El próximo 26 de septiembre llega a salas de cine nacionales Demi Moore en su nueva incursión cinematográfica: La Sustancia, dirigida por Coralie Fargeat, que aborda la cultura de la belleza tóxica, por medio de una fábula tan oscura como provocadora.
Este filme, que mezcla el feminismo con el horror corporal, tuvo su debut mundial en la versión 77º del Festival de Cine de Cannes, donde recibió elogios de la crítica y se llevó a casa el premio al Mejor Guion, pero además, marcó el regreso de la actriz después de casi tres décadas, a dicho evento.
La nueva historia, protagonizada por Moore, cuenta con un reparto de lujo que incluye además a Margaret Qualley y Dennis Quaid. La trama gira en torno a un nuevo producto milagroso que promete crear una versión mejorada de uno mismo.
Sin embargo, esta transformación viene con una condición única: compartir el tiempo entre el original y la versión mejorada, alternando una semana cada uno. Un concepto que no solamente desafía las nociones tradicionales de identidad y autoestima, sino que ofrece una crítica mordaz a la obsesión contemporánea por la perfección física.
La dirección de fotografía está a cargo de Benjamin Kracun, con la coedición de Coralie Fargeat, Jerome Eltabet y Valentin Féron. La banda sonora, compuesta por Raffertie, le aporta un ingrediente emotivo importante.
“Es el inicio de un tercer acto en la carrera de Demi, es alentador”, explicó su pareja en la película, el estadounidense Dennis Quaid, en una rueda de prensa, en Cannes.
De acuerdo con la trama de la película, la sustancia a la que alude el título permite a la persona que se la inyecta producir una versión más joven y hermosa de sí misma.
Para Elisabeth Sparkle, una estrella del fitness televisivo despedida a los 50 años (interpretada por Demi Moore, impresionante a medida que envejece artificialmente), la tentación es grande. Así nace su avatar Sue (la estadounidense Margaret Qualley, muy convincente tanto en su forma angelical como demoniaca), mientras que frente a ella tiene a un productor soez, Dennis Quaid. El requisito esencial para no ponerse en peligro mutuo, es que ambas deben compartir su tiempo de manera equitativa en el mundo exterior.
“Era el desafío ideal. Siempre estoy buscando historias que me sacan de mi zona de confort”, aseguró la propia Demi Moore.
Por su parte, luego de realizar su primer filme de horror sobre una violación: ‘Revenge’, Fargeat pone en esta ocasión su mirada en el cuerpo femenino, conflictuado desde joven, ya sea porque no es perfecto o es demasiado grande, y luego porque envejece.
“Nuestro cuerpo nos define, genera desigualdades y violencia, también de nuestra parte. Estamos llevadas casi obligatoriamente a odiarlo de una manera u otra y podemos convertirnos en nuestro primer instrumento de tortura”, explicó a AFP la realizadora Coralie Fargeat, de 48 años. Ella elogia tanto a Demi como a Margaret: “Ambas actrices han sido increíbles, han tomado muchos riesgos al participar en el proyecto”.
La propia Demi asegura sobre su nuevo rol que: “Era el desafío ideal. Siempre estoy buscando historias que me sacan de mi zona de confort”.
“‘La sustancia’ es una película sobre los cuerpos de las mujeres. Es sobre cómo los cuerpos de las mujeres son escudriñados, fantaseados y criticados en el espacio público. Sobre cuánto, como mujeres, nos hacen creer que no tenemos más remedio que ser perfectas / sexy / sonriente / delgada/ joven / hermosa para ser valorada en la sociedad. Y que es imposible para nosotras escapar de esto, no importa cuán educadas, decididas e independientes seamos”, expresa la directora en un comunicado sobre su filme.
“Todo lo que nos rodea, en los anuncios, en las películas, revistas y exhibiciones, muestra versiones fantasiosas de nosotras mismas. La versión de la “mujer ideal” que se supone debe traernos el amor: éxito, felicidad”, opina la cineasta.
Ella asegura que con su película quiere transmitir un mensaje: “Ya es hora de hacer estallar todo esto. Porque ¿cómo es que esto sigue sucediendo en 2024? No conozco una sola mujer que no tenga una relación conflictiva con su cuerpo, que no haya tenido un trastorno alimentario en algún momento de su vida, que no ha odiado violentamente su cuerpo y a sí misma porque no tenía el aspecto que la sociedad le pedía”.
