Usted qué pensaría si su pareja, de un momento a otro, le dice que en vez de irse a vivir juntos, continúen la relación estando en casas separadas, de manera indefinida? Aunque para muchos esto pueda significar el fin de una relación, no siempre es así en todos los casos.
Esta puede ser una buena solución para quienes prefieren evitarse los dolores de cabeza provocados por las pequeñas discusiones propias de la convivencia, como el lugar donde se cuelga la toalla, cómo se ordenan los platos y qué hacer en el tiempo libre.
La psicóloga Gloria Hurtado explica que este modelo es una forma moderna de relación que muestra cómo las costumbres antiguas terminaron saturando, controlando o encerrando de tal manera a las personas en la vida del otro que acabaron sin vida propia, haciendo que las personas se sintieran frustradas, y ahora con las libertades que ofrece la modernidad, muchos valoran más su intimidad, una realidad que se hizo más evidente durante el tiempo de la pandemia.
Este modelo de relaciones se denomina Living Apart Together (LAT), pero en Latinoamérica se ha popularizado como ‘tú-allá’ y aunque puede parecer extraño, esta no es una tendencia reciente, por el contrario, desde hace varios años las parejas prefieren optar por este tipo de vínculos, para así mantener un amor tranquilo y con libertad, lo cual no es sinónimo de una relación abierta ni “con permisos especiales”, advierte la psicóloga.
El modelo (LAT) tiene sus ventajas y desventajas. Entre los puntos positivos está la posibilidad de mantener roles y responsabilidades bien definidos, evitando roces diarios sobre quién hace qué en el hogar. Además, algunos consideran que la separación física puede generar momentos de reencuentro más significativos y valorados.
“Es una relación que permite fluir, dejando que las personas vivan más tranquilas, sin que exista un tipo de control de ninguna de las dos partes”, considera Gloria H.
Pero, esta práctica no solo aplica para parejas jóvenes, sino que también se puede evidenciar en a personas mayores cuyos hijos ya no viven con ellos, y aunque deciden iniciar una nueva relación, prefieren mantener la comodidad que les ofrecen los tiempos de calidad de la soledad y el autoconocimiento.
“Muchas personas en edad madura ya han pasado por matrimonios o relaciones muy largas, por la crianza de hijos, y demás situaciones de la vida, que aunque son un regalo de la vida para la madurez, son experiencias que en su mayoría no quieren repetir”, explica Miguel Osorio, psicólogo clínico.
Pero, tener el convenio de mantener una relación ‘tú-allá’, donde la opción de unirse en matrimonio o vivir en unión libre no es contemplada, también trae algunas desventajas, entre ellas la ausencia de contacto físico regular, lo cual puede dificultar la conexión emocional y la intimidad.
“Además de la confianza que se construye estando día a día con la pareja, esto también crea un estado de confidencialidad. Cuando se tienen estas relaciones a distancia es más difícil contar con un apoyo emocional inmediato en un momento de crisis”, considera Osorio.
Para muchos la relación ‘tú-alla’, más que modernismos es una evidencia del temor al compromiso, “existen diferentes maneras de mantener un vínculo, y está bien que todos tenemos nuestras maneras individuales; sin embargo, no se puede ocultar que el cerrar la puerta a un paso de más seriedad es una muestra de que la pareja no hace parte de las prioridades, y es posible que esta sea una relación que no sea duradera”, opina Karen López, estudiante de psicología.
Desde este punto de vista, la pregunta que habría que responder es si la sociedad actual desea tener relaciones duraderas, esas que tienen el título de “para toda la vida”, o si más bien el deseo es vivir para el ahora.
“Las nuevas generaciones viven muy al presente. Que la palabra disfrute haga parte de la vida de cada uno, porque los jóvenes no quieren situaciones fijas y estáticas, que terminan siendo congeladas y haciendo infeliz a una persona”, dice Gloria H.
¿Relación LAT? Sí, pero con reglas
En todas las relaciones es fundamental establecer una serie de acuerdos para que estas funcionen, y evitar así que cualquiera de las dos partes termine lastimada. Gloria Hurtado explica que una de las razones por las que las relaciones tradicionales han dejado tan malas experiencias, es porque las costumbres religiosas colocan una lápida sobre el matrimonio donde se cortan las alas y la libertad de las partes. Por su parte, Miguel López considera que esto también puede suceder en una relación ‘Tú-allá’ si no se establecen desde el principio acuerdos y normas claras.
Una de ellas puede ser tener en cuenta que este modelo de amor, no es equivalente de una relación abierta (puede serlo, si las dos, personas están de acuerdo), “pero lo más importante es que los dos así lo quieran”.
Se recomienda establecer normas de visitas: ¿puedo quedarme más de 24 horas?, ¿cuánto tiempo máximo puedo estar?
Finalmente, es crucial considerar si esta es una decisión que puede cambiar, y tal vez en un momento dar el paso a vivir juntos, o si, por el contrario, alguna de las dos partes se niega de manera rotunda a la idea de las nupcias o algo similar.
Esto es clave,..
Es falso pensar que las relaciones LAT tienen menos problemas que en las tradicionales, “lo que sucede es que son discusiones distintas”, dice Gloria Hurtado.
Para que las relaciones LAT o ‘tú-allá’ funcionen, es importante que las parejas lleguen a acuerdos sinceros, con los que cada una de las partes se sienta cómoda.
“Lo que se tiene es el presente, se vive bien con la persona. ¿Hasta cuándo?, hasta que dure, porque no es una carcél”, Gloria Hurtado, psicóloga