Juanita Lizarazo tiene la capacidad de encantar a las personas que la conocen. No se necesita mucho tiempo para sentir afinidad con esta niña de ojos expresivos, siempre sonriente. La caleña de 9 años, diagnosticada con autismo, viajará a Cartagena, con la intención de traerse a casa la corona nacional de Mini Universo 2023.
Se trata de un concurso que más allá de enaltecer la belleza de las niñas, busca que a través de la fantasía y la diversión, se tengan en cuenta otros valores más allá de lo físico, en un ambiente propio de su edad.
El certamen se realizará del 26 al 28 de mayo, y Juanita, con la frescura y naturalidad de una niña de 9 años cuenta: “cuando llegue a Cartagena, quiero llegar pisando fuerte, porque me encantaría que los vallecaucanos se sintieran contentos y orgullosos, que todos podamos decir sí a la inclusión”.
Las suyas no son palabras de reina, las dice desde el alma, con ese carácter suave y envolvente que tiene Juanita Sofía Lizarazo Quintero, quien es una fuente de inspiración para otros niños, pues a su corta edad ya ha librado una larga batalla por mantenerse saludable. Y aunque el camino ha sido largo, y a veces doloroso, siempre está dispuesta a sonreír, así lo reconoce su mamá,
Jennifer Quintero, quien la describe como una niña “espontánea, guerrera, muy argumentativa y con un corazón inmenso”.
En esta ocasión, Juanita es la única participante con un diagnóstico de autismo, una situación por la cual no siente complejo alguno, pero tampoco busca usarla a su favor. Desde que decidió inscribirse en el concurso, ha querido ganárselo a pulso, por eso prefiere no enfocar su campaña en ese tema de su condición, porque no le interesa que tengan ningún tipo de preferencia hacia ella por tener el síndrome del espectro autista.
Incluso “cuando participó en el certamen regional, decidimos no hablar de su condición especial, porque ella no quería sentir que tenía una ventaja por esta razón”, agrega la madre.
Para Juanita, quien además de ser reina del Valle, contadora de historias, y una excelente paciente, lo más importante no es solo ganar la corona, o llegar a obtener el título de la niña más linda de Colombia, sino tener la capacidad para ayudar a las personas que lo necesitan, tanto así que considera que su mejor premio sería colaborar con su colegio, que queda ubicado en la Vorágine, “porque tienen muchas necesidades, y allí están los mejores profesores del mundo”.
Diagnóstico ‘especial’
Desde su nacimiento, en agosto del 2013 fueron varios los inconvenientes que afectaron la salud de Juanita. Tuvo un caso de estreñimiento severo, pasaba hasta ocho días sin ir al baño. A los dos años sufrió de infecciones urinarias severas. La EPS no prestó mucha atención hasta que tuvo una pielonefritis severa, infección que afecta a la pelvis y al parénquima renal. Esto hizo que la pequeña fuera candidata a un proceso de diálisis.
Sin embargo, sus padres buscaron una segunda opinión médica, y llegaron a la Fundación Valle del Lili, entidad con la que Jennifer se siente muy agradecida, pues considera que ellos han sido uno de los pilares para que Juanita ahora esté más sana, “me la salvaron, con terapias de piso pélvico y cuidados extremos. Ella es una bendición”. Fue una bella coincidencia que en el mismo lugar donde nació, años después le salvaran la vida.
El caso de Juanita es significativo, ya que las personas con déficit de atención e hiperactividad suelen perder u olvidar objetivos o no concluir las tareas que inician. Sin embargo, con terapia y la ayuda de su mamá, Juanita ha logrado realizar actividades que se ha propuesto. Confiesa que su meta es ser médica, para ayudar a “niños con los mismos diagnósticos”, “no quiero que las familias se preocupen por lo económico”.
Contadora de historias
La actual representante del título Mini Universo Valle del Cauca, en 2018, conquistó el corazón del futbolista Freddy Rincón, cuando en medio de una terapia para tratar el autismo, Juanita le contó al Coloso de Buenaventura, la historia de Ricitos de Oro, para que los días en la clínica no fueran tan largos. Fue tal la luz con la que Juanita envolvió al eterno ‘19′ de la Selección, que este la invitó a su casa y formaron una entrañable amistad.
“Él era de pocas palabras y muy respetuoso, pero con su comunicación no verbal se evidenciaba que ella le inspiraba ternura.
Fue una amistad muy bonita”, cuenta la mamá de Juanita. En ese mismo año, y cuando la niña tenía 4 años, se percató de una problemática que se presentaba en el centro médico donde era atendida. Se dio cuenta de que las personas no saludaban, ni se despedían; que muchas veces los pacientes no decían ‘por favor’ al personal médico, por esto inició la Campaña de Buenos Modales, que llevó a cabo en la Fundación Valle del Lili, entidad que por esos días trataba a la pequeña, para disminuir su riesgo de diálisis.