Juana Jiménez, actriz, directora y guionista, ha ganado con su película ‘Harmonie. La Reina de la noche’ 26 premios a nivel mundial, después de una vertiginosa carrera en el cine italiano. Y es con dicho filme, que tendrá funciones especiales los días 1, 2, 5 y 18 de octubre en la Cinemateca del Museo La Tertulia, que hace su regreso triunfal a la ciudad que la vio nacer como Jhon Edinson Jiménez Toro y ahora la verá convertida en diva del séptimo arte.
Llegar adonde está, dice, “no fue fácil, por ser ilegal, inmigrante y a eso le sumas gay. Aunque en Europa no hay tanta discriminación, como en Colombia, de todas maneras, la hay”.
Desde niña fue consciente de su identidad. “Desde la escuela, ya venía atacada, señalada, escupida, y no solo por los compañeros sino por los mismos profesores, de los que era blanco de burlas. Siempre fui el niño distinto, al que le gustaban las danzas y el teatro”.
Su familia, cuenta ella, “era muy conservadora, mi mamá y mi abuela eran muy jodidas. Cuando se dieron cuenta de mi orientación sexual pegaron el grito en el cielo, porque en mi familia somos dos chicas transgénero. Primero fue mi hermano mayor y, cuando vieron que yo también, fue un escándalo. Me dijeron que si no cambiaba, no podía vivir con ellos”.
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A los 15 años ya medía 1,80 metros. “Cuando fui a pedir empleo en una discoteca en Cali, me preguntaron que si tenía 18 años y dije que sí, no me pidieron la cédula; eso me permitió ganarme un dinero para irme a vivir independiente. El coreógrafo, que era diseñador de moda, Felipe Idagorri, me vio en una fiesta y me dijo: ‘¿Por qué no haces un espectáculo? Yo te hago maquillar y te visto’”.
Juana cuenta que, al ver la mujer del otro lado del espejo, se dijo: ‘Yo quiero ser así. No quiero volver atrás’. Y comenzó a ser una estrella de la noche, sin percatarse de que esos eran sus primeros pasos en la actuación.
Decidió su nuevo género: femenino. Tomó hormonas. “En Colombia es fácil hacerlo, las amigas y en la peluquería te dicen qué tomar, en Europa te exigen fórmula médica”. Y empezó a cambiar, sin que nadie de su familia se enterara. Con el tiempo, pudo ayudarlos económicamente y las relaciones mejoraron. Pero ella guardaba celosa su nueva identidad.
“Me fajaba, para esconderme los senos. Un día me tomé unos traguitos, me fui a dormir a la casa, se me olvidó fajarme y mi tía gritó: ‘¡Jhon está maquillado! ¡Tiene senos!’, y otra vez me dicen: ‘¡Váyase de la casa’. Temían mucho al qué dirán, les preocupaba más lo que dijeran sus vecinos que su hijo. Con el tiempo, me aceptaron”.
Tenía 18 años cuando se le metió entre ceja y ceja el sueño americano. “Amo Italia, pero mi idea no era irme para allá, sino a Estados Unidos. Yo presentaba en Cali espectáculos de cabaret en una discoteca, Studio 1465. Éramos tres niños, de 14 años, con todos los sueños. Juntamos nuestros ahorros. Y en la Plaza de Cayzedo, los tinterillos que tramitaban la visa a los EE. UU., nos hicieron los papeles. Como si fuéramos hijos de ricos, fuimos a la embajada americana y nos negaron la visa.
Habíamos hecho fiesta, porque nos íbamos a cumplir nuestros sueños, pero, al verlos derrumbarse, llorando en la banca de un parque, dijimos: ‘¿qué hacemos?’, y propuse: ‘¿por qué no probamos para Europa?’.
Fuimos a la embajada francesa y no nos revisaron mucho los papeles, nos dieron las visas y viajamos a París, donde buscamos trabajos en discotecas”.
Surtieron efecto las clases de francés que recibió en el Colegio Benjamín Herrera. “Siempre he sido buena para los idiomas —habla seis—, eso me facilitó conseguir trabajo”.
De ahí se fueron para Roma. Se le presenta la oportunidad de trabajar en la discoteca Mucassacina, donde la llaman para la primera película: ‘Bésame Mucho’, del director Mauricio Ponci. Comenzó como actriz en 1998, cuando la notaron en un espectáculo de cabaret, le hicieron el casting y pasó para la película ‘Falcini’. Fue la primera colombiana trans en trabajar para la RAI 1, canal italiano. Después llegó el cine, con Richie Tognassi, el hijo de Ugo Tognassi (La Jaula de las Locas). Participó en un filme que ganó el Festival de Cannes, ‘La Meglio Gioventù’ (La Mejor Juventud), de Marco Tulio Giordana; actuó en la serie ‘Manuale d’amore’, donde compartió set con Mónica Belluci y Robert de Niro, y en ‘Pioveva dal cielo’ (Llovió del Cielo) donde interpretó cuatro roles. Trabajó con Nino Manfredi, en ‘Libretto di famiglia’ (Libreto de Familia). Ya lleva más de 40 producciones. Cumplió el sueño de dirigir con el largometraje de ficción del género thriller: ‘Harmonie, la Reina de la Noche’, junto a los directores Jaime Gómez y Juan Diego Puerta López.
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Adelanta que su próxima película, ‘Caracas Avenue’, es sobre su historia y la de sus amigos cuando eran niños y tenían el sueño americano. “Es una historia sobre la aceptación. Cuando las familias no acogen a sus hijos, estos, muchas veces, toman el camino de las drogas, la prostitución y la violencia”. No fue ese el caso de Juana.
Ahora ella vive en Viena, adonde llegó por amor; un amor que ya se acabó. “Esa es otra película”, dice y sonríe. “Nos amábamos, pero nos tuvimos que separar, él dejó en embarazo a una chica y decidimos que lo mejor era que él formara su propia familia”.
En datos
El jueves 29 de septiembre es la premier de ‘Harmonie. La Reina de la Noche’ en La Tertulia y contará con la presencia de Pablo Grande, gran actor ítalo-argentino, protagonista de la película, así como Mauricio Cujar, Fernando Solórzano y Lorena Meritano.
Juana Jiménez actuó en el drama ‘Vivere’, que participó, por fuera de concurso, en el Festival de Cine de Venecia en 2019.
“Ya terminé la segunda temporada de una serie de Tv. italiana. Se llama Christian y es con Eduardo Pechi y Claudio Santamaría.
Es una película paranormal: él es un delincuente, que le salen los estigmas de Jesucristo, y comienza a hacer milagros. Se puede ver en Sky”.
Sobre los niños que compartieron con ella el sueño americano, Juana cuenta que “uno se volvió transgénero y vive en Italia; el otro, bailarín del cabaret donde trabajaba, se devolvió; él no se transformó”.