulce pecado’ había estado en un evento con el público. Allí se tomó fotografías con sus fanáticos por más de dos horas. “Aquel día Jessi no pudo volar desde Barranquilla, debió ir hasta Cartagena y viajar al día siguiente”, cuenta Alejandro Marín, agente de prensa de artistas como Luis Alberto Posada y Darío Gómez.

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Situaciones como esta son las que cada ocho días se repiten en las diferentes ciudades del país donde las caras jóvenes de la música popular como Pipe Bueno, Paola Jara, Yeison Jiménez, Dareska, Alzate y Jhon Alex Castaño, entre muchos otros, tienen conciertos y se encargan de reunir, en un solo escenario, a jóvenes y adultos de todos los estratos económicos.

“El reconocimiento que hoy tiene la música popular se debe a que estos nuevos artistas han llevado el género a otro nivel. Sus videos cada vez son mejores y no se limitan a como eran antes, donde solo habían cantinas, mujeres bonitas, caballos y una botellas de whisky. Por lo general hoy son producciones un poco más aspiracionales”, asegura Alejandro Gálvez, quien dirigió en Cali desde el 2010 hasta el 2018 la emisora Radio Uno.

Gálvez afirma que otra de las razones por las que hoy el género popular es interpretado por artistas jóvenes se debea que este es del gusto de las generaciones anteriores y los nuevos artistas han crecido bajo esa influencia. “Si usted entra a revisar los orígenes de cada uno de los nuevos artistas populares va a encontrar que todos tienen orígenes, no solo muy populares, sino también muy campesinos.  Por ejemplo, Yeison Jiménez es un artista nacido en Manzanares, Caldas, una zona campesina y cafetera. Jessi Uribe nació en Santander, pero fue influenciado y criado por su papá, que fue mariachi”.

“La aparición de nuevos artistas se debe a que vieron en la música popular un sonido que los identifica y un género que tiene  alta difusión y grandes posibilidades de lograr fama, popularidad y dinero. La camada de artistas populares que se viene es muy grande”, explica Adolfo Parra, más conocido como ‘El Kanario’, director de la emisora Radio Planeta.

“Cuando digo que tienen altas probabilidades de ganar dinero es porque la popular es una música que genera muchas presentaciones al año, pues siempre hay público que quiere ver a estos artistas. Por este motivo los empresarios que trabajan con este tipo de conciertos van a la fija, porque saben que el lleno está asegurado. No importa si en un año presentan en una misma plaza dos o tres veces el mismo artista”.
El estilo de la música popular en Colombia está conformado por canciones de estructura musical y rítmica sencilla. Este ritmo cuenta con aportes de rancheras, corridos mexicanos, tangos, tonadas, zambas, pasillos argentinos y pasillos y boleros ecuatorianos. Inicialmente eran escuchados por la población campesina en las décadas de los años 1930 y 1940.

“Lo que hoy hacen los nuevos artistas tiene una base, un origen y un reconocimiento en lo que ya han hecho Darío Gómez, Luis Alberto Posada y El Charrito Negro. En su momento ellos conquistaron al público joven de su época”, explica Adolfo Parra.

En la década de 1940 y los años posteriores, dado el gusto por la música popular mexicana, los campesinos colombianos se dieron a la tarea de hacer sus propios corridos y canciones.

Según Julián López, quien ya se perfila como la nueva revelación del género popular gracias a su tema ‘No hay otro igual’, son los nuevos artistas quienes eliminaron el estigma de que este género musical era solo para personas mayores o que únicamente se escuchaba en cantinas.

“En las discotecas la música que prende el ánimo de la gente no es la electrónica, es la popular. La evolución que ha tenido el género al pasar de maestros como Luis Alberto Posada o Darío Gómez a artistas con sangre nueva es buena porque hemos mezclado diferentes instrumentos y logramos nuevos sonidos. Eso sí, sin el trabajo que realizaron los artistas de antes no hubiésemos podido llegar hasta donde hemos llegado. Las nuevas generaciones solo somos un complemento”.

