Por Sergio Villamizar, Colprensa
Viajar hasta Tumaco, vivirlo, sentirlo, encontrarse con sus manglares con su gente, legado y tradiciones, fueron vitales para la creación del ‘Jardín del paraíso’, una canción con poder sanador que acaba de lanzar Monsieur Periné.
De la mano de Bejuco, artistas de Tumaco que retoman su música tradicional y generan un encuentro sonoro con ritmos contemporáneos, hacen este llamado a la tierra, justo a pocos meses de la realización de la COP16 que tendrá como sede la ciudad de Cali.
Una verdadera creación colectiva, en la que intervinieron Monsieur Periné, Bejuco y WWF, inspirados en el Pacífico colombiano, con el apoyo de Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la Alcaldía de Cali, Bezos Earth Fund, Save The Children y el Instituto Alexander von Humboldt.
Catalina García y Santiago Prieto, integrantes de Monsieur Periné, hablaron de este canto, además de sus próximos proyectos y gira de conciertos por el país.
EL LLAMADO DEL MANGLAR
¿Cómo fue el encuentro musical con el Pacífico para esta canción?
Catalina García: Todo parte de una relación muy especial que tengo con WWF. Además, soy vallecaucana, orgullosamente caleña y vinculada completamente al Pacífico colombiano. Hace un tiempo de la WWF me sugirieron volverme una especie de vocera del Pacífico colombiano, lo que para mí es un honor, siendo una tarea compleja, porque culturalmente para mí el Pacífico colombiano es uno de los lugares más poderosos del planeta.
La idea es poder hablar de lo que sucede con los ecosistemas allí, haciendo viajes para conocer más sobre esa relación que existe entre el oficio, la naturaleza y la música, porque allí se manifiesta de manera contundente. La vida en comunidad se relata a través de la música. Naces en arrullos, la vida se celebra desde su origen hasta su fin a través de la música.
Era un sueño que teníamos de poder hacer esto posible, buscando en varios lugares, y se dio la coincidencia de que este año Cali fue elegida para ser la sede de la COP16, lo que es muy importante porque trae mucho presupuesto para el país en temas de biodiversidad, conservación y educación ambiental, y por otro lado, es la posibilidad de hablar con sinceridad del país y nuestra riqueza.
¿Y eso se refleja en la canción?
Catalina García: Si vamos a seguir diciendo que este país es un jardín, que es un paraíso, entonces debemos ser conscientes de ello como sociedad, y que las conversaciones que se van a dar en este evento sea un espacio para que nosotros como colombianos nos hagamos esa pregunta y lo recordemos.
También sé que por la vida que llevamos, que estamos viajando constantemente, una de las razones por las cuales la gente va a nuestros conciertos en el mundo es porque sienten que les llevamos un pedacito de país, de su tierra, y eso también se debe decir en las canciones, más allá de las canciones de amor y desamor que también hacemos.
Es ese tipo de canciones que te hacen respirar el paisaje, poder llorar y sentirte contenido, y sentir que por más que lleves años lejos de tu tierra, allí perteneces. Creo que esta canción tiene un poco de esa intención.
¿Cómo fue su escritura?
Catalina García: La escribí pensando en el paisaje del Pacífico. Haber nacido en Cali y tener ese vínculo con el río Cauca, el río Pance y otros más, que hacen parte de la cotidianidad del habitante de esta región del país, me hace siempre evocar al río, y no solo en esta canción, ya me ha ocurrido en varias oportunidades, está en ‘Encanto tropical’, por ejemplo.
Pero esta es la narración de esa imagen constante que vemos de una canoa rompiendo la quietud de un río, por su caudal poderoso y que el navegar, vincularnos al agua, siempre nos va permitir sanar y limpiarnos de tantas cargas negativas y recordar lo que somos.
También el poder visibilizar un ecosistema tan frágil e importante para el planeta como es el manglar, siendo Colombia uno de los países con mayor extensión de manglares en el mundo, y que Tumaco es el lugar donde se concentra, por lo que las personas que nacen allí son gente de manglar así no se dediquen a él.
¿Cómo nació la idea de hacerla junto a Bejuco?
