Una humilde esclava, adornada con pulseras de coral y bolitas de oro que le regaló su amo, es llevada ante el Santo Tribunal de Cartagena tras ser acusada de incesto.
Paula de Eguiluz, la protagonista de la novela Aleluya (Planeta), del escritor Marco T. Robayo, debe pasar días en una celda que hiede a excrementos y orina antes de presentarse al inquisidor don Agustín de Ugarte.
¿Quién es esa mujer que encanta y embruja a mercaderes, militares y sacerdotes? La bióloga Verónica Blandón se obsesiona con la idea de descubrirla después de toparse en un anticuario cartagenero con manuscritos y otros objetos que la irán llevando por la historia oscura de aquella mujer cautiva.
Con una fascinación de larga data por la novela histórica, el escritor colombiano reconocido con Piel de Ébano por los International Latino Book Awards como la segunda mejor obra de 2021, regresa a las librerías colombianas y a la FILBo con una historia que, como lo afirma Gustavo Tatis Guerra, “prueba sus virtudes como un maestro de la trama y la tensión narrativa”.
El autor presentará los libros Aleluya y A la Caza del Galeón San José en la FILBo, el 22 de abril a la 1:00 p.m., en el gran salón D, y el 23 a la misma hora en el gran salón E de Corferias.
¿Cuándo y cómo nació su gusto por escribir?
Desde muy joven sentí la necesidad de expresar mi opinión a través de la escritura. Fue por eso que en la secundaria me dediqué a plasmar en el papel todos mis pensamientos dándole rienda suelta a mi imaginación. A finales de los setenta envié un par de manuscritos a un periódico de Bogotá, con la esperanza de que fuesen publicados; sin embargo, a juicio del editor, no era aún el tiempo para hacerlo.
No obstante, gracias a mi perseverancia, logré por esa época, escribir mis primeros ensayos en el colegio, lo que me impulsó a seguir con mi propósito.
¿Dónde nació su interés por la novela histórica?
El grato encuentro con la historia, a mis quince años, cuando tuve la oportunidad de conocer algunos aspectos relevantes de las monarquías más poderosas del mundo, la casa Tudor de Inglaterra y la dinastía Romanov de Rusia, me llevaron a interesarme, inicialmente, en la historia novelada y luego, con más pasión, en la novela histórica.
Y es que personajes de la talla de Nicolás II, Rasputín, Félix Yusupov, Enrique XVIII, Catalina de Aragón y Ana Bolena, dejaron una huella indeleble en mi espíritu, avivando mi curiosidad lo que a la postre repercutió en un afán investigativo que no ha parado desde entonces.
Entrando en ‘Aleluya’, ¿qué es lo que más le gusta de Paula de Eguiluz?
A pesar de que la historia se desarrolla en los albores del siglo XVII, me sorprendió descubrir en Paula a una mujer que tuvo que reinventarse, a partir de la acusación en su contra por brujería proferida en Cartagena de Indias, por el Santo Oficio de la inquisición.
Existe la falsa percepción de que el empoderamiento femenino, a nivel individual y colectivo, tiene sus inicios en la segunda mitad del siglo pasado, pero ciertamente, y con base en el legado que nos dejan los hechos históricos, no es descabellado aseverar, que su origen se produjo varios siglos atrás.
Al revisar los acontecimientos alrededor de esta emblemática mujer, la única en ser juzgada en tres ocasiones por ese ente, queda patentado su protagonismo en los estamentos político, social y religioso de la colonia. Paula encarna de manera magistral, la sagacidad, la valentía y el atrevimiento, en un mundo plagado de machismo e injusticia, demostrando que su ímpetu avasallador fue más grande que la funesta adversidad.
¿Cómo desarrolló el proceso de investigación para escribir ‘Aleluya’?
Piel de Ébano generó las primeras líneas de la escaleta de ‘Aleluya’. Allí, apareció por primera vez en mis obras el nombre de Paula de Eguiluz, como un referente en la sociedad cartagenera. Al igual que en mi anterior novela, el proceso investigativo de ‘Aleluya’ tuvo como fuente principal el Archivo General de Indias en Sevilla, España, y el de la Nación de Colombia, México y Perú.