Julián López considera que “la música popular de hoy no solo se escucha en las regiones colombianas, sino en muchas partes del mundo. El género todavía está en pañales. Creo que va a ocurrir lo que pasó con la música popular de República Dominicana, la bachata, un género que hoy en día es mundial”.

Alejandro Gálvez dice que el género popular ya no es una novedad y tampoco una moda. Además, “si usted hoy revisa los eventos musicales más importantes en el país todos incluyen música popular”.

Como si fuera poco, hace unos meses el canal regional Telepacífico lanzó el reality ‘Yo soy popular, con el fin de brindarle un nuevo escenario de proyección a los intérpretes de este género.

“Uno de los jurados del reality es Luisito Muñoz. Él me decía que estaba impactado por la cantidad de personas de otras regiones del país, lejanas al Valle del Cauca, que se han presentado al programa”, dice Alejandro y agrega: “Este, como muchos géneros, es al que hay que darle la oportunidad y creo que apenas está subiendo la cuesta y no ha llegado a la cima”.

Para Jessi Uribe, el éxito que tienen los cantantes de música popular se debe al “trabajo que hace cada músico. Nosotros todo el tiempo estamos haciendo medios: radio, prensa y televisión. Esto sirve para que todo el mundo se contagie de nuestra música y estas actividades no las hacen artistas de vallenato, pues ellos lanzan un disco y no vuelven a buscar más a los medios. Solo visitan los más grandes”.

El intérprete de ‘Matemos las ganas’ le contó a El País que “la clave está en que nosotros vamos a los pueblos y no solo a las ciudades capitales. Tocamos en cualquier barrio y donde nos digan. Si una emisora nos dice que vamos a cantar y a regalar un marrano en un barrio, yo lo hago y me relaciono con las personas, pues a final de cuentas son ellos quienes pagan una boleta por ir a vernos”.

Sobre la participación de las mujeres en este género, el nuevo jurado del reality ‘Yo me llamo’, explicó que “actualmente Francy, Paola Jara y Arelys Henao son muy fuertes en el género y eso lo ayuda mucho porque esta música no solo es de los hombres, sino de todos los sexos. Años atrás en México había grandes rancheros, pero también mujeres como Ana Gabriel y Rocío Jurado que aportaron demasiado”.

“La participación de las mujeres en la música popular se debe a la inclusión que se ha vivido en todos los ámbitos. Hoy nos están abriendo un espacio más amplio en el género porque por medio de nuestras canciones podemos expresar lo que vivimos en una relación o en nuestro diario vivir”, explica Daisy Restrepo, más conocida como Dareska, quien desde los 15 años se dedica a producir música popular.

Y es que este género no es solo uno de los más escuchados en el país, sino que es en el que se mueven las cifras más grandes de la industria, y no precisamente con la venta de discos, sino por las presentaciones.

Un concierto de un artista posicionado puede costar entre 20 y 40 millones de pesos. Cifra que aumenta cuando se multiplica por 20, el número aproximado de presentaciones de una estrella de la música popular al mes.

“Un día puedo cantar en barrios humildes y al otro día puedo estar en la fiesta privada más exclusiva de jóvenes con mucho dinero. Eso sí, ambas presentaciones me emocionan igual”, le contó Alzate a Caracol Televisión, y agregó: “Después de recibir muchos rechazos ya iba a tirar la toalla, pero mi hermano me rogó que grabara la última canción para despedirme. Fue allí cuando grabé ‘Maldita traición’, tema que me resultó llevando a los niveles en los que estoy hoy en día”.

Artistas como Darío Gómez, Luis Alberto Posada y Jessi Uribe tienen sus agendas llenas todo el año para así obtener en un solo show lo que un joven profesional, recién graduado de la universidad, se puede ganar en un año trabajando ocho horas diarias.

Con más de once mil ferias, fiestas y festivales al año en los más de mil municipios que hay en Colombia, primero se acaba el licor, que la música popular.