Cuando María Helena Vélez, Óscar Gallego y Rodrigo Muñoz, los 'profes' de muchos sevillanos, salen a la tarima principal de la Plaza de la Concordia, en Sevilla (Valle), para anunciar cantando que es Tiempo de Festival o que estén Listos Pa' la Foto, ya muchos están pidiendo el Turimbistumbis, Buenaventura se Quema o El Árbol Amarillo (en alusión a los guayacanes).

Este festival que no es concurso sino un encuentro, nació después de que la agrupación Bandola, insignia hoy del municipio, fracasara en su intento por llevarse el Gran Premio Mono Núñez.

Cuenta Óscar Gallego que participaron en 1983 y quedaron de segundos en la modalidad de conjunto mixto, reincidieron al año siguiente en su intento, pero fue infructuoso. “Llevamos nuestras propias canciones y al jurado no le pareció”, dice Óscar. Fue en ese momento cuando se propusieron montar un evento “para hablar de la composición, de los derechos de autor, para botar corriente”. Y en 1994 nació el Encuentro de las Nuevas Expresiones de la Música Andina Colombiana. Después, en 1996, Óscar y sus amigos del grupo que nació en 1982, armaron una tarima en la 50 con 50. Al comienzo fueron el Quinteto Bandola, junto a Fabio Velásquez, quien luego se retiró. Después fueron cuarteto, El Mono, la Nena, el Negro Óscar y Julián Gil, quien murió en el 2017 en un accidente de tránsito.

Desde los años 80 ya eran una ‘Bandola’, expresión que denota compinchería, “andábamos juntos para arriba y para abajo en la gestión cultural, la pedagogía y la inspiración musical”, recuerda Óscar. Con los años, ya son 40, se les ha unido una nueva generación, como Ana Lucía, hija de la Nena y el Mono, quien no solo está en la batería, sino que se vinculó junto con su esposo en la trompeta, y hasta su hija. También está el hijo de Óscar, de 15 años, en el acordeón.

Al primer Festival Bandola fueron 7 grupos invitados, amigos que conocían de otros festivales, como el dueto Nueva Gente, de Antioquia; Luis Calero, de Palmira; otros músicos de Ibagué; Liliana Salazar, quien ya murió, y Julián Rodríguez, quien no falla a la cita.

Hoy en día los invitados son más de 40, entre grupos y solistas, que ven en este encuentro la oportunidad de disfrutar de la diversidad musical de Colombia. El premio mayor es el aplauso del público que vale más que un trofeo.

Alrededor de la celebración del Festival Bandola se mueve la economía y el turismo del municipio cafetero y mágico del Valle, debido a que trae gran rotación de visitantes a esta tierra que fue muy afectada por la violencia liberal y conservadora. Cuenta Óscar que “muchas familias tradicionales de cafeteros y comerciantes emigraron. Pero con el Festival muchos regresan a visitar su patria chica, cada agosto, a escuchar la música en el viento y a reencontrarse con familiares y amigos. Así, por iniciativa propia y desde el corazón, los habitantes de Sevilla visten ventanas, puertas y balcones con atrapasueños, flores amarillas de papel maché y símbolos del Festival tejidos. Ellos mismos salen a las calles con ponchos y diademas coloridas, para ser testigos del Carnaval de Abrazos donde reina la inclusión”.

Los Bandola también organizan el Sevijazz, en noviembre, encuentro amistoso que tiene como invitados a músicos y académicos. Este evento ya cumple la mayoría de edad, 19 años. El maestro Jaime Henao Jaramillo fue su gestor y es quien hace la curaduría.

El Festival Bandola está en mora de internacionalizarse. “Pretendemos que entre en la categoría de festivales especiales, por parte del Ministerio de Cultura. La gobernación del Valle, la Secretaría de Cultura y la Alcaldía de Sevilla, nos han apoyado mucho”. Hay por lo pronto, un hermanamiento cultural entre las ciudades de Sevilla (España), y Sevilla (Valle).

Este año, Ana Lucia, hija del Mono y la Nena, hizo un dúo con tambor y bajo, con una músico francesa, llamado Jazz Tropicante. También estuvo Marta Toledo, de México. Y en el pasado han existido intercambios con Argentina y Chile.

Agrupaciones cómo Rumbambuqueando, Puerto Candelaria -que enloqueció al público el sábado pasado con su talento-, Toño Barrio, Dueto Nocturnal, Tambor Hembra, se hicieron presentes en esta versión. También, el domingo, en la noche del cierre, estuvo Miller Santanilla, cantante llanero, que participa desde hace 26 años.

Bandola es una cantera musical que está en deuda de ser un patrimonio cultural. Hablo de la agrupación y de su festival. Hablo de la música que le canta a la paz y espanta a la violencia.