El fiel obrero del arte, el escultor del mármol y del bronce, se convirtió en lo que fue su obra: el retrato de un hombre genial, que se hizo resistente al paso de los años.

La muerte lo halló pintando el pasado viernes, aún cuando un Parkinson rígido y una aguda pulmonía le avisaban con premura que la obra debía terminar.

Fue Liliana Velásquez, experiodista de esta casa editorial, quien tuvo la fortuna de conocerlo y entrevistarlo en Pietrasanta, Toscana, Italia, en julio del año 2007, cuando el artista, como era costumbre, visitaba la fundería Mariani, encargada de convertir sus obras en verdaderas piezas monumentales.

Botero había decidido radicarse en este pintoresco lugar por una causa: era el pueblo más afamado para los artistas por su cercanía a las cavas de Mármol de Carrara, y sus espacios llenos de arte.

Y para homenajearlo, dejamos aquí unas pinceladas de una sincera conversación entre la periodista y el célebre autor de la Mandolina que desafió la delgadez.

Fernando Botero, junto a la periodista Liliana Velásquez en la Fundería Mariani en Pietrasanta , Italia. | Foto: El País

APARTES DE LA ENTREVISTA

Maestro, ¿Cuál ha sido el día más feliz de su vida como artista?

Ha habido momentos de gran emoción, creo que el más feliz de mi vida de artista ha sido cuando inauguré la muestra de los Campos Elíseos en París, pues hasta el momento he sido el único artista del mundo que ha realizado una muestra en este sitio. Tengo, igualmente, buenos recuerdos de mi primera muestra personal en Alemania en el 66.

Usted ha alcanzado el máximo punto que un artista puede desear, ¿se considera una persona feliz?

Hace rato soy feliz sin necesidad de tener lo que tengo. Creo que ser feliz es una actitud ante la vida, vivo trabajando, eso me da mucha felicidad y tengo una vida personal muy agradable. Era feliz igualmente antes, y creo que la felicidad no depende del éxito o de las cosas materiales.

¿Recuerda la última vez que lloró?

Lloré tanto cuando murió mi hijo Pedro que me quedé sin lágrimas.

¿Usted tiene residencias en varios países, cuando dice “quiero ir a casa” en qué ciudad piensa?

Mi casa ahora está en París. Tengo un estudio en Nueva York, otro en Montecarlo, la casa en Italia, viajo a Colombia, pero paso gran parte del año en París. Allá tengo mis cosas, mis libros, mis papeles. En Italia paso el verano y cada vez que puedo, hago visitas de un día para supervisar las funderías.

Los paisas muestran con orgullo el Museo Botero en Medellín. ¿Piensa llevar más obras?

No quiero tomar posesión del Museo. En Colombia hay muy buenos artistas y hay que dejarle espacio a otros. Tengo todo un piso y algunos bronces monumentales.

Creo que ya tiene un número suficiente de obras, fue creado por mí en cierta forma porque yo le di el nombre y el impulso, pero era un museo que ya existía antes.

¿Qué piensa del arte contemporáneo?

Los artistas de hoy prefieren el ‘show’ y creen que basta con el escándalo. La pobreza del arte contemporáneo es terrible, pero nadie tiene el coraje de decir que el rey está desnudo.

¿Con tantos viajes, trabajo y estrés, ha dicho: “Basta, me pensiono”?

No conozco el primer artista que se quiera pensionar. El arte es una pasión y creo que voy a morir con el pincel en la mano.

Fernando Botero, en la Fundería Mariani en Pietrasanta | Foto: El País

Una celebridad que conquistó con sabiduría estética

Las obras de Botero, de formas voluptuosas y ligeramente surrealistas, se hicieron tan populares en todo el mundo, que rápidamente consiguieron engalanar varias ciudades europeas. Una hazaña que lo llevó a crear, a lo largo de los años, más de 3.000 pinturas y 300 esculturas, convirtiéndose en uno de los artistas más cotizados del mundo.

“Fernando Botero no solamente fue un artista muy celebrado en el mundo de las artes, también se convirtió en una celebridad global, muy aparte de los círculos artísticos. La importancia de un artista se mide también por el número de espectadores que atrajeron hacia el arte y, en eso, Botero fue uno de los que atrajo mayor número de espectadores a través de su seductora obra”, le dijo a El País el curador de arte, Miguel González, quien organizó varias exposiciones de Botero en Cali, entre ellas, la serie dedicada a la ‘Violencia’ en el Museo La Tertulia, y en el Museo Rayo, en Roldanillo. Para él, “al igual que García Márquez, Botero no solo fue y será emblema del arte nacional, sino del arte latinoamericano”.