Por su parte, Demi Moore, a sus 61 años, ha admitido lo vulnerable que se siente al tener que desnudarse por completo en algunas escenas de La Sustancia, pero aclara a sus seguidores que consideran este papel como su regreso a la actuación, que no es que se haya ido oficialmente, “aunque entiendo el sentimiento y lo aprecio. No ha habido ningún proyecto o rol últimamente que haya sido dinámico para mí, en el que realmente haya podido sumergirme e hincarle el diente”, explicó la actriz a EW.
Advirtió Demi que antes dudó de seguir: “Me preguntaba si esto era lo que debía seguir haciendo. En los últimos cuatro años he sentido que era una cuestión personal que quería explorar y ver. ¿Era aquí donde debía poner mi energía? Cuando plantas semillas, esperas a ver qué crece”. Dicha crisis empezó muchos años atrás. Tras hacer G.I. Jane y Desmontando a Harry para pasar tiempo con sus hijas cuando eran pequeñas. A su regreso se reenganchó e hizo Los Ángeles de Charlie: Al límite. “Ha cambiado el sentimiento, pero en ese momento, tenía la sensación de que no sabía muy bien dónde encajaba. Trabajé, hice algunas cosas muy buenas de las que estoy orgullosa como Margin Call. Pero estaba cuestionando mi propia habilidad, mi valor, mi sitio”.
2. Escuela de la vida
Demetria Gene Guynes, como es el nombre de pila de Demi Moore, nació el 11 de noviembre de 1962 en Roswell, Nuevo México. Y aunque tuvo una infancia difícil, marcada por la inestabilidad familiar y los abusos, la estrella de la fama comenzó a brillar para ella desde muy joven.
Sus padres, Virgina y Charles, se separaron antes de su nacimiento, y su madre se volvió a casar con Dan Guynes, de quien recibió su apellido, y quien la acogió como si fuera su propia hija. Luego llegaría su hermano Morgan, el pequeño con el que compartiría una vida nómada, pues ante las infidelidades de su padre, Virginia aseguraba que la mejor forma de erradicar el problema, era alejándose de él, por lo que, impulsada por el amor tóxico que la mantenía en vínculo marital, terminaba mudándose frecuentemente con sus dos pequeños hijos y su esposo.
Ese intercambio cultural, que la llevó de Roswell, por California, Los Ángeles, Pensilvania, entre tantos otros estados, fue el aliciente para que Demi aprendiera desde muy pequeña a adaptarse sin mayor contratiempo.
“A mi hermano le costó muchísimo adaptarse, ya que era más introvertido que yo. (...) Yo, en cambio, era más fuerte y no me dejaba amedrentar por nadie. Mi mecanismo de defensa se ponía en marcha siempre que me encontraba en una situación nueva y de inmediato empezaba a comportarme como una detective, ¿cómo funcionan las cosas aquí? ¿Quiénes son mis aliados potenciales? ¿A qué debería tenerle miedo? ¿Quién manda?, y por supuesto la gran pregunta: ¿Cómo puedo adaptarme? Me estrujaba el cerebro para descifrar el código, y cuando por fin averiguaba lo que tenía que hacer, practicaba hasta volverme una experta. Todas esas habilidades me vinieron como anillo al dedo años después”, contó en el libro de sus memorias ‘Demi Moore. Inside Out’, publicado en 2019.
No obstante, para aquel momento solo había tenido que enfrentar la desidia de un nuevo colegio, pero luego tendría que lidiar con el alcoholismo de sus padres, el intento de suicidio de su madre, y el sinsabor de que su propia progenitora la vendiera por 500 dólares cuando tan solo tenía 15 años.
Un año más tarde, a sus 16, dejó la escuela y se mudó a Los Ángeles junto a su novio, para seguir una carrera en el modelaje y la actuación. Su debut en la televisión se dio con un papel en la telenovela ‘General Hospital’ en 1982.
Aunque su gran oportunidad llegó con la película ‘St. Elmo’s Fire’ en 1985, que la convirtió en parte del grupo de actores jóvenes conocido como el ‘Brat Pack’, (Pandilla de Mocosos).
No obstante, en 1990 llegó a la producción que la dejaría fijada en la memoria colectiva de varias generaciones: ‘Ghost’ (La Sombra del Amor) junto a Patrick Swayze, la cinta en la que encarna a una escultora de cerámica y quien pierde a su amado tras un robo, filme que le dio el reconocimiento internacional.