Respecto a este siglo, el XVII, con diferencia del XVIII, existe una amplia documentación, lo que hace más accesible la investigación. A pesar de ello, en la actualidad se encuentran variados recursos en la red, algunos de los cuales no son fiables y ponen en riesgo la veracidad de algunos acontecimientos durante la colonia. Es por esto que, seguir la pista de personajes como Paula, suscita una satisfacción al ver plasmado en una obra todos los fascinantes bemoles de su vida.
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¿Qué mujeres inspiraron a dos personajes tan diferentes como Verónica Blandón y Paula de Eguiluz?
María José Gacha, una a miga mía, bióloga, científica y además colombiana, que lidera una investigación en el M.D. Anderson de Houston, inherente a la transformación celular y a sus cuadros clínicos que derivan en ocasiones en patologías como el cáncer, fue quien me inspiró el personaje de Verónica Blandón. Paula, por su parte, se representa a sí misma y encarna, al igual que Verónica, dada su condición de excelsa herbolaria, el ímpetu investigativo en beneficio de la humanidad. Entre ellas, más que diferencias encuentro semejanzas.
La curiosidad experimental y el ánimo de llegar hasta el fondo de cada asunto las ubica en un mismo plano, en donde, es tan importante el resultado, como el descubrimiento de lo que origina una determinada situación.
Me llama la atención el uso del lenguaje, que parece corresponder muy bien a la época. ¿Cómo fue el trabajo en ese aspecto específico?
En la novela se dan dos tipos de narración: la del omnisciente en el tiempo presente de la historia y la del narrador en primera persona, por cuenta del alcaide Rodrigo Pereira, desde su perspectiva como carcelero en el Palacio de la Inquisición de Cartagena.
En un principio, el uso del lenguaje se acomodó por completo a la época, de acuerdo con las reglas gramaticales existentes, sin embargo, en una segunda revisión del texto, decidí implementar unos cambios en el mismo, ya que observé que dichas inclusiones ralentizaban la lectura de la novela.
Al final se conservaron ciertos modismos, procurando un entorno que transportara al lector al siglo XVII y suprimiendo algunas expresiones que no alteraban el curso de la historia.
En un punto pareciera que su trabajo de sabueso es como el de Verónica con el manuscrito que sustrae del anticuario. ¿Qué tanto de usted hay en ella, o viceversa?
Quisiera ser tan sabueso como ella. Amo la labor investigativa, y al igual que Verónica, Paula y María José, debo fortificar mi capacidad de observación para descubrir situaciones que a veces son imperceptibles, y que me mantienen atento a cada detalle por insignificante que parezca.
La literatura y la ciencia tienen su punto de encuentro, cuando de explorar la realidad se trata, y aunque se valen de diferentes métodos, el uso de la imaginación parece ser una práctica que termina alineándolas.
Después de escribir Transmigración , y Una Vida para Steven , ¿cuál cree que es la gran pregunta o el gran problema ético de nuestros días?
Estas novelas urbanas, al igual que El Hombre en el Espejo, nos plantean una serie de inquietudes que forman parte del diario vivir de la humanidad.
Siempre estamos ávidos de respuestas, sobre todo en lo concerniente a los misterios que rodean al ser humano. La prolongación de la vida, el secreto de la eterna juventud... son muchas de las incógnitas que intentamos resolver basados en la religión, en lo que leemos o en nuestras experiencias.
¿Cómo llegó El gran genocidio a hacer parte del Plan Lector? ¿Qué considera que puede aportar la lectura de esta novela a los estudiantes?
Desde hace varios años Editorial Planeta se ha propuesto estar a la vanguardia en cuanto a la difusión de la lectura en los diferentes centros educativos de Colombia. Para ello, se ha dado a la tarea de implementar una serie de actividades para incentivar al estudiantado para recuperar ese espacio, un tanto perdido, de la lectura en las aulas escolares, poniendo a su alcance un abanico de posibilidades en novelas de variadísimos autores. Dentro de ellos, El gran genocidio y Piel de ébano, dada la transversalidad de su contenido, han sido escogidos para hacer parte del catálogo de Planeta Lector y gracias a esto, hoy se leen en los colegios y universidades de varias ciudades del país.
Como lo he mencionado en otras ocasiones, es importante que nuestros estudiantes tengan estrecho contacto con la historia y la literatura, y que mejor si las dos van de la mano en una misma obra.
El continuar con la tarea, de seguro, hará un gran aporte al futuro de los
educandos.