Si la amargura invade tu alma, si te lastima algún desamor, cuando tú sientas penas sin calmas, cuando al vivir no encuentres razón, no le hagas caso y échala a un lado, interpretando alguna canción. Canta, mi hermano canta, y así mitigarás tu dolor”.
Hablamos con el hijo y seguidor del legado de Tito Cortés: Julio Cortés, quien cumple 35 años de trayectoria.
Ya son 35 años de carrera musical, ¿cómo se siente?
Son 35 años, debo darle gracias a Dios por ese don tan bonito que me ha dado de hacer música; a mi padre Tito Cortés, que en paz descanse; a mi familia, a mis hermanos, a la dinastía de los Cortés, ya son 10 producciones que llevamos como independientes.
Arranca usted en el barrio Andrés Sanín, hablemos de sus inicios...
En la casa paterna, en el barrio Andrés Sanín, al lado del río Cauca, vengo de esa herencia de mi padre. Empecé en la música a los 8 años, incursionando en la percusión, conga, bongó y timbal, al lado de él, en el marco del Sonero Clásico del Caribe, agrupación que lo acompañó por muchos años.
¿Qué le decía su papá al verlo hacer pinitos en la música? A veces el padre no quiere que su hijo repita su historia...
No fue mi padre, sino mi madre, la que no quería que yo fuera músico, me decía que por mi padre había bohemia. Yo vivía escondiéndome, como ella no quería que yo fuera músico, se iba a pasar revista en los buses que nos llevaban a la agrupación con los instrumentos. Un día me escondieron en una llanta de repuesto del carro y la cubrieron con un plástico negro, ella entró y no vio a nadie, y cuando volteó en la esquina, ellos me dicen: ‘Salga, repuesto’, y me quedé con esa chapa.
¿Qué anécdotas guarda de barrio, en casa con Tito, bolerista, cantante, sonero, muy querido, y un adelantado para su época?
Es un legado que no morirá, siguen escuchando su música y cómo no hablar de lo que hice gracias a él. Mi casa, sin ser exagerado, mantenía abierta 18 horas, de par en par, donde desfilaron Loucho Bowen, Helenita Vargas, Los Visconti, Daniel Santos, Julio Jaramillo, Virgilio Barco, Carlos Holmes... Ensayaba el grupo allí y eran las cuatro de la tarde y todos llegaban a recibir su cafecito con pan, que alcanzaba hasta para el de la sombrilla y de la mazamorra.
¿Dónde dio sus primeros pasos?
Con mi padre y mi hermano Hardany Cortés nos enseñó percusión a todos en la familia y formamos Los del Caney con el maestro Luis Carlos Ochoa, Ever Manyoma, Jorge Huertas, Efraín Aranda, Alonso Tafur, Hardany Cortés y este servidor. Yo tenía 9 años.
¿Qué siguió?
Yo intercalaba con los del Caney y la primera orquesta que hubo en Colombia fue la de este servidor con grandes talentos, que me alegra verlos ahora en el Grupo Niche, en Guayacán, en el Grupo Galé, y con Marc Anthony. Incluso maquiné traer a Willy García, yo escuchaba la voz de ese peladito de Buenaventura, que había grabado con ‘Memo’ Cabezas, pero no lo pude convocar. De esa época recuerdo a Luis Bravo, gran trompetista; Paul Gordillo, que está ahora con Niche; John Dennis, cantante; Mauricio Cachana, del Grupo Niche y otros. Inauguramos el Parque de la Caña.
Vamos con algunas cancioncitas de la playlist de su padre...
Mi viejo grabó mucho, con esto de las redes he empezado a escudriñar y me he dado cuenta del repertorio tan grande que tenía, grabó en Colombia, en Venezuela, están: Alma Tumaqueña; Consolación; “El día que te fuiste de mi lado”: Derrumbes, y Diablo: “espíritu burlón, no me quieres dejar tranquilito, tú me quieres matar”.
¿Cuál fue el paso a seguir ya estando usted más maduro?
Fueron transiciones rápidas. Después de la Fórmula 8, se retira Andrés Viáfara de la Suprema Corte y me mandan a llamar, para hacer parte de esta institución. Yo miro la música como un fichaje, a mí ya me había visto Jairo Varela en Buenaventura, éramos los que abríamos, yo había comprado un piano por 100 mil pesos, era bonito, no sonaba como piano, pero le puse mi calcomanía de Yamaha.
¿Y cómo terminó cantando con un piano de Niche?
Varela me vio y pasaron tres, cuatro años, lo que duré en Suprema, cuando me llama Andrés Viáfara, que Álvaro del Castillo se había retirado, y me ponen la cita para ensayar en los estudios de Niche, y me encuentro con ese piano Roland KR-33. Cantamos Un Amante Como Yo: “Carece de brillo el lugar donde el sol se esconde”... de Cheito Angulo, de los mejores compositores. Veníamos armados con humildad, y salimos pisando duro”. Yo tenía 17 años. Jairo fichó a cinco.
¿Cómo fue el encuentro con él?