Su simpatía era distinta a la de las fotos donde parecía más serio. Me dijo que un fotógrafo le había aconsejado no sonreír”, Liliana Velásquez, periodista.

Tomé un camino aparte, casi opuesto a la mayoría de artistas. No soy cubista, impresionista, surrealista, expresionista. Soy lo que soy”, Fernando Botero, artista.

2. Legado e inspiración

“El artista colombiano más internacional de todos”, es el calificativo más usual que utilizan los críticos y especialistas al referirse a la creación de Fernando Botero.

Con su obra, en la que exploró el volumen y la figura humana en profundidad, llegó a países como Estados Unidos, Francia, China y España, lo que habla de un artista que deja un legado que perdurará en la historia del arte internacional.

Para el historiador y crítico de arte Álvaro Medina, “hay una manera de calificar artistas, que es la definitiva: su grado de originalidad. En Colombia hemos tenido muchos que en realidad han sido imitadores de estilo, pero Botero y Obregón crearon su propio lenguaje, forjaron temas absolutamente personales y eso los hace fundamentales para el arte colombiano”.

El investigador y curador Christian Padilla explicó que Botero fue protagonista y una figura fundamental del momento en el que aparece el arte moderno en Colombia. Un artista que logró la internacionalización gracias a que “supo asimilar todas sus influencias, decantándolas de una forma inteligente, lo que le permitió estar en todos los escenarios en los que podía”.

El artista colombiano Fernando Botero camina el 22 de noviembre de 2017, junto a una de sus pinturas expuestas en el Hotel de Caumont, en Aix en Provence, sur de Francia, como parte de la exposición "Botero, dialog avec Picasso" ("Botero, un diálogo con Picasso"). | Foto: AFP or licensors

De hecho estuvo en Estados Unidos justo cuando se estaba dando la transición entre el expresionismo abstracto y el arte pop, y en ese momento (entre 1961 y 1963) su obra llegó al Museo de Arte Moderno de Nueva York, MOMA.

El ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, expresó su admiración por el artista y destacó la importancia de su legado. Señaló que Botero creía que el arte requiere principalmente de esfuerzo y trabajo duro, con solo una pequeña parte de inspiración. Resaltó la profundidad intelectual de su labor, especialmente su habilidad para representar asuntos universales, a través de su estilo único.

También elogió la contribución de Botero al arte público al donar su obra al Museo del Banco de la República, considerándolo un gesto significativo que puso su arte al alcance de todos.

Para la curadora María Wills Londoño, el maestro Botero es importante en demasiados frentes. “Primero como una figura valiosa en las artes plásticas y visuales, por toda la importante investigación que hizo a lo largo de su vida, desde que era un estudiante y modificó las tendencias del arte en los años cincuenta, y luego por sus investigaciones sobre el volumen y el color. Una pasión que lo llevó a interesarse por aprender de lo foráneo y por entender el arte clásico, para venir a aplicarlo de una manera muy local, popular y colombiana”, manifestó la experta.

Esta escultura fue vendida en 1,7 millones de dólares en Nueva York | Foto: "X" @JoseZalaquett

Explicó que es importante entender que su arte, que para muchos colombianos es el de las ‘gorditas de Botero’, tiene en el fondo una exploración y una investigación por aspectos como el volumen, la representación de los rostros, la escultura y otros temas que vienen del arte clásico.

“La popularidad que tuvo lo hace aún más especial, porque no la rechazó nunca y a pesar de su reconocimiento internacional siguió representando la cultura popular de una Medellín de la calle, de las tabernas, de los personajes populares. Por eso la gente lo quiere mucho”, aseguró Wills Londoño.

Dijo que es importante destacar su labor como mecenas. Para ella, gracias al maestro, el Museo de Arte Botero tiene la colección internacional más importante del país, con más de 60 obras de artistas como Picasso o Monet.

“Más que ninguna otra persona o institución, el maestro Fernando Botero ha generado que los colombianos, especialmente los niños, sientan admiración e interés hacia el arte”, afirmó.