Así, a lo largo de los años 90, Moore protagonizó varias películas exitosas, incluyendo ‘A Few Good Men’ (Cuestión de Honor, 1992), ‘Indecent Proposal’ (Propuesta Indecente, 1993) y ‘Disclosure’ (Acoso Sexual, 1994). No obstante, no fue sino hasta 1996, cuando se convirtió en la actriz mejor pagada de todo Hollywood por su papel en ‘Striptease’. Eran los dorados años 90 y el sexo vendía más que nunca.
La primera escena de desnudo, según Vanity Fair, fue rodada con 200 extras que no recibieron ningún sueldo porque “el premio era ver a Demi Moore desnuda”.
Sin embargo, luego de estrenarse el filme donde Demi enseñaba su figura sin ningún pudor, y donde sus senos fueron los protagonistas, la película fue catalogada como una “comedia sexual”, siendo así uno de los fracasos del cine más castigados.
Ese pequeño error, le costó irse apartando, de a poco, de la pantalla. Aunque, antes de ello, en 1997 protagonizó G.I Jane, donde interpretó a la teniente O’Neill, considerado el paradigma de un feminismo malentendido de las mujeres que se equiparaban a hombres.
Luego, en 2003, haría una nueva aparición con su papel de Charlie, en ‘Los ángeles de Charlie: A toda velocidad’, que muchos amaron.
3. La fuerza del amor
Demi Moore ha desnudado ya sus propias cicatrices en su biografía ‘Demi Moore. Inside Out’, donde cuenta que tuvo que sobrevivir a una dura infancia de abusos; que conoció a un príncipe azul, con quien se mostró tal cual era, pero la engañó; que utilizó la comida y la droga sintética como arma para librar una guerra contra ella misma. Y que ser madre no fue su papel más sencillo.
“El amor que recibí de niña fue perverso, y por eso acabé relacionando amor con sufrimiento. Si no sentía dolor o esa inquietud constante cada vez que estaba con alguien, ¿cómo iba a saber que aquello era amor?”, dijo Demi sobre el amor de sus padres.
Tras esa ruptura, años más tarde se casó con el actor Bruce Willis en 1987, con quien tuvo tres hijas: Rumer, Scout y Tallulah. A Willis lo conoció ese mismo año en la premiere de la película ‘Stakeout’, y desde el primer momento, hubo una conexión especial, por lo que pronto comenzaron a salir.
A los cuatro meses de este primer encuentro, se casaron en Las Vegas en una ceremonia íntima. Sin embargo, la pareja se divorció en el 2000. Aunque nunca perdieron contacto.
Cinco años más tarde, en 2005, Moore se casó con el actor Ashton Kutcher, -una mediática relación al ser él 15 años menor que ella-. De este último, se divorció en 2013.
En 2019, publicó su autobiografía ‘Inside Out’, en la que detalla su vida personal y profesional, incluyendo sus problemas de salud, sus matrimonios y su camino hacia la recuperación.
Según Juan Carlos Romero, profesor del Instituto Departamental de Bellas Artes y de la UCEVA en Tuluá, “la bellísima Demi Moore es una de esas estrellas de cine que en sus últimos tiempos ha brillado más por factores extracinematográficos. Esta actriz tuvo sus grandes interpretaciones iniciando el siglo. Su gran película es Ghost, en la que se exploran precisamente sus atributos físicos y su buena interpretación. Pero de allí para acá ha sido más sonada su relación con Willis, Ashton Kutcher, y con sus hijos”.
Sucede con ella que en sus inicios, “su filmografía es fuerte, mientras acumula una gran cantidad de dinero, pero después de eso, cuando el actor no logra consolidar su trayectoria artística, cada vez filma menos o filma cosas más intrascendentes. Eso ha pasado con esta estrella que en algún momento brilló. No conozco aún su película más reciente”, concluye el crítico.
Sobre la situación de su exesposo, Bruce Willis, de quien lleva más de 24 años divorciada y quien se retiró de la actuación en el año 2022, tras su diagnóstico de afasia y menos de un año después, de demencia frontotemporal, ella se mostró desconsolada, tanto que aseguró que quería pasar el resto de su vida a su lado. Lo visita al menos una vez a la semana, pues dice que nunca lo abandonará ni defraudará. Este ya no la reconoce. Hace 35 años comenzó la historia de amor entre Demi y Bruce, y sus tres hijas: Rumer, Scout y Tallulah, los mantienen unidos con un amor más fraternal.