El actor se ganó a pulso la oportunidad de encarnar al famoso cantautor mexicano Juan Gabriel. La serie sobre la vida del ‘Divo de Juárez’ llega el 11 de julio a las pantallas colombianas.

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Mientras que el canal internacional TNT transmitió el pasado lunes 4 de julio el capítulo final de 'Hasta que te conocí', la serie inspirada en la vida de Juan Gabriel y protagonizada por el colombiano Julián Román, RCN promociona su estreno. 

La serie de 13 episodios y de una hora de duración se estrenará el próximo lunes 11 de julio por el canal RCN.

El País habló con el actor Julián Román, quien contó cómo llegó a ser el protagonista de la serie. El colombiano lo encarnó  en una de las etapas más exitosas de su carrera: de los 22 a los 40 años.

Los productores, directores y la jefe de casting de la serie  ‘Hasta que te conocí’ le mostraron a Juan Gabriel que Julián Román era el más opcionado a personificarlo, el Divo de Juárez dijo que no, pues, ¡qué dirían los mexicanos que fuera un colombiano quien lo interpretara y no un actor de su propio país! 

Los realizadores pasaron un mes más  buscando entre actores ‘manitos’ y ninguno colmó las expectativas.

En la segunda ocasión que visitaron a la estrella mexicana la convencieron  del gran trabajo de Román y cuando este llegó a México y empezó a grabar, le enviaron las primeras escenas para que el cantautor estuviera tranquilo y enseguida, quedó  mucho más relajado.

¿Cómo se preparó para el nuevo rol?

Me dediqué a ver muchos  videos de Juan Gabriel, me enfoqué en las entrevistas que la producción me dio, escuché sus grabaciones, percibiendo cositas, y recibí la ayuda de mucha gente que estaba pendiente del acento  y de la postura de este personaje.

¿Recibió ayuda de mexicanos?

Ana (Serradilla), mi mujer, me ayudaba muchísimo con el acento. La llamaba y ella me escuchaba y me corregía cosas. Y en el set había una persona atenta de mi acento,  si se me iba algo en la grabación ella estaba muy   pendiente de mis colombianadas (risas).

¿Se conoció con Juan Gabriel?

Él vive  de gira, montado en un avión y los cinco meses que estuve en el D.F. no tuve oportunidad de verlo.

Además de su talento, el hecho de ser bajito, moreno, con rasgos indígenas también le ayudó para este papel. Características físicas que años atrás eran una desventaja en su carrera…

Obvio. Si yo hubiera sido  alto y rubio lo más seguro es que no hubiera podido disfrutar de hacer los personajes que he hecho en los últimos diez años. Sobre lo que tú dices es un poco en relación con la Tv. que se hacía antes, de una escuela de novela vieja en donde el bueno y la buena son rubios, blancos, ojiclaros y  los personajes malos son los morenos y los indígenas.  Ese es un esquema que se utiliza mucho en las novelas todavía y eso que Colombia ha roto las barreras. Es que el 90 % de la población colombiana somos  zambos, morenos, indígenas, negros, somos una mezcla y es muy poquita la población blanca.

¿Desde cuándo acostumbra coleccionar objetos de sus personajes?

Desde la primera vez. Yo tengo una pañoletica de mi personaje  en ‘Mercado de sueños’, una obra del TPB en la que actué cuando estaba pequeñito, como en el 88. Y esto lo hago porque es lo único que me queda después de interpretarlos, pues  se me olvidan muchas cosas. A veces veo fotos o cosas en televisión y no me acuerdo cuándo las grabé, ni de qué se trata la escena.

Y en México pidió un botón y le dieron toda la chaqueta de Juan Gabriel…

Sí, fue  emocionante. Yo les dije: ¿Me puedo llevar un botón que él usó en el cuello, en ese escenario en el que yo salgo? Y me dieron la chaqueta, que fue hecha a la medida, copia idéntica a la de Juan Gabriel, carísima, pesadísima. Cuando vine a Colombia me tocó pagar exceso de equipaje por lo pesada que es. Es divina, una obra de arte. Me la dieron el último día de grabación la diseñadora de vestuario y el productor. Me dijeron: ‘llévatela, por dos razones: te queremos y te respetamos con el alma, tu trabajo ha sido maravilloso. Es tuya’. Casi me muero de la felicidad.

Ha roto estereotipos en Colombia.

Ha sido un antigalán que ha protagonizado varias telenovelas.  Pero protagonizar no lo desvela...

No, para nada. La ventaja de mi carrera es que mi meta nunca ha sido protagonizar y he hecho personajes interesantes. Esta mañana hablaba con mi mujer de eso, que por hacer personajes que me interesan estos terminan siendo protagonistas. Me pasó en La Prepago, por ejemplo. A mí me llamaron para hacer 40 de los 70 capítulos, pues sería el taxista que  cuidaba a la prepago y casi no iba a grabar. Como la telenovela salió al aire, estando aún grabando, a la gente y a los libretistas les empezó a gustar mi personaje y terminé haciendo  80 capítulos y protagonizando: teniendo una historia de amor con la protagonista y casándome con ella. Por eso prefiero personajes que me diviertan. Y en los últimos años, afortunadamente,  han sido protagónicos y buenísimos.

