Llegó al aeropuerto de Barranquilla con la misma energía que derrochó la velada del domingo siendo una de las integrantes del grupo de bailarines que acompañó a Shakira en el majestuoso espectáculo del Super Bowl, en Miami, visto por más de ciento dos millones de espectadores en solo Estados Unidos. “Fui la única bailarina colombiana”, dice con orgullo, pues, asegura, “los demás eran estadounidenses y dominicanos”.
Sus familiares, vecinos, amigos y compañeros del grupo folclórico La Mamba Africana la recibieron con pancartas, globos, tambores y otros instrumentos musicales en el aeropuerto Ernesto Cortissoz, a donde arribó el lunes, pasadas las 10:00 p.m.
A pesar de sus anteriores días de tanto trajín y del viaje desde la Capital del Sol, Liz Dany Campo Díaz, la joven de 18 años que le enseñó a bailar champeta a Shakira y ha sido su coreógrafa, salió del avión bailando. Su cuerpo se contorsionó rítmicamente al son del mapalé, en solitario, y luego, bailando con varios de sus compañeros.
Esta barranquillera que aprendió a bailar champeta desde los 3 años guiada por su abuelo Juadis Teherán, llamó la atención de la estrella colombiana por los videos de baile que publica en sus redes sociales y que se han vuelto virales.
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Por eso Shakira la contactó y le pidió que viajara a España en octubre pasado como su entrenadora de baile. En Barcelona, donde vivió en un hotel, se dedicó a enseñarle a bailar “champeta, salsa y mapalé, que fueron los tres ritmos que la gente pudo apreciar que bailamos en el Super Bowl”, le manifestó a El País desde Miami, momentos antes de abordar el avión que la llevaría de regreso a su tierra.
Pero esa no fue la primera experiencia de Liz bailando al lado de la artista colombiana. Ya en noviembre pasado la había acompañado en Madrid como bailarina en la final de la Copa Davis, evento tenístico que tiene entre sus organizadores al futbolista Gerard Piqué, esposo de la cantante, y que ella clausuró interpretando temas como She Wolf y Waka Waka.
Shakira, la alumna
Por un mes y medio, cuenta Liz Dany, tuvieron ensayos diariamente. “Fueron ocho horas bailando champeta todos los días”. Como alumna, asegura, Shakira es muy disciplinada, correcta, perfeccionista, le gusta que le salgan las cosas sí o sí. Esa mujer tiene una gran energía, no se cansa, analiza todo, hasta lo más mínimo.
Y como a cualquier alumna, a la artista también se le presentaron complicaciones. Relata Liz que a “‘Shaki’”, como a veces la llama, se le dificultaba el Cruzadito, un paso de champeta. “Era el sexto paso de la coreografía, que es agachadito y empinadito”.
Eso sí, reconoce, subiendo su tono de voz, con un súper marcado acento costeño, que Shakira como bailarina es incansable. “¡Ay, Dios mío! Te voy a ser sincera”, dice, “yo me cansaba, pero yo no lo demostraba. Pero Shakira no se cansaba, no lo demostraba, esa mujer no sé qué come, noooo. ¡Dios mío! Canta, baila, brinca, muchachaaaa. No sé de dónde saca tanta energía. Esa mujer no para, ella no pa-ra, no pa-ra”, recalca riendo.
Una vez terminaban los fuertes ensayos contaban con la colaboración de un fisioterapeuta que les hacía masajes para calmar los dolores.
Siete minutos bailando junto a su famosa coterránea, luciendo cabello marrón y no su acostumbrado pelo de color morado –“por lo que muchos no me identificaron”- comenta, la han inspirado a ambicionar muchas más metas para su vida profesional.
“Ahora lo que más quiero es triunfar, ser una coreógrafa profesional es lo que más deseo, que sea muy reconocida a nivel internacional, mundial. Yo sé que lo puedo lograr, tengo muchísima fe, el potencial lo tengo, todo es cuestión de tener disciplina, compromiso con lo que me encanta hacer. Vamos a ver qué más cosas se vienen no solo con “‘Shaki’” sino con otros artistas ‘full’ reconocidos. Y bueno, conocer más del mundo”.
Por eso quiere aprender inglés e irse a vivir a Los Ángeles, EE.UU. Por lo pronto, vivirá en Barranquillla, donde guarda la esperanza de trabajar más adelante en la sede de la entidad creada por la megaestrella colombiana, la Fundación Pies Descalzos, en la capital del Atlántico.
“Ella no me hizo ninguna promesa, al despedirse fue amable conmigo, me felicitó, me dio un abrazo, un beso. Días atrás estuvimos hablando sobre la Fundación Pies Descalzos y pues esperemos a ver si es posible que yo pueda ser profesora de baile allá”, concluye Liz Dany, no sin antes advertir alegremente que por tantas horas de ensayo al lado de Shakira aún sigue “ansiosa, queriendo seguir bailando”.
Compartiendo saberes
Liz Dany Campo Díaz asegura que sus ritmos más fuertes para bailar son los del folclor colombiano y la champeta. Aunque también le gusta mucho la salsa, el merengue y “todo ese tipo de música que uno les mete el sabor, donde hay mucho ‘flow’, todo eso”, comenta con gran desparpajo y alegría.
Manifiesta que compartió con bailarines de Swing Latino, grupo caleño que acompañó a Jennifer López durante la presentación de la diva en el Super Bowl.
“Hice mucha amistad con ellos. Esos pelaos son increíbles, increíbles, la sacaron del estadio también”, expresa emocionada.
La joven agrega que los bailarines de Swing Latino se mostraron como compañeros muy sencillos y alegres. “Ellos me transmitieron un poquito del baile caleño y yo del barranquillero; ellos me enseñaban y yo les enseñaba, fue muy chévere todo”.