Hace ocho años la vida de Johana Bahamón cambió radicalmente. Su participación como jurado en un reinado de belleza en la cárcel El Buen Pastor, de Bogotá, fue el punto de partida para que esta actriz caleña viera una opción de transformar y empoderar a quienes buscan una segunda oportunidad.

La alternativa para lograr su objetivo fue el teatro. A través de ‘La casa de Bernarda Alba’, de Federico García Lorca, no solo logró que las reclusas descubrieran su potencial, sino que también encontró su vocación dando visibilidad a una población estigmatizada, olvidada y rechazada por la sociedad.

Desde ahí su labor social no paró. Se retiró de la actuación para dedicarse a trabajar mediante propuestas culturales y económicas para empoderar a la comunidad carcelaria. Las obras de teatro, la creación del primer restaurante dentro de un centro de reclusión en Cartagena y la primera agencia de publicidad conformada por personas de la cárcel La Modelo, son las iniciativas que han dado oportunidades valiosas de desarrollo profesional, económico y personal para los internos.

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Esta administradora de empresas y actriz creó las tres versiones del Festival Nacional de Teatro Carcelario, organizó el primer TEDx en una cárcel de América Latina (TEDx Buen Pastor: Cómo Convertir Errores en Oportunidades) y desde 2013 es miembro del Comité Dignidad Carcelaria del Ministerio de Justicia y del Derecho.

Su trabajo por la población carcelaria la llevó este jueves a ganar el premio a la Mujer Cafam 2020, entre 30 iniciativas.

¿Qué significa para usted haber sido elegida como la Mujer Cafam 2020?

Lo que más me gustó de participar de este premio fue conocer a las 30 candidatas que estaban postuladas. Son 30 mujeres con programas y proyectos increíbles que están construyendo, no solo el presente sino el futuro de nuestro país. Todas son maravillosas y no puedo decir que me gustó más una que la otra, son muy admirables. Ahora que ganamos este premio, queremos trabajar con ellas y no solamente visibilizar nuestro proyecto sino también el de todas, porque es un proceso increíble el que llevan las mujeres en todo el país.

¿Qué mensaje envía a las mujeres en torno al emprendimiento?

Ya se ha demostrado, cuando una mujer tiene un emprendimiento, cómo se lleva a cabo y cómo se logra. Se convierte en alguien empoderado y fuerte. A pesar de que es difícil, lo que podemos demostrar todas las mujeres es que cada error y cada decisión difícil podemos convertirlo en una oportunidad.

¿Qué la motivó a crear la Fundación Acción Interna?

Los errores. Saber que todos los hemos cometido y que no hay nadie que esté exento de estar en la cárcel. Podemos cometer una equivocación y llegar allá algún día. Las personas que lo han hecho y están pagando merecen tener otra oportunidad para resocializarse y rehabilitarse mediante un trabajo que no es de caridad, sino de calidad. Eso es a lo que le apostamos y nos ha ido bien en cuanto a los índices de reincidencia.

¿Cuál fue el mayor reto y la mayor dificultad al crear Acción Interna?

El mayor reto fue y sigue siendo la estigmatización, el miedo y los prejuicios de la gente hacia las personas que están en la cárcel, y en eso trabajamos todos los días, porque creo que las personas que estamos afuera vivimos más encerradas mentalmente que los que están privados de la libertad.

¿En qué se inspiró para crear un modelo de oportunidades así?

Nuestro modelo de intervención en las cárceles lo creamos conociendo el día a día de las personas privadas de la libertad, qué los motiva, y después de la condena qué quisieran hacer.

¿Qué ha sido lo más gratificante de su labor en las cárceles?

Ver que las segundas oportunidades existen, se logran y son reales. Si reconocemos que cometemos errores para pedir un segundo intento, podremos dar, generar y devolver la vida a otras personas.

En frases

“Yo creo que hay un talento que todos tenemos y es el de servir, hacer algo bueno por la sociedad. No hay que saber hacer nada, sino querer hacerlo de corazón, poder aportar algo a quienes están a nuestro alrededor, ayudar así sea a una sola persona, eso es algo que debemos fomentar y es más que suficiente”.

“Nuestro modelo de intervención lo creamos conociendo el día a día de las personas privadas de la libertad. Lo que les gustaría hacer cuando salgan de la celda, qué los motiva y después de la condena qué quisieran hacer. A raíz de esto desarrollamos nuestra metodología de intervención”.