Al ser  protagonista  no tiene vida, dice que se cansa mucho...

Sí,  es parte de este trabajo, las jornadas son muy duras. Por lo general la gente trabaja ocho horas, tiene tiempo de llegar a su casa y atender a sus hijos y hacer otras cosas. A nosotros nos tocan doce horas o un poco más, llegar a la casa y ponerse a leer lo del otro día. Pero los productores tienen la ventaja de encontrarse con  actores a los que  nos gusta nuestro trabajo a pesar de las dificultades. Lo disfrutamos.

Cuéntenos sobre esa vez que llegó casi llorando a su casa, con ganas de renunciar a la actuación porque no le dieron el protagónico de ‘Por qué diablos’ (1999), sino a Manolo Cardona...

Fue durísimo, muy triste, sobre todo porque a mí me quitaron el papel no por actor sino por feo, por criterio de una productora que, gracias a Dios, hoy día  se dedica a lavar platos. Yo hice  cásting con un  monólogo de 5 minutos, llevé mi propuesta de vestuario como se exigía en ese tiempo y me lo gané.  Cuando pregunté quién había ganado el cásting me dijeron que no sabían; luego, que yo no, que me iban a dar otro personaje y me dieron uno que mataban en el capítulo tres. Yo decía: ‘No puede ser’. Me tocó ir a hablar con el director  y decirle: ¿Tan mal me fue? Me dio entonces otro personaje y estuve hasta el final. Tiempo después me enteré de que yo no había quedado porque la productora dijo que yo era feo, qué cómo iban a mostrarle ese cásting a la gente del Canal. Eso me dio durísimo, pensé dedicarme a otra cosa... fue  desesperanzador mi panorama en ese entonces,  porque yo no tenía las características que buscaba ese tipo de productoras que existían en esa época:  si tú no eras blanco, alto, rubio y guapo, o no tenías un cuerpo de gimnasio, no podías ser  protagonista.

Para esa época no era fácil protagonizar…

Para nada,  era muy difícil, siempre uno era el amigo del amigo,  o el amigo del protagonista. Pero  eso no fue tan malo, porque eso terminó, en el fondo, dándome personajes más interesantes que los mismos protagónicos de novela, que eran   muy vacíos y aburridores. En ‘Por qué diablos’ el personaje que me dieron fue increíble porque era un hampón   que no servía ni para hampón, y dentro de la banda lo expulsaron por mal ladrón. 

Se mete a la Policía y muchos años después termina siendo el más malo, porque seguía robando y se volvió súper interesante ese personaje. Todo pasa por algo. A mí sí me dio duro porque esas decisiones jugaron con mi ego de actor, que yo diga que no lo tengo sería una mentira grandísima porque todos los actores tenemos un ego muy grande que a veces nos defiende y a veces nos hace malas jugadas. Yo creo que en ese entonces defendió muchísimo mi dignidad como actor.    Pero ya todo está cambiando, el cine, el teatro, la televisión y cada vez más personas con la tipología que yo tengo abrimos más puertas en  Colombia y el mundo.

¿Qué tan cierto es que no fue Bolívar en La Pola porque pidió mucha plata?

Un amigo escritor me llamó para decirme que si quería hacer de Bolívar. Le dije, claro. Me dijo: hay $250.000 por capítulo. Me quedé de una pieza. Le dije, ¿Es una producción de tu propio bolsillo? Porque si es así, vamos, cómo no va  a trabajar uno con los amigos y más en un proyecto tan bueno como  La Pola. Me respondió no, no es mío, es de un canal. ‘Ah, no, es que yo tampoco puedo regalar mi trabajo porque yo vivo  de esto’,  le contesté. Y yo no estaba cobrando $80 millones, sino lo que en aquel entonces costaba un capítulo, ni más, ni menos. Me dijo: te estoy llamando como amigo para que lo hagas. Y le dije: ‘Como amigo te digo, yo vivo de esto, no tengo restaurantes, no tengo otro ingreso, no puedo regalar mi trabajo’. Después se filtró que yo había cobrado diez millones por capítulo (risas), cosa que jamás  me pasó por la mente.

¿Cómo reacciona frente a  listados el que lo situa como  uno de los 5 feos más sexys de Colombia?

¿Y dónde hicieron ese top? ¿Te soy sincero? Yo nunca me he considerado feo y me da mucha risa cuando me meten en esas listas, porque yo no me siento feo, te lo juro. Pero bueno, nada, me muero de la risa cuando dicen eso.

¿Qué tan sexy se siente?

Creo que sexy es mi trabajo, lo que hago, eso es lo que le gusta a mucha gente, verme en personajes que les parecen sexys. Muchas personas en Twitter me escribían, por ejemplo,  ‘qué delicia que ese malo me mire así’. De pronto eso es lo que genera que a uno le digan que es sexy. Pero si soy o no sexy, tendrías que preguntárselo a mi mujer (risas).

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