Por Isabel Peláez R.
Paloma San Basilio lleva volando por el mundo 50 años, embelesando con su bello canto a millones de almas, que ahora la ven planear su último vuelo por los escenarios con su gira ‘¡Gracias!’, la misma que la traerá de vuelta a Cali, el próximo 15 de noviembre, al Teatro Jorge Isaacs —hora: 7:00 p. m.—
Batiendo sus alas de distintos colores —de sus espectaculares vestidos— y con su voz de soprano, Paloma ha vendido 16 millones de discos; se ha vestido en la piel de numerosos personajes en musicales y obras de teatro, pero además, la ganadora de un Premio Grammy Latino y de una Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2021, con su versátil voz, ha revestido canciones, muchas de ellas colombianas, con su gracia y sobriedad. Hablamos con ella de lo que significa alzar el vuelo del que ha sido su espacio natural, el escenario.
¿Qué emociones experimenta en esta despedida de los escenarios?
Es una sensación muy bonita, no tengo un dejo de nostalgia, de pérdida, de ruptura; sino una sensación de felicidad, de agradecimiento, por eso le he puesto ‘Gracias’ a mi gira. Me hace mucha ilusión, quiero que celebremos todos juntos el haber estado compartiendo durante tantos años, tantas canciones. Tenemos todos muchas ganas, hemos preparado todo con muchísimo cariño y me siento muy llena. A finales del año pasado, mi hija me dice: “mamá, 50 años ya, ¿tú no vas a llorar, a decir nada?” y le digo “pues no, si no me voy a ir”. Yo creo que lo mejor que podemos hacer es dar las gracias a todo el mundo, a los autores, a los compositores, a todos los que son capaces de hacer cosas que luego tú cantas y comunicas y produces la emoción en quien te está escuchando.
¿Ha pensado qué cosas va a poder disfrutar sin el compromiso de giras tan intensas?
La verdad que no tengo ninguna ansiedad anticipatoria. Yo desde hace mucho tiempo disfruto del momento. A veces cuando me dicen “es que la semana que viene”... yo digo “cuidado, hoy es hoy. Lo primero es antes”. Tengo esa premisa: “A disfrutar lo que tenemos ahora”. Tengo una gira por delante, que me va a llevar cerca de un año e intento disfrutar de cada país pensando que a lo mejor no voy a volver, o no lo sé, pero bueno, me da igual, quiero disfrutar cada momento con la gente que conozco, con las cosas que voy a descubrir.
Tengo que confiar en mí como un ser que evoluciona, que crece, que aprende y que genera cosas. Hay unos proyectos muy bonitos, el año que viene saldrá mi tercera novela, me hace muchísima ilusión. He estado escribiendo durante los últimos dos años y por fin, en primavera, es decir, en abril o mayo, saldrá. Ya estoy pensando en una cuarta que tengo en la cabeza. Me están proponiendo hacer una obra de teatro. Siempre me encantó la interpretación, hice musicales porque me gusta ponerme la piel de otros, contar historias que no son las mías y me voy a meter a hacer texto para el otoño del 2025, ¡ya me parece una burrada un año entero planeado! Antes programaba mi vida con mucha antelación, pero ahora mismo con esto es suficiente. Quiero dejar un espacio a la incertidumbre.
¿Sus libros son autobiográficos?
En el primero hay bastante de biográfico, aunque no es autobiografía, sino un relato vital, donde cuentas tus sentimientos, desde el primer recuerdo hasta cuando termina la historia, que es cuando empiezo a cantar. En un momento de mi vida, en el año 2005, cayó una lluvia y me senté, triste, en mi habitación, y tuve la necesidad de escribir, allí nace mi primera novela. La segunda es una ficción, con personajes, y el trasfondo de varias décadas de la dictadura de España (del 39 al 75). Y esta tercera no tiene nada que ver con ninguna. Soy una aprendiz, no quiero colocarme como una gran escritora o una gran pintora, quiero hacer lo que me gusta y necesito intentar hacerlo de la mejor manera posible. No soy de las que se sienta todas las mañanas y se pone a escribir, debo encontrar una historia que, generalmente, viene a mí, ni yo la busco y de pronto digo, “anda, mira esto” y me siento y me parece que hay un enanito detrás dictándome.
¿Mirando hacia atrás, hay flashes de sus comienzos en la música?
