En este fin de semana del Amor y la Amistad, hacemos una selección de ellos y su anatomía.
El amigo secreto
Este es el amigo que habla bien de usted a sus espaldas, y cada persona debería tener uno o varios de este tipo. Cuando algunos se reúnen en corrillo a destruir su reputación, el amigo secreto salta con su traje de súper héroe enmascarado y le defiende de mentiras, rumores, maledicencias, males de ojo, malas hierbas y demás enemigos directos o encubiertos.
Lo mejor del amigo secreto es que nunca toma crédito, todo lo hace desde el más altruista anonimato. Incluso comenta con otros sus triunfos y motivos de orgullo, pues es su mejor ‘jefe de prensa’.
El amigo de infancia
Sus padres le tratan como a otro hijo, gracias al tiempo que lleva en la familia, y a veces parece que lo quisieran más que a usted.
Estuvo en su bautizo, en su divorcio, en su grado, en sus tiempos de acné, cuando lo rechazaban los bullies del colegio, cuando se enamoró una y mil veces, cuando le rompieron el corazón, cuando cambió de carrera, cuando triunfó, cuando fracasó, cuando estuvo de luto o cuando
nacieron los hijos de cada cual.
Es un tesoro que no puede perder por nada del mundo.
El amigo paranoide
Demuestra su cariño expresando terror por todas las cosas y advirtiendo a los demás todo lo que puede salir mal en sus escenarios catastróficos. Ha llamado a casi toda su lista de amigos, para regañarlos por posar en una fiesta sin tapabocas, no va a nada por miedo al contagio pero no por eso deja de estar presente en la vida de los demás, siempre con Ivermectina de sobra en el botiquín. Le preocupan las nuevas parejas de los amigos, las antiguas también, y a veces dice “te lo dije”.
El amigo fantasma
Este espécimen desaparece sin que nadie sepa o recuerde su paradero, pero un día después de meses, años o décadas, usted vuelve a verlo y es como si no hubiera pasado el tiempo.
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Al reencontrarse (o materializarse), usted y el amigo fantasma charlan como si solo hubiera pasado un día desde la última vez que se vieron. Conectan en el punto exacto en el que se quedó su última conversación, y la compenetración y armonía están tan intactas como siempre.
El fantasma no siempre se ve, no siempre se manifiesta, no siempre llama o habla pero está allí, en la trasescena. Nunca hay que confundirlo con un mal amigo, o con uno ingrato. Es solo etéreo.
El amigo 'nini'
Ni se casa, ni se compromete, ni se ennovia, y ya casi ni sale con nadie, pero es su violinista siempre que lo necesite, y no teme aburrirse cuando hace el rol de tercero en todos los parches.
El amigo soltero tiene mucha paciencia, eso lo caracteriza, así que disculpará con grandeza sus largas diatribas sobre las bondades del matrimonio, disculpará sus largas quejas sobre las dificultades del mismo, disculpará las horas que usted invierte en hablarle de temas que a él no le interesan, como biberones, pañales, hijos, kinder, niñeras, chats de padres de familia, pensiones escolares, etc.
El amigo ’nini’ es buena escucha y un gran consejero, así no aplique esos consejos a su propia vida.
El amigo cupido
Vive preocupado por la prolongada soltería de sus amigos, y siempre urde planes para hacer las veces de celestino.
Por lo general sus visualizaciones fracasan estruendosamente, pero esto no lo desanima, pues por el hecho de tener una pareja estable se siente moralmente superior a los demás, aunque no lo hace con mala intención.
Sus motivaciones son bondadosas, pues quiere compartir eso que para él hace su vida más feliz, aunque no siempre resulte bien presentar a la vegetariana con el taurino, o a la ultra ejecutiva exitosa con el hippie que a los 50 sigue viviendo con su madre.
“Te voy a presentar a alguien”, sigue insistiendo, pero el mejor “match” es la amistad en sí misma.
El amigo soñador
A sus 45 sigue soñando que el guion de película que comenzó a los 14 años prospere y se convierta en el próximo gran éxito de Hollywood. No se enamora, porque la realidad sería inferior a sus sueños de romances ideales. No encuentra trabajo, porque el sistema laboral mataría sus sueños de libertad. No hace ejercicio, ni cuida la alimentación, pues sueña un mundo libre de apariencias. Es imposible no quererlo, aunque es el único del grupo de amigos que parece seguir anclado a la adolescencia, sin madurar, pero al tiempo es el más leal pues conserva el buen corazón de la juventud. ¿O de la infancia?
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