Silvestre Dangond es en la actualidad uno de los cantantes colombianos más reconocidos en el país y otras partes del mundo. Con su manera de experimentar en el género vallenato se ha ganado el reconocimiento y el amor de miles de fanáticos, que siempre están esperando que lance un nuevo tema.
Sin embargo, la vida del artista no siempre ha sido color rosa. El músico ha pasado por momentos de mucho sufrimiento, de los que no había querido hablar, hasta ahora.
Silvestre se sinceró en una conversación con Dímelo King. Allí afirmó que, aunque muchas personas a su alrededor, e incluso sus fanáticos, sabían de su adicción al alcohol, pues era un secreto a viva voz, él no terminaba de caer en cuenta de su situación.
Dangond solo se dio cuenta de que tenía una adicción cuando se mudó a Estados Unidos con su familia. El cantante no tomó la decisión de irse precisamente por lo que estaba pasando con el alcohol, pero sí fue el comienzo de su rehabilitación.
“Yo comienzo a tener problemas de seguridad en Colombia con la finca, me hicieron un par de llamadas y yo no puedo vivir en zozobra porque soy paranoico. Con esas llamadas pensé en mis ‘pelaitos’ y a imaginarme lo que no era, porque, al final, cuando uno es bueno, cuando no anda en cosas malas, ni tiene maldad en el corazón, todo le da miedo, así que dije, ‘me tengo que ir de acá porque no puedo salir un fin de semana y dejar a mi familia encerrada sola’, así que me fui”, comenzó diciendo.
De acuerdo con Dangond, estando en Estados Unidos continuó con su vida de desorden, sin darse cuenta de que su esposa e hijos se estaban viendo emocionalmente afectados, ya que nunca veían a su marido y padre.
“Mi desorden fue arrancando, no me había concientizado dónde estaba viviendo y dónde dejaba a mi familia. Yo llegaba aquí y quería seguir mi vida igual a como era cuando estaba viviendo en Colombia, me quedaba, si tenía concierto, viernes, sábado y domingo, y me quedaba lunes y martes para pasar el guayabo, y mi esposa y mis hijos, allá solos (en Miami). Fueron meses de mucha tristeza, mi esposa decía: ‘qué martirio habernos venido para acá, has abandonado más a tu familia, ahora los fines de semana te quedas en Colombia’. Yo no asimilé el cambio”, afirmó.
La pareja del cantante, cansada de lo que estaba pasando, se sentó a hablar con él y le aconsejó que fuera a rehabilitación. Y aunque en un comienzo Silvestre le dijo que sí, más tarde le confesó que lo iba a hacer solo.
“Mi esposa me dice: ‘¡Vámonos para un centro (de rehabilitación)’, y yo le digo, ‘Sí, me voy (fue un enero), acepto que estoy mal’. Cuando me levanté un día y le dije, ‘¿sabes qué? Yo no voy para ningún centro, voy a hacer esta vaina yo’, y así fue”.
El proceso no fue fácil, ya que Silvestre pasó varias veces por el famoso síndrome de abstinencia. Sin embargo, ni siquiera esto lo hizo recaer.
“Me acuerdo que me fui a tocar a Ocaña y eso daba vueltas en la cama, vomitaba, sudaba y ahí comencé: ‘No tomo, no tomo, no tomo’. El mismo cuerpo me pedía, después dije, ‘no quiero volver a casa’, y me fui para Barranquilla, hablé con el doctor William Sánchez y me dio unos sueros que me ayudaban a metabolizar el cuerpo mucho más rápido para eliminar el alcohol”.
Finalmente, el cantante logró superar esta adicción y decidió volverse un mejor hombre para su familia. “Ahí se comenzó a ver otro Silvestre”, concluyó.