Por Isabel Peláez R.
Claustrofobia, ansiedad, paranoia, agresividad, entre otros trastornos, así como depresiones, son la cara amarga de los realities. En Estados Unidos se ha conocido una veintena de casos de participantes de programas de telerrealidad que terminaron en suicidio.
En 2021 se supo del caso de la actriz y reina de la comedia Verónica Forqué, ex participante de Masterchef Celebrity España, quien cobró 15.000 euros por cada uno de los 10 programas que hizo antes de plantarse ante los jueces y decirles: “No tengo buenas noticias. No me encuentro bien, estoy agotada”. Aunque el reality no fue el causante de su muerte, sí fue la gota que rebosó la copa, y colmada de problemas, se quitó la vida.
Y es que si bien para estos programas, basados en la interacción entre los participantes y su capacidad para soportar grandes dosis de presión y estrés, escoger perfiles con gran personalidad y que den juego es clave, cuando se trata de personas vulnerables o con un historial psicológico complejo, el cuidado, según los expertos en salud mental, debería extremarse. A esto se suma la exposición que tienen ante los espectadores y el retorno que reciben en las redes sociales, que a menudo suelen ser insultos o comentarios demoledores.
Carla Giraldo, hoy presentadora de La Casa de los Famosos, lo vivió en carne propia en el 2021 cuando se convirtió en la ganadora de MasterChefCelebrity: “Estar allí me hizo reconocer una parte de mí que sé que no le gustó a mucha gente. Uno siempre quiere mostrar lo mejor, pero a veces salen esas versiones de uno. En ocasiones tan soberbia, tan pasada. Comenzaron a verme como una persona conflictiva. En las redes me decían que era mala persona y, de tanto leerlo, comencé a creerlo”, aseguró.
Reconoció que mientras ella pensaba que estaba siendo divertida, “había cruzado una delgada línea y llegué a lastimar a otros con mi forma de ser. Pero luego entendí que hay otra manera de decir y hacer las cosas sin lastimar a nadie”. Es así como se sometió, luego de su triunfo, a un largo viaje de sanación interna.
Algunos no han alcanzado la anhelada meta, pero prefieren anteponer su paz mental al codiciado premio ($400 millones, en La Casa de los Famosos y $800 millones en El Desafío XX), como Sebastián Martínez, quien, tras varias semanas en el programa, se retiró: “Me voy por temas de ansiedad y depresión muy potentes. Es la mejor decisión que se pudo tomar”, argumentó el participante, quien sufrió ataques de ansiedad y se le vio llorando desconsoladamente, en varias oportunidades en el reality, por lo que dio un paso al costado debido a la recomendación del equipo de psicología del canal RCN.
A su salida confesó que aunque “fue una aventura intensa y maravillosa”, ni sus compañeros ni él estaban preparados, “me puso a prueba en muchos ámbitos, sacó de mí cosas que, en circunstancias normales, me habría tomado más tiempo, y entre eso está el tema de la salud mental. Vives en constante paranoia, al no saber si te están hablando normal o como parte de una estrategia”.
Pese a que sufrió de depresión antes de entrar al reality, solo se enteró de lo que tenía realmente, mientras concursaba: “Son 22 personas que no conoces, el juego te va obligando, sí o sí, a confiar y desconfiar de muchos. Lo más difícil es la convivencia porque es estar cuatro meses con nuevas personas en donde hay solo una cocina y compartir una habitación con 11, nada de eso es fácil porque no lo conoces”, confesó el salvadoreño Gutiérrez, quien interpretó a Chacho en la novela ‘Rigo’.
Tampoco ha sido fácil para su colega, Diana Ángel, quien rompió en llanto antes y después de una noche de eliminación. Al punto que llegó a suplicar su salida: “Me siento orgullosa de haber estado luchando hasta acá, pero les manifiesto que siento que mi proceso debería ser hasta hoy. Espero que toda la gente que nos está viendo, entienda que hay momentos en los que los procesos se acaban y yo siento que dos meses, casi tres, para mí son suficientes en esta casa”. Sin embargo, la actriz fue la tercera persona más votada de la noche y regresó a la Casa.