Sus musas

El maestro Botero se casó en tres oportunidades, su primer matrimonio fue con la gestora cultural Gloria Zea, con quien tuvo tres hijos, Fernando, Lina y Juan Carlos Botero Zea.

Su segundo matrimonio fue en 1964 con Cecilia Zambrano, y tuvieron un hijo, el cuarto del artista, Pedro Botero Zambrano, nacido en 1974. La muerte trágica de este marcó su vida. Lo plasmó en el cuadro ‘Pedrito a caballo’, del cual Botero aseguró: “Fue la primera obra que realicé después de ese terrible momento y es definitivamente mi mejor obra, es muy especial. Si alguna vez hice algo bien en la vida fue ese día”.

Luego de separarse de la vallecaucana Cecilia Zambrano, en 1978 se casó con la artista griega Sophia Vari, a quien consideró su musa y quien falleció el 5 de mayo de 2023, en Montecarlo, Mónaco, a la edad de 83 años, después de 40 años de relación.

Sophia Vari, la mujer que él amó en los últimos 50 años.

Vari fue una artista griega, nacionalizada colombiana. Su trabajo se centró a lo largo de su carrera en la pintura, la escultura monumental y los collages en tres dimensiones. Conoció a Fernando Botero durante una cena en París, en casa de la marquesa de Crussol. Para ese entonces, él ya era un artista atildado y ella, una joven y prometedora pintora griega, de nombre Sofia Canellopolos.

Ambos estaban casados. Él, con Cecilia Zambrano, y ella, con un próspero industrial griego, cuya familia vivía en París desde hacía tres generaciones. “En ese momento pensé que era la mujer más divina que había visto en la vida”, dijo Botero a SEMANA en una entrevista.

El artista colombiano Fernando Botero y la artista griega Sophia Vari en su casa el 23 de julio de 1995 en Pietra Santa, Toscana, Italia. | Foto: catherine panchout

Y dos años después, cuando Botero se separó de su esposa, la llamó y comenzaron a salir. Inicialmente las conversaciones sobre arte a la hora de almuerzo servían como coartada. Pero, poco a poco, el arte fue dando paso a un amor de cuatro décadas.

“Además, el éxito de Fernando, su éxito con las mujeres, me daba miedo. Yo creía que la relación era importante, pero imposible”, comentó alguna vez Sofía Vari sobre su amor por Botero.

3. Su obra no vista

Lina Botero Zea, su hija, estuvo muy cerca del maestro Fernando en los últimos años, lo que le permitió explorar el largo recorrido de quien fue uno de los máximos exponentes del arte universal. Esto la llevó a realizar ‘Botero: una mirada a la vida y obra del maestro’, documental que se estrenó en los festivales cinematográficos en 2019, en el cual se mostró su faceta más íntima, desde la pintura, la escultura, así como el Botero filántropo y el artista colombiano más grande de todos los tiempos.

“Empezó a raíz de la exposición de las obras de Fernando Botero en China en 2015. Invitamos, entre otras personas, al canadiense Don Millar, en una muestra itinerante en distintas partes del país que terminó en Hong Kong”, comentó Lina Botero a Colprensa durante el estreno del documental en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias de 2019.

“El director Don Millar —agregó Lina—, quedó tan impactado con la acogida de las obras de mi padre en una cultura tan diferente a la nuestra, que al mes nos reunimos en México para decirnos que quería hacer el documental. Aceptamos inmediatamente, no solo por conocer su talento, también porque nos parecía que más allá de la cantidad de documentos audiovisuales que se han realizado sobre él, siempre se quedaban cortos o no son de fácil acceso al público. Así que era importante recuperar todos esos archivos e incorporarlos”.

El pintor y escultor colombiano Fernando Botero sentado en su estudio frente a algunos cuadros. El de la izquierda representa un grupo en un jardín y el de la derecha una mujer con una mantilla en la cabeza. Montecarlo, 15 de marzo de 2012. (Foto de Massimo Sestini/Mondadori vía Getty Images) | Foto: MONDADORI PORTFOLIO/Massimo Sestini

Se trató de un trabajo de más de dos años en nueve ciudades del mundo, que tiene como epicentro la bodega en Nueva York que Fernando Botero no había abierto en los últimos 40 años, donde se encontraron con un tesoro, obras de su etapa artística temprana, muchas, nunca antes vistas por nadie, solo por el artista.

