El tema religioso y espiritual siempre ha cosechado un nivel de interés muy alto dentro de los televidentes de History Channel. De hecho, sus grandes especiales de Semana Santa y en Navidad sobre dichos temas suelen ser los momentos de picos máximos de audiencia del año.
De ahí, que el Viernes Santo sea el estreno de un nuevo programa del periodista chileno Jorge Said, ‘El Peregrino’, donde narra de una manera propia este tipo de temas espirituales y religiosos, que a la vez, trascienden las culturas y transforman. En síntesis, una peregrinación.
Es una serie de viajes, con todas las dificultades que esto implica, con grandes desafíos de producción, pero que transforman ‘El Peregrino’ en una serie de 20 capítulos en su primera temporada, llena de verdaderas aventuras.
En la primera parte de esta temporada el viaje será por Ucrania, México, Brasil, Francia, España incluye México, Qatar, Arabia Saudita, Finlandia, Grecia y también África.
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Viaje interior
¿Cómo arrancó El Peregrino?
Partimos en un nuevo viaje que nos va a llevar a destinos complicadísimos, lo que está ocurriendo en Israel, lo que está pasando en Taiwán, lo que está ocurriendo también en partes del Medio Oriente y en África. Hablamos de la sexta extinción de los animales, de las especies. Hablamos de una crisis climática enorme, hablamos también de una crisis moral, ética y espiritual del planeta.
Estamos viviendo tiempos que para algunos son pre-apocalípticos, por lo tanto, también tocamos este tema.
¿Cuál de todas las experiencias le llegó a lo más profundo?
El reencuentro con las tribus etíopes, porque llegamos a lugares muy cercanos a la frontera con Sudán, donde entramos en contacto con tribus que viven “casi de la edad de piedra”, muy rudimentarios, y que me reconocieran y encontrarme con ellos ahí fue quizás una de las mayores emociones.
También entrar en lugares como el monte Athos, con monjes que viven aislados del mundo, muchos en silencio total, que no han hablado en los últimos 20 y 25 años. Ese contacto fue increíble.
Además, el polo Ártico. Queremos estar en los trópicos, en la jungla, pero también en la nieve en lugares muy extremos. Creo que eso es uno de los atractivos que tiene la serie,
Entrar por primera vez a Arabia Saudita fue algo muy emocionante. Entramos a la ciudad de Medina y debimos grabar solo con teléfonos, lo que hizo parte de la emoción.
¿Cómo fue el ángulo que utilizó para incluir a Qatar en la serie?
Fue bastante complicado porque en un principio nosotros no teníamos nada que ver con los eventos deportivos. Lo conversé también con la producción, les comenté: éste va a ser un mundial diferente, se hace en un país extremadamente salafista, el Islam duro por un lado, y también un país que se estaba abriendo, un país que estaba con enormes problemas políticos debido a ver que había tenido problemas con Arabia Saudita y con los Emiratos, un país también que estaba haciendo un mundial, siendo tan chiquitito, en otro calendario.
Había muchos aspectos que hacían esto muy sorpresivo y, por otro lado, yo tenía la intuición de que podría ser interesante para América Latina. Hemos tenido bastante instrucción muchas veces, como fue también en Ucrania, que llegamos antes de la invasión.
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¿Cómo fue la experiencia en Ucrania?
Nosotros no sabíamos realmente si los rusos iban o no a invadir, y también me pasó en Afganistán antes que llegaran, 10 días antes que los talibanes llegarán a Kabul, mientras nos decían que se van a demorar seguramente meses, entonces yo creo que ha habido eso desde la intuición.
*No es fácil entrar y ser aceptado en todos lados. ¿En qué lugares en el mundo han encontrado resistencia?
Para mí ha sido bastante sorprendente. Por ejemplo, cuando me tocó hacer el chiismo en Irak, pensé, aquí van a haber problemas en Karbala y ocurrió que fue una de las peregrinaciones donde más acogida tuve, a tal punto que la gente como extranjero me invitaba a su casa y me regalaban cajas con calcetines para que me fuera cambiando durante el día mientras recorríamos estos 160 kilómetros a pie.
También nos ocurrió en Arabia Saudita, extremadamente amables. Sabíamos que no se podía grabar en la tumba del profeta, entramos con cámaras con teléfonos y no nos dijeron nada.
¿Qué es lo que más le ha conmovido a usted en este proceso?
Etiopía me impresionó muchísimo, que hay que entender que es un país con 600 mil muertos. Un país completamente bloqueado a la prensa, donde no sabemos que han habido muchísimos más muertos que en la guerra de Ucrania con Rusia, que se vive en extrema pobreza, porque no solamente estamos hablando de religión, hablamos de hambruna, estamos hablando de una crisis humanitaria extrema de las cuales el mundo desconoce completamente.
En México también entramos en la cueva del diablo, eso fue terrible, una cueva satánica dónde están las figuras del diablo, así como en Colombia cuando estuvimos en el área de las FARC. Son cosas bastante complicadas.
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¿Cómo hicieron para elegir los lugares a donde se iba a desarrollar la serie?
Para mí de 10 capítulos era una manera de poder desarrollar más historias y al mismo tiempo, hacerlo más realista financieramente en momentos en que toda la televisión y la industria está atravesando una gran crisis. Todos sabemos hoy día que cada vez hay menos corresponsales extranjeros, que cada vez es más difícil viajar, que cada vez los costos de los viajes son más altos. Entonces también es una manera de cubrir más temas.
En la primera temporada nos basábamos mucho en las peregrinaciones, en los grandes rituales, por ejemplo, El Alfadyn en Irak que es una de las peregrinaciones más grandes del mundo, con Mela en India, pero luego con el Covid-19 no había peregrinaciones, entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo resolvemos este tema de que no hay peregrinaciones? Y salimos de allí con el tema de los conflictos, la guerra, los ritos, de repente ir a las culturas chamánicas en América Latina.