“¿Qué le pasa a Lupita? No sé. ¿Qué le pasa a Lupita? No sé. ¿Qué le pasa a esa niña? No sé. ¿Qué es lo que quiere? Bailar ¿Por qué ella no baila? Su papá. ¿Qué dice su ‘papa’? Que no ¿Qué dice su ‘mama’? Que sí ¿Que baile Lupita? Sí, sí. ¿Qué baila Lupita? Sí, sí. ¡Mambo, mambo, mambo, mambo! ¡Sí, sí, sí, sí! ¡Uh!”.
Los zapatos anaranjados, talla 39, de Harold Mera, se mueven raudos y hábiles en el piso, al ritmo de Lupita Mambo, tema de Pérez Prado, mientras ensaya durante tres horas, como lo hace desde hace cuatro meses para su competencia más importante.
Este bailarín profesional caleño mide 1,75 metros de altura, tiene 23 años y se inició en la danza a los 7. Pero antes de quedarse para siempre en este arte practicó patinaje, fútbol, waterpolo, natación, “lo que mejor se me dio fue el baile”, dice y, cómo no, si su hermana, sus abuelos y toda su familia fueron bailadores en su época. “Me fue gustando bailar y le agarré un sentido de pertenencia muy grande, un cariño”.
Paso 1: Los pies se enamoran del baile y el baile de los pies
Y el baile lo ama a él. De ahí que tenga en su habitación un montón de premios, como campeón de Salsa Star Estilo Caleño en 2018, campeón de Salsa Summit en Miami en el 2014, y por haber participado, o como él dice, “gozado”, cinco versiones del Salsódromo, en la Feria de Cali.
Este año clasificó con la Academia de Baile Senfol en el Festival Mundial de Salsa de Cali, que inicia hoy, en el Coliseo El Pueblo. Clasificaron de cuartos a la final en una categoría nueva, Estilo Caleño Grupo Profesional, “en el nombre de Dios”, y ahora su gran reto es “llevar el nombre de mi escuela a la cima, porque venimos de pandemia, de un cese de competencia muy largo”.
Paso 2: ‘El Todero de la Salsa’
En el circuito salsero lo llaman ‘El Todero de la Salsa’, un apelativo que se ha ganado por su versatilidad. No solo hace parte del equipo directivo y administrativo de la Academia de Baile Senfol, además crea coreografías, diseña y confecciona vestuarios, accesorios y demás; dicta clases personalizadas para niños, mayores y jóvenes; hace aerorrumba y además, es bailarín de danza folclórica, y un amante del arte y la cultura que tiene como misión difundirla entre niños y jóvenes.
Actualmente, vive con su madre y con su novia, Isabella González Delgado, con quien lleva cinco años de relación. Se conocieron en Senfol, su escuela, cuando ella tenía 15 y él 18, aunque, aclara, no son pareja de baile. En la final del Mundial bailará con su Escuela ‘Qué le pasa a Lupita’, de Pérez Prado y Tinguilanga, de Paul Ortiz y La Orquesta Son.
Los pies de Harold han sido suficientemente entrenados para la pista —aunque para un bailarín como él nunca es suficiente—. Primero estuvo en la escuela Salsa Caché, con el maestro Jean Carlos Yanguas. Fue mientras asistía a clases de baile en la junta de acción comunal del barrio El Paraíso, de Cali, de la que su abuelo era presidente, que lo vieron bailar y lo invitaron a tomar clases, cuando tenía apenas 7 años.
De allí pasó a Street Salsa, de Jerson y Emilse, dos veces campeones del Mundial de Salsa. “Luego estuve en Combinación Rumbera y con ellos salí muchas veces del país, y afiancé el estilo de baile caleño. Después inicié en mi escuela actual, Senfol, Sentir Folclórico, donde terminé de formarme y ahora, junto a ellos, soy bailarín élite, en 2019 fuimos campeones del Festival Mundial de Salsa, en estilo Cabaret Profesional. Somos un grupo grande, que lleva 25 años de fundado, yo estoy hace seis años en Senfol, que es como mi familia”, cuenta.
Ha tenido, dice, los mejores maestros: Jean Carlos Yanguas, Jerson y Emilse, Jhon Freddy Leudo, y quienes lo pulieron y le enseñaron a gerenciar el arte: Carlos Andrés Sevillano y Fabio Palacios Lucumí.
Harold define su estilo de baile como “de antaño. Me gusta mucho el estilo de baile de salsa caleño, todo lo que tiene que ver con la sabrosura de nuestra ciudad, el tiempo, la chicanería, los pasos, la forma de bailar y de gozarse el baile”.
Paso 3: “Los nervios son muy fuertes, los dolores aumentan”
“Cuando salgo a un escenario de baile, siento muchos nervios, adrenalina antes, y después, ganas de orinar. Los nervios son muy fuertes, los dolores aumentan, ya las rodillas no funcionan como antes, aunque tengo 23 años, me duelen muchísimo; siempre está presente el susto de que estas me vayan a fallar y no pueda darlo todo en el escenario”.
“Antes de salir a bailar me vuelvo ansioso —prosigue—, no hablo con nadie, ni siquiera con mi novia, antes de entrar a la pista, le digo: ‘amor, nos vemos a la salida del escenario’ y empiezo a recordar los pasos, a darme la energía que necesito, la ayuda psicológica; la gente solo ve tres minutos, pero en realidad son muchos años de trabajo. Esos tres minutos son muy difíciles porque el estado físico ya no es el mismo, pero uno quiere meterle y meterle más”.
Paso 4: Inspiración de pies a cabeza
“Más que inspirarme, se trata de estudiar. Para cada canción nos imaginamos, en equipo, un vestuario diferente, debe tener diferentes características, diversos matices y colores, y el de la mujer tiene que ser diferente al del hombre. Por lo menos para el estilo caleño, a los hombres nos gusta usar corbata, corbatín, chaleco, pantalón, zapatos serios, y a las mujeres muchos flecos, para que se note el movimiento, crear esos vestidos, hechos con tantos sueños de todos, es inexplicable”.
Paso 5: De Cali para el mundo
Para él, “este Mundial de Salsa de Cali destaca ante el mundo la diversidad que tenemos en nuestra ciudad y en Colombia. Quienes participamos queremos salvar y difundir el estilo de salsa caleña, dándole un marketing muy grande a nivel internacional”.
Que este año lleguen a Cali invitados de Irlanda y de Japón, evidencia, según Harold, “nos demuestra que las escuelas y los bailarines caleños vamos encaminados a un liderazgo artístico que nos llevará a la cima, estamos creando un estilo que muchos no pueden disfrutar y para aprenderlo, tienen que venir de todas partes del mundo a nuestra ciudad”.