Con solo observarlos en imágenes que sus dueños le proporcionan, con la esperanza de inmortalizar a sus mascotas, de la mano derecha de José Fernando Camacho, que sostiene un lápiz de color, van cobrando vida sobre el papel Yorkshires, Cooker Spanish, French Poodles, Pastor Collies miniatura, Labradores, Esfinges, criollos, perros y gatos de todas las razas y colores, que más parecen fotografías que retratos.
Ni su mano izquierda descansa cuando dibuja, con esta sostiene su celular con el que va grabando los videos, mientras colorea, para poner los reels en Instagram.
Este caleño, radicado en Miami, conocido por cientos de seguidores como @fero_pet_portraits utiliza la técnica de los lápices de colores, un arte poco difundido en Colombia, y muy conocido en Inglaterra, que él aprendió a dominar a la perfección.
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Sus obras de arte ya tienen un séquito de fans, más de 780 y son apetecidas por figuras públicas como la artista Tatiana Mosquera (@pisosbytatz), quien personaliza tenis pintados a mano por ella, y la instagramer foodle, Giselle Chusan, conocida como @explorewithgg.
A ‘Fero’, su nombre artístico, le han fascinado desde niño los lápices de colores —y aún hoy—, lo alucinan al punto de coleccionarlos y cuidarlos, como si se tratara de finas joyas.
Y es que lo son. Cada unidad cuesta hasta 6 dólares, son hechos de madera fina, como el cedro, algunos con base en aceite, otros en cera, depende del papel en el que trabaje: acuarela, grano satinado o pergamino de doble faz, resistentes a la luz. Eso garantiza que las obras duren muchos años sin que los colores pierdan su brillo ni las tonalidades cambien.
Lo más complejo para él es no poder borrar —se puede en papel calco, que no permite crear muchas texturas y no recibe muchas capas de color—. Pero perfeccionista como es, rara vez falla. “Hay que hacer primero bases, luego toma forma”. La técnica del lápiz de color, dice, “implica tener mucha paciencia, uno puede durar hasta 70 horas haciendo una pintura”.
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En la Academia de Dibujo Profesional, donde estudió en Cali, tuvo más contacto con óleos, acuarelas, pasteles y pinturas, al igual que en el diario El País —donde usaba más el computador—, el arte del color le es innato. Radicado en Estados Unidos hace unos años, el Miami Dade College le otorgó el premio al mejor diseño de un logo de Black Male Initiative, campaña con la que se buscaba promover el estudio en los hombres de raza negra, para empoderarlos.
Su comienzo en el arte de inmortalizar mascotas le llegó casualmente. En el año 2021 su sobrina tenía un French Poodle blanco, ya viejito, y al ver Fero en Instagram el dibujo de una mascota buscó a su autora, Camila Correa Castro (@camila_correa_castro), para que pintara a Teo, pero al no tener cómo pagarlo, se retó a hacerlo él. Con los datos que ella le brindó, lo dibujó. Al verlo, su mentora le dijo: ‘¡Abre la página ya!” y a finales de ese año tenía cuenta en Instagram. Afianzó la técnica en la academia de la inglesa Bonny Snowdon.
Su mayor regalo es ver el rostro de gente como un colombiano que recibió el retrato de Mateo, su perro fallecido, como si este recobrara vida en sus trazos.