El Pintor y escultor colombiano Fernando Botero tuvo una relación lejana con Cali a pesar de haber estado casado con una ilustre caleña: Cecilia Zambrano con quien estuvo casado por cerca de 11 años y vivió en Nueva York y Europa durante uno de los periodos mas importantes en la formación y consolidación como artista.
En la capital del Valle no quedó ninguna de sus esculturas ni alguna colección como las que donó a Bogotá y Medellín dónde reposan en el Banco de la República y el Museo de Antioquia sus mas importantes obras, incluyendo la obra que él consideró la mas importante: “Pedrito” el retrato de su hijo Pedro Botero Zambrano, fallecido a los cuatro años de edad, en 1974, en un accidente automovilístico en España un hecho que marcó la vida del artista y afectó su matrimonio llevándolo al divorcio en 1975.
La relación de Fernando Botero con la capital del Valle del Cauca fue muy lejana y las obras que permanecen en la ciudad son propiedad de coleccionistas privados, sin embargo el museo la Tertulia guarda dos de sus trabajos: “sin título” y “Bodegón” que en palabras de la curadora del museo Melissa Aguilar “son dos obras de 1976 y 1977 respectivamente y son una litografía y una foto litografía que entran a la colección del museo gracias a una donación particular que incluyó dos fotografías originales tomadas a Fernando Botero por el fotógrafo cartagenero Hernán Díaz.
El museo La Tertulia no tuvo una relación cercana con Botero pero estas dos obras son muy importantes para nuestra colección porque hacen parte de un grupo de artistas modernos que se fueron por el campo de la abstracción o de la nueva figuración, como el caso de Botero, y hacen parte de ese patrimonio y un legado importantísimo no solo para la historia del arte de nuestro país y sino también dentro de un marco cultural mucho mas amplio para la creación de un imaginario nacional”.
En el 2004 La Tertulia exhibió en el edificio de L a Colección la exposición itinerante donación Botero 2004 compuesta por la última serie de pintura y dibujos del artista hasta ese entonces, las cuales eran testimonio de episodios de violencia en Colombia.
Esta exposición estuvo en itinerancia por cinco museos del país. Las obras expuestas como “mujer llorando”, “viva la muerte”, “carrobomba” “secuestrado” entre otras fueron una donación a Colombia y su depositario permanente fue la colección del Museo Nacional.
Este antioqueño se convirtió en uno de los pocos pintores que en vida tocaron la fama mundial y sus obras están exhibidas en los principales museos y en las plazas de importantes ciudades del mundo en dónde se considera todo un honor tener una de sus gigantescas esculturas instaladas en alguno de sus espacios públicos siendo Medellín una de las privilegiadas con la famosa Plaza Botero que alberga 23 esculturas de diferentes temas y que es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.
Cali no tuvo ese honor que si tuvieron Bogotá en le parque del renacimiento y en el museo del Banco de la Republica dónde una mano gigante y gorda recibe a los visitantes, Cartagena con la “gorda Gertrudis” en la Plaza de Santo Domingo y por supuesto Medellín con obras ubicadas en diferentes puntos de la ciudad, una de las obras mas famosas es la “paloma de la paz” la cual sufrió severos daños con una bomba y que el maestro Botero pidió dejar intacta para luego ubicar a su lado una nueva paloma y representar en su propias palabras “la imbecilidad de la guerra”.