Diego Ramón Jiménez Salazar, El Cigala, de sangre gitana, se vistió de charro y le dio un aire flamenco a grandes boleros y rancheras mexicanas, como Somos Novios, De Qué Manera Te Olvido o Soy Lo Prohibido.
En su álbum ‘Cigala canta a México’ el madrileño interpreta, a su manera, 12 temas que fueron éxitos en las voces de José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, Chavela Vargas, Javier Solís y Agustín Lara.
Hablamos con Cigala, mientras pasa la cuarentena con sus hijos en su casa de Punta Cana (República Dominicana).
¿Cómo se sintió vistiendo su voz de charro?
Muy bien, muy contento de haber podido grabar boleros y rancheras, y haber podido escoger este repertorio que tan buenas satisfacciones me ha dado de verdad, cariño.
Me han dado muchas más ansias de vivir todos estos clásicos de mexicanos que han dejado verdaderas obras de arte, pero yo quería ponerles un toque diferente, porque nunca había coincidido el flamenco con la música ranchera.
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Dice que se le dio fácil cantar boleros y rancheras, porque las escuchaba desde niño en España, ¿a qué intérpretes se refiere?
Mira, por ejemplo: “ que no somos igualeees, dice la geenteee”, lo escuchaba en bulerías, “que tu vida y mi vida se van a perdeeer” (canta Vámonos, de José Alfredo Jiménez), en los tablados, de chico yo los escuchaba en las voces flamencas como bulerías de los grandes, de Dolores de Córdoba, Adela La Chaqueta, de Lola Flores que también le gustaban las rancheras y hacía cosas maravillosas.
Pero jamás pensé que los iba a cantar con los meros meros de la música mexicana. Los he escuchado en voces y en fiestas flamencas, como a Bambino: “Soy ese vicio de tu piel, que ya no puedes desprender. Soy lo prohibido”, y esas cosas se te quedan. Por eso he estado tan cómodo cantando esto.
¿Qué significa México en su carrera y en su vida personal?
Para mí, todo. México me abrió las puertas de Latinoamérica. Yo llegué a su teatro con mi guitarra y me abrieron el espíritu, los brazos, su cariño.
Me gustan sus maneras, el folclor que tienen, su gastronomía, como son ellos, tienen esa picaresca como los gitanos. Me gustan sus vivencias, como se la buscan, al pueblo de México lo quiero muchísimo.
¿Cómo hacen para seleccionar, con Jaime Calabuch ‘Jumitus’, doce temas entre tantos boleros y rancheras metidos en el alma de los latinoamericanos?
¿Sabes cómo? Cantándolos (Risas). Los cantas: “Soy el perfume de tu piel, soy lo prohibiiido”... ¡Ay! Qué bonito suena, lo grabo.
Es decir que tuvo que cantar muchos...
Sí, claro, unos cuantos. O sino los escuchaba y miraba su profundidad, su romanticismo, tenían que ser temas que te llenen de verdad al alma, que te hagan emocionar y yo sentía eso en cada tema, en Perfidia con La Sonora Santanera, como empieza muy flamenco y termina con un chachachá de los años 50’s, es increíble.
En Vámonos, con Los Macorinos, es una obra de arte cerrar el disco así. O con Bésame Mucho, me he sentido como pez en el agua, incluso con temas que no había cantado nunca, muy feliz.
Precisamente se hizo acompañar por grandes agrupaciones de la música, ¿cómo se dio ese intercambio cultural?
Con el Mariachi Vargas me la he gozado en el estudio, lo pasé padrísimo, fue una experiencia única, la emoción de ellos, la emoción mía.
El tocar ellos de esa manera con tanta verdad, tan respetada esa ranchera y ese arreglo de cuerdas tan bonito, me ha producido una gran felicidad que no se puede definir. Con el trío de Chucho Navarro Jr. (nieto del fundador de Los Panchos), y los Gamma 1000, ha sido una experiencia única.
¿Lo cogió la cuarentena grabando el álbum?
Justo antes de cuarentena yo estaba en México grabando y cuando llegué aquí me encontré con el encierro. Empecé a cantar el disco en cuarentena, tardé de diez a doce días grabando la voz, un tema por día.
¿Cómo vive el encierro un gitano, por naturaleza libre y bohemio, además artista que gira por el mundo?
Me siento como atrapado, porque soy un alma libre, me gusta salir a los escenarios a cantar, con mi público, con mi gente, hay momentos en el día que a veces caigo.
Pero también me ha dado mucho tiempo para reflexionar y tener a mi lado lo más bonito del mundo que son mis hijos, con la presencia de Dios todos los días por delante y disfrutar de ellos, ¿Sabes, cariño? Que antes por mis carreras, por mi trabajo, no tenía ese tiempo, siempre estaba viajando, de gira, y con esta cuarentena puedo sacar eso de positivo, estar con la familia, me la paso genial, aprender de ellos, a convivir, que no es fácil.
¿Cuál ha sido la enseñanza de esta pandemia y del aislamiento?
Que no me voy a precipitar, ni a estresar para nada, ni me voy a tomar esto con drama. Todo volverá a la normalidad, hay que llevarlo con humor y darle muchas gracias a Dios bendito porque estamos aquí, ahora. Si le buscamos los tres pies al gato, mal vamos. No voy a forzar la máquina, vamos a dejar que la naturaleza y Dios bendito nos guíen.