En la actualidad la música regional mexicana ha logrado un importante reconocimiento en la industria latinoamericana, tanto así, que reconocidos artistas de distintos géneros la han incorporado a su repertorio.
Entre los que han seguido esta tendencia están la cantante de pop Kanny García, quien se unió a Christian Nodal para cantar La Siguiente, y a Carín León, en Te lo Agradezco; el reguetonero Bad Bunny, quien interpretó junto al Grupo Frontera UN X100TO; la mexicana Natalia Lafourcade, que hizo de nuevo un hit del cover Nunca es Suficiente, con Los Ángeles Azules, y a su playlist de ‘la venganza’, la colombiana Shakira le sumó la canción El Jefe, junto a Fuerza Regida.
Con dichas fusiones, estos artistas han logrado aún mayor popularidad y cada vez son más los latinoamericanos que se suman a esta tendencia de adherirse a ritmos como corridos, norteñas, mariachi y rancheras, que hacen parte de la corriente regional mexicana.
Los colombianos han adoptado este género, convirtiéndose en seguidores de sus máximos representantes, los mexicanos Carín León, Christian Nodal, Espinoza Paz, Edén Muñoz Cantú, Ángela Aguilar (nieta de Antonio Aguilar) y Peso Pluma.
Una muestra del enorme éxito del regional mexicano fue su triunfo en los pasados premios Billboard, uno de los eventos más importantes de la música en español, por cuenta de uno de sus artistas emergentes, Peso Pluma, quien ganó en varias categorías, entre ellas Artista Debut y Canción del Año, con Ella Baila Sola.
Sin embargo, no es la primera vez que la regional mexicana ha tenido un importante auge. Cabe recordar que cuenta con su propia categoría en los Billboard, al igual que en los Grammy, los premian al ‘Mejor álbum de música regional mexicana’ (incluyendo tejano). Esto es desde hace mucho tiempo atrás, puesto que los sonidos propios mexicanos han influido en la historia musical de Latinoamérica.
Así lo ratifica la periodista Isabela Raygoza, editora asociada de Billboard Español, quien aseguró durante los días de premiación, “si le preguntas a un mexicano (o fans más antiguos del género), el estilo regional se globalizó cuando Pedro Infante popularizó el mariachi durante la época dorada del cine mexicano en los años 50; o cuando Vicente Fernández se convirtió en estrella ranchera internacional en los 70; o cuando Selena Quintanilla renovó en los 90 el sonido tex-mex, un género influenciado por ramas del regional mexicano; o cuando Christian Nodal superó a algunas de las más grandes estrellas de Estados Unidos con su sencillo ‘Adiós amor’ (...), cuando leo los titulares recientes que dicen que la música mexicana “por fin” se ha vuelto global, no es del todo exacto”.
Y es que aún cuando no existía el título de regional mexicana, en las décadas de 1940 a 1960, los sonidos de las regiones empezaron a popularizarse por su participación en la Época de Oro del Cine, en las que destacaron intérpretes como Lucha Reyes, Jorge Negrete, Pedro Infante, Javier Solís, José Alfredo Jiménez, Lucha Villa, Chavela Vargas, Lola Beltrán, Agustín Lara, entre otros.
Con el protagonismo de instrumentos como la trompeta, la tuba, los violines, guitarra, bandolón y bajo quinto, los ritmos mexicanos se popularizaron y en los últimos años, sin perder su esencia, este género ha revolucionado la industria por su sonido particular y el hecho de que exige el regreso de los músicos a la presencialidad, en su típico estilo de banda.
Ya sean corridos tumbados, norteños, música de banda, quebradita, grupero, tejano o duranguense, estos ritmos conservan la identidad con los músicos presentes en el lugar de la grabación. Por ello se pueden percibir sonidos que no se logran con instrumentos por computadora, como por ejemplo, un rasgueo rápido en una guitarra.
Sumado a estos elementos sonoros, sus canciones incluyen palabras de la jerga mexicana, como por ejemplo ‘morras’, ‘chula’ o ‘bien vergas’, lo que los hace únicos y difíciles de replicar.
Además de su ritmo pegajoso y estilo particular de baile, este género tiene como característica sonidos que identifican a las regiones mexicanas, una característica semejante a la musicalidad de Colombia, de ahí que los sonidos gusten tanto en el país de Shakira y de Vives.
Para Carín León, quien se presentó ayer en el estadio de Béisbol de Cali: “México y Colombia siempre han tenido un vínculo musical muy estrecho, se ha dado una retroalimentación constante, donde nuestra música mexicana permeaba y tocaba la música colombiana y viceversa. Muchos de los éxitos del regional mexicano provienen del vallenato colombiano, entonces siempre ha habido una hermandad muy cercana y evidente”.
Asimismo, el regional mexicano narra sucesos de la cotidianidad, con los cuales las personas se sienten conectadas, una peculiaridad que comparte con la música popular colombiana. “Son dos géneros que se conectan, porque representan las historias de quienes las escuchan, son ritmos que solemos escuchar desde niños, que nos representan y nos unen como latinoamericanos”, explica el artista de música popular y regional colombiana José David, conocido como Pepe Guerrero.
Corridos tumbados
Los corridos nacieron con la revolución mexicana, como una estrategia de comunicación para contar historias y compartir información. De ahí que la peculiaridad de este género sea la “música hablada”; una costumbre que se fue acoplando a la realidad de México, y en los años 70 se popularizaron los ‘narcocorridos’, al estilo de Los Tigres del Norte, y que presentaban sencillos que hablaban de contrabando, traiciones y tiroteos.
Fue tanta la influencia de estas canciones que durante una época se prohibieron en estados como Sinaloa, Chihuahua y otros, argumentando que la lucha contra el narcotráfico era una cuestión cultural. La cercanía con la globlalización estadounidense y la influencia de los ritmos llevaron a la creación de un nuevo género, en el que los artistas presentan una imagen más urbana, y aunque la esencia de contar historias se mantiene, los temas se centran en sexo y drogas.
“Hoy en día celebramos con mis ‘compas’, amalgamar el regional mexicano y el popular colombiano, a fin de cuentas nos identifican nuestras raíces”, Carín León.