Nacido en la fría y gris Bogotá de los años 60 y formado como un pragmático ingeniero mecánico, Marco T. Robayo no imaginó que un día su vida se llenaría de la brisa y el sol del mar caribe. Durante más de ocho años tuvo la oportunidad de vivir en Barranquilla, la ciudad maravillosa donde Gabriel García Márquez empezó su carrera literaria. Y, tal vez, influenciado por la magia creativa del Caribe, fue allí donde Marco T. Robayo escribió su primera novela ‘El laberinto blanco’ (2014).

Desde un principio este autor optó por crear personajes femeninos, así también sucedió en su segunda novela ‘Scarlett... La esencia divina del deseo’ (2015).

No obstante, después de abordar temas coyunturales como el narcotráfico, o explorar el erotismo y sus excesos; Robayo fue incursionando en un género literario al que ha dedicado gran parte de su obra novelística reciente. Se trata de novelas históricas, entre las que se cuenta: ‘El gran genocidio. ¿Descubrimiento o exterminio?’ (2018), un viaje desde el presente Latinoamericano al pasado de la colonia española, a través de Samuel, un abogado descendiente de los muiscas.

Producto de esa pasión por la historia colonial y por los personajes femeninos, Marco T. Robayo escribió su más reciente novela ‘Piel de ébano’ (2020), una historia ubicada en la Cartagena del siglo XVIII y que tiene como protagonista a una joven mulata llamada Manuela, quien literalmente tejerá su libertad y encontrará el amor en un español, amigo de Antonio Nariño, que además apoya la libertad de la colonias españolas, con él se fugará a La Habana antes de que inicien las batallas por la independencia.

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¿Qué lo motivó a escribir ‘Piel de ébano’?

Considero que existe un conocimiento limitado sobre los hechos ocurridos en las colonias españolas en América y específicamente las acaecidas durante el siglo XVIII. Son pocos los historiadores que han escrito al respecto y mucha de la información está sesgada por quienes nos la legaron. El ánimo de conocer acerca de la cotidianidad de la época me llevó a investigar sobre los años previos a la independencia. Es importante conocer nuestro origen para comprender el presente que nos heredó esta cultura.

¿De algún modo esa Cartagena del siglo XVIII se refleja en la actualidad?

Cartagena de Indias es una ciudad que huele a historia. Es un museo. Su riqueza cultural se enmarca entre la arquitectura colonial y la construcción moderna. La metrópoli actual está cimentada sobre el campo de antiguas batallas y donde se gestó el destino de las colonias americanas. Sus monumentos mantienen vivas las huellas de un pasado que no podemos olvidar. Así que se refleja no solo un siglo, sino varios de ellos, en la Cartagena actual.

¿Considera que aún quedan rezagos del racismo de aquella época?

Lamentablemente el racismo y la xenofobia difícilmente dejarán de existir. Un reflejo de ello es la actualidad que se vive en un país democrático como Estados Unidos, que se vio expuesto con el caso de George Floyd, que solo es la punta del iceberg. Ese es, por desgracia, un sentimiento generalizado en una gran parte de la población estadounidense. En Latinoamérica también existen rezagos de esa aberración que tanto daño le hace a la sociedad. Cartagena y La Habana fueron, por más de tres siglos, puertos principales para el tráfico de esclavos africanos. Y aún flota en el ambiente de Cartagena.

Antonio de Jesús, en Cali

Antonio de Jesús será la estrella de una ‘Noche Bésame con Generación R’, el próximo sábado 23 de octubre, en el Rancho de Jonás donde el mexicano interpretará sus éxitos inolvidables de los años 90 como Déjame Ser, Te Quiero Más y Más, Por Tu Perdón, Dile a Él, Juntos, Libertad, Olvidaré, Tu Ausencia, Sígueme y Estoy Enamorado.

Este cantautor que migró de Sinaloa, México, a Los Angeles para cumplir sus sueños de interpretar sus propias canciones, y que contó con el apoyo del músico Herp Albert, considera que la situación actual de los migrantes es muy difícil, “pero si hacen las cosas bien, para todos hay oportunidad de cumplir sus sueños. Debemos elegir bien a nuestros gobernantes, para que nuestros derechos estén garantizados como ciudadanos en el mundo”.

Asegura que volver a Colombia ha sido un regalo divino, “estoy muy agradecido con Dios porque me ha dado la oportunidad de regresar a mi segunda patria, después de dos años en que la pandemia nos cambió la vida por completo, pero tenemos salud. Lo primero que hice fue volver a Cali, estuvimos en Medellín y estaremos en Manizales.

No olvida que hace muchos años interpretó en un gran teatro de la ciudad la salsa Oiga, Mire, Vea, de Guayacán Orquesta y que el público coreaba sus canciones, que hicieron también suyas.

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Confiesa que cada canción suya nació de la imaginación, de circunstancias que iba viviendo pero también de sentimientos como el de la ausencia. “Hay una canción que compuse, que se llama Madre, del primer disco, y que sonó en algunos países. La escribí muchos años después de salir de mi pueblo en San Ignacio, Sinaloa, en busca de oportunidades. Ese tema habla de que cuando el hijo nace, la mamá muere. Yo imaginaba que había perdido a la mía, porque hacía mucho tiempo que no la veía y me hacía mucha falta. Gracias a Dios aún vive, tiene 85 años”.

Antonio de Jesús, quien recuerda que cantó en el famoso programa de la televisión colombiana El Show de Jimmy, admite que aunque le parece muy agradable la música urbana, “el ritmo del reguetón”, considera que “la letra es ausente de poesía, las palabras suelen ser muy directas y hasta ofensivas”.

Sus referencias musicales de Colombia son Shakira y Juanes, “artistas íntegros, que supieron construir una carrera, como compositores e intérpretes”.