Me mandó llamar a su oficina, subí, me temblaban las piernas, para ir a hablar con él. Me dice: “Ve, vos sos buen músico, tocás bien, pero por ahí me han dicho que sos bien loquito, que te caés, te ponés un yeso, y te vas a tocar con otro grupo. Me dijo portate serio, bajá, que el Grupo Niche está en México, decile a ‘Pelu’ (Peluza o Álvaro Cabarcas), que se alternen”. Grabé Al Pasito, Mi Negrita, la Calentura, El Coco, Solo un Cariño. De esos éxitos, poco se tocaba, ya Niche se estaba volteando a lo comercial: Una Aventura, Se Pareció Tanto a Ti, Busca por Dentro. Duré 11 años en Niche, grabé 10 producciones.
¿Después de Grupo Niche, La Suprema Corte, dónde llega la idea de que Julio debía tener su Corte?
Fue en un centro comercial, había grabado en México con la Sonora Dinamita, y le dije a Jairo Varela: “Maestro, pienso retirarme de Niche”, no la creía y me dice: “Ya sé que te vas a ir a tocar chucuchucu a Los Ángeles”, no sé cómo se enteró de que nos habían ofrecido el doble de lo que uno se ganaba en Niche para vivir en Hollywood. Cinco músicos nos fuimos: Alberto Barros, Fabián Picón, el finado Lula Guevara, Daniel Silva y este servidor.
Pero me dio ‘Calitis’, siempre he sido fiel a mi bella Cali, me han hecho muchos ofrecimientos en Estados Unidos, en Europa, en México y los he rechazado. Le dije: “maestro, quiero hacer mi sueño, como algún día usted lo soñó”, y me respondió: “Julio, si es así, te deseo lo mejor y aquí están las puertas abiertas”. Me retiro el Grupo Niche un año, grabo mi primera producción: Julio y Kike (Harvey), hicimos covers como Mulata, Muñeca, temas inéditos porque Kike compone muy bien. Estaba dando qué hablar, y Willy (García) y Javier (Vásque) se retiran de Niche, me dañan el oído: “‘Cuello’ vení pa’ que metás mano acá en Son de Cali”. Al año ya estábamos nominados al Grammy. Cuando Willy y Javier montaron toldo aparte, dije “voy a apostarle a lo mío”. Compré mis equipos, mi estudio, empecé a componer, a hacer arreglos, a dirigir mis grabaciones, a grabar mi percusión, a cantar. Me sentí feliz, aunque no ganara lo mismo que antes.
¿Por qué Julio Cortés y su Corte?
No fue por la Corte Suprema, es más de la jerga de combo bravo, selecto. Arrancamos con un zumbido, desempolvando el vibráfono, me gusta estar mezclando y sacar a flote esos instrumentos que se han perdido un poco.
¿Por qué hacer una apuesta en vinilos, en pleno siglo XXI y era digital?
Tengo siete vinilos. Hace años en un Encuentro de Melómanos vi un vinilo del Gran Combo y veo a Maite Hontelé y Tromboranga en vinilo. En Cuba, Chile, en Estados Unidos y Europa era el pan de cada día. La primera producción la mandé a prensar en Londres. Hicimos Canta en homenaje a los coleccionistas, Señora Rumba, Melaza: un disco prensado en Estados Unidos, después llega el tercer álbum: Golpe Contundente y luego Siglo XXI. En el 2022 hago otro en Europa, igual que el de 35 aniversario que llegó hace una semana.
¿Cómo empezó a pensar en el disco de 35 años?
Me estaba cogiendo el tiempo. Lo Cortés no me Quita lo Bailado, salió bien. Pero siempre me tomo mucho espacio en cada producción, me siento y digo: “Voy a hacer un guaguancó, un boogaloo, un instrumento, el bolero que no puede faltar, un tema arrastrado (que pone como poseídos a los melómanos, de ritmo lento) y descarga”, que ahorita hay mucho auge con las academias de baile.
Sus tres temas preferidos de Niche...
Prueba de Fuego, La Negra no Quiere, Gotas de Lluvia y Sin Palabras, el único bolero de que hizo Jairo Varela.
¿Qué viene ahora?
Con la bendición de Dios, estamos cocinando algo, han desfilado artistas por este estudio, estuve hablando con el maestro Harley León, con El Canario, quiero hablar con Diego el Cigala, con Gilberto Santa Rosa, para hacerle un homenaje a mi padre, despacio y con buena letra, no sinfónico porque eso es una cosa.
¿Hay salsa para rato?
Estamos más vivos que nunca, no se desconoce la entrada del reguetón, pero la salsa llegó para quedarse y ahora está más fuerte. Antes no había ese encuentro de melómanos en el mundo. Ahora vez las orquestas promocionando en vinilo, las audiciones llenas. Estaré en el encuentro en Manizales el 8 de enero e iré el 6 de abril a Leyendas Vivas de la Salsa. Esto está cogiendo fuerza en Estados Unidos, en Nueva York; en Cuba, la cuna, y en Puerto Rico están flotantes, pero siguen produciendo y acá, consumimos el género.