“Muchas cosas me sorprendieron de lo que encontramos allí, pero me llamaban mucho la atención las notas de pie de página que son extraordinarias, donde se ve la lucha del artista, su frustración, sus convicciones y todo lo que estaba sucediendo con él en ese momento”, continuó su hija.

Esta labor la hizo junto a su hermano Juan Carlos. “Abrimos esa bodega para volver a descubrir piezas, que no conocíamos o no recordábamos, como uno de los más bellos cuadros de Pedrito, los que creó y el que fue el último cuadro que hizo teniendo a mi hermano en vida. Por razones emocionales no había querido abrir esa bodega y lo hicimos nosotros”.

“Un regalo, si no duele, no es un buen regalo”, le dijo Fernando Botero a su hija, Lina, cuando se desprendió de todas sus obras para los museos en el país.

Cabe recordar, que en 1974, el artista tuvo un accidente de tránsito en España, que acabó con la vida de su pequeño hijo Pedro. En el suceso, el maestro perdió, además, una falange de su meñique derecho, por lo que temió no poder volver a pintar. Aunque se recuperó físicamente, al parecer, nunca emocionalmente.

Lina confesó que todo el proceso de rememorar le producía a su padre una mezcla de emociones, entre la curiosidad, pero también las ganas de cerrar capítulos de su vida dolorosos.

La idea del documental era mostrar muchas cosas que el público no conocía, como sus donaciones a Colombia. Su grado de generosidad fue tal, que en una ocasión, pensó que faltaban piezas de ciertos artistas que valía la pena incluir, pues las buscó, las compró y las incluyó en las donaciones a Medellín y Bogotá.

Admitió Lina que se omitieron algunos detalles de la filantropía de su papá en el documental, “como el comedor en el Chocó donde se alimentan 600 personas dos veces al día, así como un ancianato fuera de Bogotá, donde viven 300 personas, que él mantenía. Mi padre es muy pudoroso, y como todo gran artista, prefiere que su obra hable por él, por eso, el documental lo vio en un computador y no en una pantalla gigante”.

Para su padre, dijo Lina, sus dos museos en Colombia eran sus máximas obras. “Su arte se comunica con el público sin necesidad de explicación, lo cual trascenderá en el tiempo, y dentro de muchos años, cuando no esté entre nosotros, su obra sí lo estará, para que produzca algún tipo de emoción”.

Lo realmente importante para mi papá es que cualquier persona, de cualquier condición económica, se pueda parar frente a su obra y pueda sentir diferentes sensaciones”. Lina Botero

“Con Sofía Vari tengo una relación muy tranquila, tanto que llevo 27 años con ella y creo que moriré a su lado”. Fernando botero, pintor y escultor colombiano.

Fechas Importantes

  • 1932: El 19 de abril de 1932 nace en Medellín, segunda ciudad de Colombia, Fernando Botero, quien llegara a ser considerado uno de los artistas latinoamericanos más importantes del siglo XX.
  • 1948: Dibujo de Botero en el suplemento dominical del diario El Colombiano.
  • 1951: Instala en Bogotá su primera exposición individual de dibujos. Dos años más tarde, 1952, viaja a Barcelona y después a Madrid, donde se inscribe en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
  • 1957: Revela su estilo con el cuadro ‘Naturaleza muerta con mandolina’; primera exposición individual en EE.UU.
  • 1958: El maestro gana el primer premio del Salón de artistas colombianos por su obra ‘La alcoba nupcial’; nace su hija Lina Botero, y además, es nombrado profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá.
  • 1961: Dorothy Miller, directora del Museo de Arte Moderno de Nueva York, adquiere ‘Mona Lisa, a los 12 años’, una parodia que hizo el maestro Fernando Botero sobre la obra La Gioconda de Leonardo da Vinci.
  • 1969: Primera exposición en París, en la galería Claude Bernard.
  • 1976: Se dedica principalmente a la escultura, hace 25 obras en dos años; se casa con Sophia Vari, también pintora y escultora.
  • 1992: Primera exposición a cielo abierto en los Campos Elíseos de París. Después vendrán las del Gran Canal de Venecia, las pirámides de Egipto y Park Avenue, en Nueva York.