El incremento en la ingesta de alimentos y la disminución en la actividad física, son las dos principales razones que llevan al aumento en la prevalencia de la obesidad; sin embargo, algunos expertos consideran que hay otros factores involucrados, entre ellos, el sueño.
“El sueño ayuda a regular las hormonas, controlar los niveles de estrés y mejorar el metabolismo. Dormir poco puede afectar nuestra salud, podemos experimentar pérdida de memoria, problemas de concentración, fatiga mental. Cuando queremos cuidar nuestro peso, es necesario mantener una óptima calidad de vida, pues la obesidad es un factor de riesgo para más de 200 condiciones crónicas como la hipertensión, la apnea del sueño y la diabetes tipo 2.”, comenta Sandra Núñez, vocera de La Verdad de su Peso.
La pérdida parcial y crónica del sueño puede aumentar el riesgo de obesidad y de peso, debido a alteraciones metabólicas y endocrinológicas, que incluyen la disminución de la tolerancia a la glucosa, sensibilidad a la insulina, aumento en los niveles de grelina (una de las hormonas asociadas a la regulación de la alimentación), disminución de los niveles de leptina y aumento del hambre y apetito.
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¿Cuáles son algunos de los trastornos del sueño?
Son un grupo de condiciones que afectan la capacidad de dormir bien de manera regular. Muchas personas tienen al menos un trastorno del sueño y algunas tienen más de uno.
Insomnio: puede dificultar conciliar el sueño, permanecer dormido o dormir lo suficiente.
Apnea del sueño: las personas dejan de respirar durante períodos breves mientras duermen. Puede interrumpir el sueño y provocar somnolencia diurna.
Síndrome de piernas inquietas: este trastorno provoca una sensación incómoda en las piernas y una necesidad imperiosa de moverlas. Puede hacer que sea difícil conciliar el sueño y permanecer dormido.
“No existe un número mágico de horas de sueño, pero si rutinas que nos ayudan a tener un mejor descanso. La privación del sueño puede provocar antojos de alimentos poco saludables, así como un aumento de los niveles de estrés”, agrega Núñez. Esto puede hacer que sea más difícil seguir una plan de alimentación saludable y de ejercicios. Dormir lo suficiente puede ayudar a combatir estos problemas y facilitar la pérdida de peso.
Los estudios realizados por Leproult y Van Cauter han examinado las asociaciones entre la duración del sueño y el IMC, y han probado la hipótesis de que la corta duración del sueño al inicio predice el aumento de peso o la incidencia de obesidad. El riesgo de obesidad generalmente aumentó para duraciones de sueño de menos de 6 horas.
Higiene del sueño
1. Crear un ambiente tranquilo y relajante en el dormitorio. Esto significa mantener la habitación oscura, fresca y libre de ruidos y otras distracciones.
2. Establecer un horario de sueño regular y respetarlo tanto como sea posible. Esto significa acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
3. Evitar la cafeína, el alcohol y la nicotina por la noche, ya que estas sustancias pueden interferir con el sueño.
Si el objetivo es perder peso, recuerde que, además de una alimentación balanceada y el ejercicio físico, se debe controlar las horas de sueño y prestar atención a la salud mental, ya que dormir poco perjudicará cualquier plan y dormir mucho puede tener un impacto positivo en los resultados.