Pues mira, recuerdo una época muy difícil. Tenía veintipocos años y cuando empecé a cantar ya era mamá, y tenía que andar todo el día corriendo, buscando alguna amiga que se quedase con mi hija para ir a la compañía discográfica, a grabar, a hacer promoción, era tremendamente difícil. Siempre había la sensación de que estabas haciendo algo mal. Tuve mucho trabajo enseguida y bastante éxito, pero empiezas a sentir ese dolor cada vez que te vas y que la dejas. Era un sentimiento tan duro, tan profundo, que te acompañaba durante los dos o tres meses, que estabas de gira. Por eso, aquella chica tan jovencita que fui, me da mucha ternura. Cuando me veo en las fotos de esa época, digo “¡dios mío!” y veo todo lo que hay detrás de la foto, lo que la gente no ve, y me parece que aquella chica es mi hija, por eso, a lo mejor, decidimos hacer mi hija y yo la gira juntas. Quiero que disfrute de este cierre, que va a ser muy bonito.
¿Cuál será el papel de Ivana, su hija, en esta gira?
Ella es mi coach. Es la que me ayuda con la voz cuando tengo que trabajarla mejor, también está escribiendo los coros y va a estar acompañada con músicos, compañeros suyos de Berklee College of Music donde estudió. Está ayudando mucho con las redes, con todo el organigrama. Por primera vez se quiso involucrar —y yo quería— en este tinglado de hacer una gira de este calibre, con tanta gente, en tantos países, con tanto de todo. Me está ayudando muchísimo. Está muy ilusionada por acompañar a su madre. Estamos en esa etapa en la que el hijo te quiere proteger y cuidar, y eso es maravilloso. Yo voy a dejar que me cuide todo lo que quiera.
¿Su público escuchará, esta vez, en su concierto canciones colombianas?
La música colombiana es universal, tenéis una música maravillosa que está impactando y llenando el mundo, ¿no?. Siempre he cantado alguna canción colombiana y, a medida que las he ido descubriendo, las voy incorporando, me gusta cantarlas a mi manera, pasarlas por mi voz, jugar con ellas, cambiar, a veces, las armonías. Desde La Ruana, que me parece bellísima y que nunca dejo de cantar, por supuesto La Gota Fría, de Vives. Ya estás en una etapa de tu vida en la que no tienes siempre que cantar canciones de tu registro, ni esas grandes, dramáticas, sino que quieres disfrutar con la música como todo el mundo y cantar canciones con los amigos en el teatro.
¿Incluyó Tacones Rojos en su repertorio, la cantará en esta despedida?
No sé si llevaré tacones rojos o azules, pero la voy a cantar.
Se cumplen 50 años de Sombras, su álbum debut. ¿Qué le evoca?
Yo estudiaba psicología. Me buscaba la vida, hacía todo lo que podía, había hecho programas en Televisión Española, y de repente, alguien te oye cantar y dice: “¿Por qué no te dedicas a cantar”, y tú: “¿Ah, pero se puedo uno dedicar a eso?”. Entonces una compañía de discos escucha tu voz y firma un contrato, crees que el mundo se ha vuelto del revés. Y dices: “Bueno, esto me está pasando a mí y cómo lo manejo, si tengo una niña”. Cuando veo la fotografía mía de la portada y contraportada, veo esa chica que se encuentra con que tiene a la mano algo que no pensaba que iba a tener, y debe ver cómo lo administra, tiene una mezcla de osadía, susto, miedo, ilusión.
¿Más allá de su cuerpo, que se nota lo cuida mucho, cómo cuida su alma?
Creo que el alma se alimenta de todo, desde las cosas más pequeñas, del afecto de la gente, del preocuparte por los demás, de hacer meditación de vez en cuando, y dialogar contigo mismo para saber si no estás bien y cómo puedes ayudarte. Es muy importante el ileísmo, hablar en voz alta con uno mismo para ayudarte cuando estás pasándolo mal, para que haya un ‘otro yo’ que te ayude a transitar por situaciones difíciles. A veces buscamos la ayuda en los demás o en un terapeuta, o la gente busca doparse con cosas que le hagan olvidar lo que le está pasando, pero la mejor manera es un diálogo contigo mismo, para conocerte y vas a tener respuestas que otros no te van a dar. Así tienes armonía y paz.