El documental 'Érase una vez Venezuela, Congo Mirador', de la cineasta Anabel Rodríguez se estrenaría en Colombia y México en abril. En España empezará a ser exhibido en salas de cine a partir de este viernes y en Venezuela, el mes de marzo.
La película busca tender puentes y generar diálogo en una sociedad muy polarizada, según la directora que regresa a su país para mostrarla en espacios públicos. Rodríguez, radicada en Europa desde hace años, participará en las proyecciones de su ópera prima y posteriores foros.
De momento tiene previstas al menos diez exhibiciones de la película, principalmente en sitios públicos de zonas populares en Caracas y otras ciudades. Hasta ahora, la cinta se ha mostrado en apenas algunas salas de la capital.
"La intención detrás es que tendamos puentes entre nosotros (...) que la película sea un disparador, una excusa para sentarse y hablar de temas, con la moderación de asociaciones de vecinos u oenegés de derechos humanos", explicó en una entrevista realizada en Madrid.
Dijo que "es una cosa casi milagrosa" el poder estrenar en estos tiempos de pandemia y considera que el hecho de que en España los cines sigan abiertos con medidas de seguridad, en contraste con otros países europeos, es un "acto de resistencia total" de la industria.
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Y en eso, cree la cineasta de 43 años originaria de Caracas, puede ayudar su documental, que cuenta la lucha por la supervivencia en Congo Mirador, un paupérrimo poblado de casas construidas sobre pilotes en las aguas del petrolero lago de Maracaibo, en el estado de Zulia.
Grabada durante varios años, la cinta se zambulle en la polarización política, a través de dos personajes protagónicos: Tamara Villasmil, representante del chavismo en Congo Mirador, y Natalie Sánchez, maestra de escuela y opositora a la que el poder presiona para que se marche.
"Miedo"
El cariz político del documental hace que la cineasta, que ya ha recibido críticas de sectores chavistas en redes sociales, sienta "miedo" de volver a Venezuela, y no solo por ella sino por su familia, que reside allá.
Pero afirma que "si vamos a darle, hay que darle completo", explicando que le parece importante provocar un diálogo en un país hundido en una grave crisis, que tiene consecuencias reales: "al menos siete" de las personas que salen en el documental murieron posteriormente por falta de alimentos o medicinas.
"Donde nos dejen, vamos a mostrarlo", asevera, señalando que "existe miedo entre alcaldes de oposición a mostrar la película en plazas populares".
Una de las proyecciones que espera con más ansia es la que hará en el Teatro Baralt de Maracaibo, en Zulia, donde asistirán varios de los protagonistas de su documental, quienes o no lo han visto o solo lo han podido seguir en streaming.
El filme, que mediante un crowfunding promocionó su candidatura a los Óscar pero al final no fue preseleccionado, ha sido mostrado en numerosos festivales en todo el mundo.
Y su temática de la polarización social ha resonado allí donde se ha visto, en países como Estados Unidos o China, porque "estamos en unos tiempos en que ese es un fenómeno que nos atraviesa como humanidad", explica Rodríguez.
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