Según el psicólogo egresado de la Universidad del Valle, Rómulo Jaramillo, maestro del método Feldenkrais, “hay una condición en los animales, incluyendo los seres humanos, que vernos sometidos al encierro, con otros compañeros de especie, nos genera niveles de tensión, individual y grupal, en el caso nuestro, se pierde la privacidad, y al tener que compartir todo el tiempo con otros, frente a comportamientos que en la vida cotidiana aceptamos o pasamos por alto, en el encierro se vuelven insostenibles. Una cosa es tolerar una manera de actuar por unas horas, otra bien distinta es tener que aguantar el mismo comportamiento, en medio de una convivencia de 24 horas durante meses consecutivos”.
A eso se suma que los participantes están siendo observados no solo por sus compañeros, sino desde afuera por toda una audiencia, incluso en su privacidad (24/7 por ViX en La Casa de los Famosos. Eso, dice Jaramillo, “pone a la persona en una condición que no es la habitual de la vida cotidiana. Es como vivir en una fantasía, en una mentira sometida a un nivel de exigencia permanente, que lleva a la presión y al estrés del aislamiento”.
“La depresión -dice el doctor Jaramillo- es una enfermedad que tiene ciertos disparadores, y estar encerrado (en condiciones extremas), siendo observado, con otras personas, que no son malas, pero que no se está habituado a sus actitudes y comportamientos diarios, y tener que actuar porque me están mirando todo Colombia, Panamá y Latinoamérica, agrava los síntomas de depresión”.
“Hay una exigencia permanente sobre los participantes alrededor de su comportamiento, de su estilo de vida, que no es natural, es un escenario forzado. Por eso es fácil que las depresiones afloren, no solo en una persona que ya lo tiene como rasgo de enfermedad, cualquiera está expuesto y por muy grande que sea el premio, no se justifica el desgaste emocional, mental y corporal”, agrega el experto.
Para él, hasta en los realities como Desafío XX, por más que los participantes sean deportistas, pueden entrar en depresión en medio del encierro y la presión. El deportista no se motiva por el trofeo, para éste el camino hacia el logro importa más, porque le da aprendizaje. El motivador no es el dinero, hasta puede ser desmotivador. Precisamente, en el Desafío XX, Valerie de la Cruz Millán, la ‘Beba’, del equipo Alpha, mostró un comportamiento que la llevó a la expulsión. Mientras Andrea Serna le explicaba los motivos de su salida, la participante, alterada, interrumpía y ponía en entredicho la labor del cuerpo médico del canal Caracol.
Después de su salida, la exparticipante, de 25 años, reconoció que concursar en el programa fue muy fuerte y que de esta experiencia saldrá más fuerte, resiliente, con mayor conciencia de sus emociones y más madura emocionalmente. Pero, advirtió a la audiencia: “Lo que están viendo no es ni la cuarta parte de una persona, ni la mía, ni la de ninguno de los otros participantes que aún están allí”.
“Las condiciones de exigencia sostenidas a través del tiempo, indistintamente a que yo haga actividades mentales o físicas, llevan a ciertas líneas de tensión que, al cruzarlas, desbordan el comportamiento. Puede tratarse de un deportista, y pueden disfrutar del aire libre, pero estar 30 días presionado, genera sentimientos que no son sanos”, aclara Jaramillo, quien asevera que es normal que una persona se torne agresiva con sus compañeros por la misma tensión.
El sacerdote bugueño Víctor Hugo Gaviria Molina, más conocido como el padre Torvic, quien participó en Desafío The Box 2022, considera que “a Beba le jugó una mala pasada la ansiedad por el encierro, las pruebas duran una o dos horas, el resto estás encerrado. No justifico su grosería y el trato que dio a sus compañeros, pero entiendo su estado de ánimo en una situación vulnerable. La mayor fortaleza es prepararse psicológicamente frente a lo que se va a vivir, tener plena consciencia”.
La opinión
Según el psicólogo Flavio Calvo, “se espera que el famoso muestre fortaleza y es probable que oculte su ansiedad, por tanta presión”.
Renuncia soberana
En días pasados, Miss Estados Unidos 2023, Noelia Voigt, renunció a su título. La modelo venezolana-estadounidense, de 24 años, publicó en Instagram: “Nunca comprometas tu bienestar físico y mental”. Días antes, la directora de redes sociales de Miss USA, Claudia Michelle afirmó que las misses “deben ser escuchadas, no silenciadas” Un día después de Noelia, renunció UmaSofía Srivastava a Miss Teen USA-