Catalina García: La razón de contar con la participación de Bejuco es porque son gente de manglar y traen toda su cultura que honran a través de la música. Fue un honor cantar junto a ellos y también servir de puente para que mucha gente más pueda conocer su música.
Es parte de nuestro proceso como músicos, poder conocer tanta música e increíble y compartir con ellos los procesos de creación. Es un viaje físico y energético.
EL PODER DE LA MÚSICA
¿La gente, los oyentes, realmente son conscientes del poder que puede tener la música?
Santiago Prieto: Nosotros sí. Quizás la música se ha convertido en un contenido más en las personas, como que es algo que pasa y ya, como adorno, como entretenimiento, algo para rellenar un silencio, pero igual la vibración tiene mucho poder, y cuando tiene intención ese poder aumenta mucho más. Cada vez somos más conscientes de la riqueza musical de Colombia y de América Latina en general.
Es lo bonito que tiene la música, ese encuentro con territorios que son muy distintos, pero que la música permite que se unan.
¿Qué significa representar al Pacífico desde la música?
Catalina García: Creo que hay distintas formas de ser voceros. Una es desde la experticia y desde el conocimiento profundo, y otra desde el aprendizaje, que es nuestra postura, siempre querer aprender más de nuestra tierra. En realidad, en esta oportunidad nosotros somos los invitados al Pacífico, a estas músicas de tradiciones tan profundas, siempre acercándonos muy respetuosos y queriendo aprender.
¿Cómo fue el encuentro musical entre la propuesta de Monsieur Periné y el Pacífico?
Santiago García: Fue el encuentro de la montaña con el manglar. En términos musicales es como si se encontrara el bambuco con el currulao, porque fuimos a Tumaco, a sus estudios y nos encerramos a crear a partir de la letra que tenía Catalina. Nos encontramos en el viaje que Bejuco mismo tiene, pues ellos parten de la música de tradición, pero también exploran con otros sonidos contemporáneos como el Afro Beat.
¿Consideran que es una canción espiritual?
Catalina García: A mí me pasa que a veces hago canciones que no escucho. Las hago, me gustó hacerlas, pero no las escucho tanto, en cambio, esta canción la sigo escuchando y me sigue conmoviendo hasta las lágrimas. Hay canciones que tienen un gran poder de sanación, esta es una de ellas.
No siempre pasa eso, porque estas canciones realmente nacen de un lugar tan honesto como necesario. Muchas veces uno escribe sin esa necesidad tan profunda, visceral, y esta canción tiene que ver mucho con mi esencia y por ese amor y respeto que tanto le tengo a la vida.
¿Cómo fue el proceso para hacer el video de la canción?
Catalina García: Lo hicimos con WWF, que por años han documentado tantos lugares como el Pacífico colombiano, por lo que contamos con estas imágenes maravillosas de montaña, Manglar, de mar y de río. Cuando vemos a la naturaleza expresándose, eso conmueve profundamente a todos.
¿Cómo serán sus nuevos conciertos, algunos de ellos en formato Big Band?
Catalina García: Hicimos una muestra pequeña en el Festival Estéreo Picnic, pero no se puede comparar a lo que vamos a presentar ahora. Será muy especial porque por primera vez estamos rediseñando el sonido en vivo, el formato y la puesta en escena para celebrar la vida con música.
¿Vienen más colaboraciones?
Catalina García: Hemos realizado varias colaboraciones este año, muy especiales, como con Cimafunk que es un cubano brutal y con quien hicimos la canción ‘Catalina’ que está muy pegada, con mucho dance hall. También hicimos una canción con Rawayana que está increíble, ‘Hora loca’, que cuando la hicimos, ellos nunca pensaron que se convertiría en la punta de lanza de su disco.
Hace un par de días sacamos una colaboración con el cantautor chileno Gepe, ‘21 de enero’, una canción íntima, acústica, una de esas canciones refugio, salvavidas, que habla de salud mental, y que cada vez son más comunes.
Se vienen más colaboraciones que aún estamos preparando, como una colaboración con Manuel Medrano, con otro par de amigos en México, otro en España, uno más en Uruguay. La verdad la estamos pasando muy bien.