Cali acaba de recibir, con motivo de la celebración de sus 486 años, uno de los regalos que más esperó durante la última década: el reconocimiento de la salsa caleña como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

La noticia fue oficializada por el Consejo Nacional de Patrimonio, entidad que el pasado 14 de julio aprobó un Plan Especial de Salvaguardia que se construyó en Cali con el fin de preservar todas las expresiones que giran en torno a la Salsa.

Es un hecho de enorme trascendencia para la ciudad, pues ahora la salsa caleña entrará a hacer parte de la exclusiva Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

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En esa lista ya aparecen el Carnaval de Barranquilla, las procesiones de Semana Santa de Popayán, el Vallenato, la música de marimba del Pacífico sur y el Carnaval de Blancos y Negros, entre otros.
Hasta ahora, la única expresión cultural caleña que había logrado entrar en ese grupo era la tradición de las Macetas de Alfeñique.

Pero, ¿qué significado tiene ese reconocimiento para la ciudad y cuáles serán sus efectos? El País buscó al equipo de técnicos de la Secretaría de Cultura que estuvo detrás de este logro, liderado por el arquitecto Diego Echeverri Buchelli, para dar respuesta a ese y otros interrogantes.

¿Exactamente qué fue lo que se reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación?
El reconocimiento recae sobre una manifestación cultural denominada ‘Complejo musical–dancístico de la Salsa Caleña’. Esta se define como “un entramado de prácticas, saberes, destrezas, técnicas, objetos, vínculos de relación y espacios de interacción social y comunitaria que representa y recoge el diario vivir de los amantes de la salsa en la ciudad de Cali”.

En resumen, son cuatro grandes cosas las que Cali deberá preservar de ahora en adelante como patrimonio: las prácticas asociadas al baile de exhibición y competencia de la salsa; las de la creación y ejecución musical; las del coleccionismo de música grabada y la melomanía, y las relacionadas con los oficios artesanales derivados de las tres anteriores.

¿Y cómo se trabajará para preservar esas expresiones?
A través de un instrumento llamado Plan Especial de Salvaguardia, PES, en el que quedaron consignadas todas las acciones necesarias para lograrlo.

Este plan tiene una vigencia de cinco años (va hasta el 2027), luego de los cuales el Consejo Nacional de Patrimonio evaluará si se cumplió su propósito. En caso de que no sea así, la salsa caleña podría salir de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.

¿Cómo se hizo el PES y cuál es su importancia?
La importancia del PES radica en dos cosas: la primera, que fue construido con un amplio aporte de los actores de la salsa caleña. Músicos, bailarines, melómanos, coleccionistas, académicos, artistas gráficos, locutores, periodistas, escritores y artesanos del vestuario, el calzado y la construcción de instrumentos, entre otros, participaron de su discusión.

La segunda, que al ser un instrumento de política pública nacional, fija una ruta estratégica de largo plazo para la salsa caleña. Esto significa que la gestión de la Salsa en Cali ya no estará sujeta a los vaivenes de la administración pública. De hecho, el alcalde que se elija en el 2023 deberá incorporar el PES en su Plan de Desarrollo y crear las condiciones para ejecutarlo.

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¿Y qué acciones de salvaguardia contempla el PES?
El Plan fue concebido para proteger a la salsa caleña de todos los factores de riesgo que hoy la amenazan, especialmente los que se derivaron de la pandemia de Covid 19. Esta, cabe recordar, impactó de forma severa no solo a los artistas y gestores culturales, sino también a toda la población que gira en torno a la expresión salsera en Cali.

El Plan contempla siete grandes líneas de trabajo, con acciones puntuales que se deben ejecutar en los próximos cinco años.

Algunas de ellas son: la creación de semilleros artísticos para niños en baile y música; la puesta en marcha de una red académica y de investigadores de la salsa caleña; la articulación de una red de maestros artesanos de vestuarios, calzado, tocados, peinados y accesorios; la creación del Observatorio de Patrimonio Cultural de la Salsa Caleña; apoyo para gestionar mecanismos de protección social de los artistas; fortalecimiento de la curaduría de todos los eventos en los que circula la salsa y una estrategia para el disfrute y la divulgación de la salsa caleña en espacios públicos.

¿Que la salsa caleña sea patrimonio representa algún beneficio económico para los músicos, bailarines, artesanos y demás actores?
No, el PES no se ocupa de los aspectos económicos del sector. Sin embargo, si se ejecuta cabalmente, sí es posible proyectar un mejoramiento de las condiciones económicas de los actores de la salsa. Esto se daría porque, al fortalecer todos los procesos culturales, habría una mayor cualificación de todos los productos artísticos salseros que hoy existen en Cali.

Por otro lado, el PES permitirá canalizar y gestionar con mayor eficiencia muchos recursos públicos que hoy se destinan a la salsa, pero que se ejecutan de forma dispersa, sin un propósito claro. Esto también ayudará a mejorar la situación del sector.

¿Qué viene para la salsa caleña después de la aprobación del PES?
Lo primero que se pondrá en marcha es una estrategia fuerte de pedagogía. Su principal objetivo es que los caleños entiendan y asuman que la conservación de la salsa caleña como patrimonio no depende solo del Estado, sino que requiere la participación de todos los sectores de la ciudadanía.

Este es un factor clave que explica, por ejemplo, por qué el Carnaval de Barranquilla es una expresión cultural sólida, sostenible, con cada vez más proyección internacional y con capacidad de generar sustento económico para miles de portadores.

Esa estrategia se ejecutará en lo que resta del 2022 y en el 2023 comenzará en firme la ejecución de las siete líneas de acción contempladas en el PES.