La narradora de ‘Besacalles’, el cuento de Andrés Caicedo, escrito en 1969, revela todas las preocupaciones de una travesti caleña que se prostituye en el centro de la ciudad, por los lados de la avenida del río. Este cuento, es quizá una de las narraciones más tempranas, en la literatura colombiana, donde se representa desde una perspectiva desprejuiciada a la comunidad LGBTIQ+. De hecho, el escritor caleño describió de forma explícita en algunas de sus obras, como ‘El atravesado’ y ‘¡Que viva la música!’, a personajes con orientaciones sexuales divergentes, homosexuales y lésbicas. Y él mismo, como deja en claro su correspondencia, no fue ajeno a estas inclinaciones sexuales. Durante el siglo XX, la literatura colombiana ha contado con escritores que, implícita o explícitamente, han plasmado su sensibilidad homoerótica en la ficción y la poesía. A principios de siglo, el poeta Porfirio Barba Jacob fue el más legendario poeta gay de Latinoamérica, cuya obra poética es fundamental. También, el escritor Bernardo Arias Trujillo, quien usando el seudónimo de Sir Edgar Dixon, publicó en 1932 y en Argentina, la novela ‘Por los caminos de Sodoma: confesiones íntimas de un homosexual’, quizá la primera obra abiertamente gay de Colombia, que fue rechazada por gran parte de la sociedad en aquellos años. Hoy, sin embargo, esta obra es un hito en la tradición de la literatura queer a nivel nacional y latinoamericano. Lea aquí: Una Reina de Platino: continúa la celebración por los 70 años de Isabel II en la corona británica No obstante, solo desde los años 80, con la obra de Fernando Vallejo y Gustavo Álvarez Gardeazábal, se comenzó a consolidar un imaginario gay auténtico y de gran calidad artística que sigue creciendo, y dejando como legado algunas de las mejores obras de la literatura colombiana. Aquí compartimos una pequeña selección de títulos para empezar a crear nuestra biblioteca colombiana del orgullo gay.
Otra obra destacada dentro de la cultura gay, es la del escritor John Better Armella, autor de ‘Locas de felicidad’ y ‘A la casa del chico espantapájaros’.
La primavera maldita de Alonso Sánchez Baute
Con la publicación de su primera novela ‘Al diablo la maldita primavera’, Alonso Sánchez Baute obtuvo el Premio Nacional de Novela en 2002. En ella cuenta la historia de Edwin Rodríguez Buelvas, un joven de provincia que llega a Bogotá y se inmiscuye en los excesos de la vida nocturna, y antes que dedicarse a la universidad, se entrega al deseo de convertirse en la drag queen más famosa del país, pero para ello debe descubrir su nueva identidad, explorando el espectro más abierto de la sexualidad con amores ocasionales y enfrentándose a otros que desean lo mismo. Desde su publicación, esta novela se convirtió en un clásico de la literatura queer de Colombia, y su personaje en un símbolo de toda la comunidad LGBTIQ+.
El díptico homoerótico de Giuseppe Caputo
El barranquillero Giuseppe Caputo es autor de las novelas ‘Un mundo huérfano’ (2016) y ‘Estrella madre’ (2020), dos historias llenas de poesía y amor libre, no solo el de padres a hijos, sino el que nace entre hombres del mismo sexo. En ‘Un mundo huérfano’, el protagonista narra su vida de privaciones materiales al lado de su padre, pero riquísima en imaginación y afecto, al tiempo, que hace una celebración de la diversidad sexual. Por otro lado, en ‘Estrella madre’, un hijo cuenta cómo es su vida desde que su madre se fue del apartamento que compartían, allí vive situaciones absurdas y tiernas, y poco a poco se despierta en él un poderoso erotismo que asume con total naturalidad, puesto que si bien hay pobreza, reina la mutua comprensión.
‘El río del tiempo’ y el amor de Fernando Vallejo
Antes de empezar su ciclo de novelas ‘El río del tiempo’, Fernando Vallejo dedicó una biografía a Porfirio Barba Jacob, ‘El mensajero’ (1984), donde revela en detalle la vida íntima del poeta de Santa Rosa de Osos, así como los diferentes círculos literarios donde la homosexualidad del colombiano era plenamente aceptada. Por otro lado, la obra autobiográfica de Fernando Vallejo aborda en diferentes momentos la sensibilidad homoerótica con gran calidad artística, principalmente en las novelas ‘El fuego secreto’ (1987), ‘La virgen de los sicarios’ (1994), ‘El desbarrancadero’ (2003), y ‘Escombros’ (2021), esta última donde retrata su relación de 44 años con el coreógrafo mexicano David Antón.
Las misas de ‘El divino’, Álvarez Gardeazábal
Aunque el escritor y político vallecaucano es reconocido principalmente por su novela histórica ‘Cóndores no entierran todos los días’ (1972), su posición abiertamente gay se ha plasmado en otras de sus obras como ‘El divino’ (1986), donde habla de la homosexualidad en el narcotráfico, y en una de sus más recientes novelas, ‘La misa ha terminado’ (2014) describe en detalle las relaciones secretas entre sacerdotes. Para Pablo Di Marco, escritor argentino y seguidor de la obra de Gardeazábal, “en los años ochenta él tuvo el talento y la valentía de darle forma al primer personaje gay de una telenovela colombiana —¿acaso es posible olvidar a Eurípides, el peluquero del pueblo en ‘El divino’?—. Y ya bien entrado el siglo XXI, continuó fascinando e incomodando en partes iguales al escribir ‘La misa ha terminado’, una novela que describe nada menos que la homosexualidad en la Iglesia moderna“.
Jaime Manrique y la aristocracia gay
El escritor y poeta barranquillero, Jaime Manrique, radicado en Estados Unidos y quien escribe sus obras en inglés, ha explorado la cultura literaria asociada con el movimiento gay, entre ellas está su libro de ensayos y perfiles biográficos ‘Maricones eminentes: Arenas, Lorca, Puig, y yo’ (1999). Desde la narrativa, se encuentran sus novelas ‘El cadáver de papá’ (1978) donde revela los conflictos familiares y el descubrimiento de la sexualidad, ‘Luna latina en Manhattan’ que describe la vida de un gay en Nueva York (1992) y ‘Como esta tarde para siempre’ (2018), en la que dos jóvenes seminaristas se enamoran sinceramente.
¿Existe una literatura gay?
Hay diferentes enfoques “Puede referirse a literatura escrita por personas que se identifican como homosexuales, o por ejemplo, a novelas, cuentos, poemas, ensayos que tienen personajes gays o una exploración de lo homoafectivo; u obras que dan cuenta de las luchas por los derechos. En esos sentidos, claro que hay una literatura gay en Colombia. Sin embargo, me interesa pensar estas cuestiones más allá de lo identitario, más allá de la orientación sexual o la identidad de género, y mirar las estéticas. Discutir las estéticas como dice Diamela Eltit. Mirar lo ‘raro’, lo disidente o divergente que hay en las obras, más allá de si quien las escribe se identifica como gay, lesbiana, trans o como persona no binaria”, aclara el escritor Giuseppe Caputo.