Mañana no será un gran Viernes Social para los salseros, que en medio del confinamiento recibieron la triste noticia del fallecimiento del puertorriqueño Carlos Enrique Estremera Colón, más conocido como Cano Estremera, ‘El Dueño del Soneo’.
Murió a los 62 años de edad, y aunque no se conocen las causas exactas, estuvo internado en un hospital en mayo pasado, debido a una bacteria que es común en los pacientes con trasplante de pulmón.
Algunos caleños hacen referencia a su tema ‘Me quedé con las ganas’ porque, debido al veto que se le impuso al cantante en el año 2014, salseros y promotores del género, como Gary Domínguez y Carlos Ospina se quedaron con el deseo de verlo sonear de nuevo en vivo. “Estoy conmocionado, teníamos la esperanza de que el Cano volviera a las tarimas y que se le levantara ese veto infame que le impusieron en Cali y en Colombia algunos periodistas y personajes, por una actuación en su momento digna de evaluación, pero que no era para tanto. Se murió el Cano y se quedó sin el permiso de volver. Era uno de los grandes soneros contemporáneos, marcó un récord registrado en Puerto Rico. Tenía la voz limpia y esa agilidad mental inigualable, por encima de su postura controversial en tarima”, dice Gary.
Para Carlos Ospina, dueño de La Topa Tolondra, templo salsero de Cali, “se fue un grande de la salsa. En cuanto escuchaba la música, empezaba a improvisar soneando”. Él lamenta no haber tenido en La Topa al cantante de ‘Pero me hiciste tuyo’ y ‘Ámame en cámara lenta’. Recuerda que el año en que pensó llevarlo a su sitio, “le impusieron el veto por sus infortunadas palabras en tarima, luego vino el trasplante. Pero su música, que ha sonado en discotecas y salsotecas de Cali, seguirá sonando, la de su paso por la orquesta de Bobby Valentín y lo que hizo como solista”.
El veto a Cano se produjo en 2014 tras un concierto en Cali en el que el artista improvisó en público frases de grueso calibre como: “En Buenaventura, si me joden mucho te llevo a las ‘casas pique y les hago sacar el corazón”, refiriéndose a lugares utilizados por grupos al margen de la ley para torturar y desmembrar personas.
Lea también: La Fundación del Artista Colombiano está en crisis y pide ayuda en medio de la pandemia
En dicha ocasión, también hizo soneos subidos de tono al referirse a las mujeres.
Precisamente, la periodista caleña Bethsabé Castro, quien difundió en primicia la noticia que le valió el veto a Cano, dice que la muerte del boricua “es una dolorosa pérdida para la salsa. Es de humanos errar y quizá después del 2014, tal vez él entendió que su forma de actuar no había sido la mejor en un país que le abrió las puertas y lo mantuvo vigente”.
Cuenta Ospina, que cuando sus seguidores estaban atentos a su doble trasplante de pulmón, por su condición de fibrosis e hipertensión pulmonar “se avivó el rumor de su muerte, desmentido por su esposa”.
Infortunadamente para los seguidores del intérprete de La Boda de Ella y El Muñeco de la Ciudad, esta vez no se trató de ‘fake news’, la noticia de su fallecimiento la confirmó su esposa Yamira Arce en redes sociales: “Mi corazón está destrozado, no tengo consuelo”.
Tras la operación el cantante no volvió a caminar, pero el Cano no perdió las ganas de cantar y dijo que volvería a la música al terminarse la pandemia: “Pienso volver. Si no puedo, tampoco voy a dejar de dormir por eso”.
Carlos Molina, del Museo de la Salsa, considera que el Cano “era del pueblo, como la salsa. Representaba a esa población vulnerable por su manifestación social, y en su canto y en la rumba tradicional de los estratos bajos que es donde vienen los ritmos de golpe, representaba al negro tradicional, así como los hermanos Lebrón y la Sonora Ponceña. Deja un gran vacío, era ‘un salsero de la mata’, como bien dicen los boricuas”.
Le puede interesar: María Thereza Negreiros, protagonista en exposición de La Tertulia
“Era de los últimos cantantes herederos de la escuela de soneros y uno de los alumnos más aventajados de Ismael Rivera, de quien aprendió la forma impecable de montarse en los coros para sus largos fraseos melódicos”, anota Wilmer Zambrano, bloguero y tuitero salsero.
Coincide con ellos Ossiel Villada, jefe de la Redacción Web de El País y melómano, en que Cano “dejó una huella inmensa en la salsa, con su arte vino a rescatar y resignificar en los años 80 el papel de los soneros puros. Esos hombres dotados de un talento casi sobrenatural para la improvisación y para generar a partir de ella una conexión íntima con el sentimiento popular. Él tenía una capacidad asombrosa para el soneo, que hoy prácticamente ya no existe entre las nuevas generaciones de salseros.
Agrega Villada que “sin embargo no se puede dejar de observar que, en muchas ocasiones, desbordado por ese talento, y quizá sin controlar las emociones derivadas de su tarea, incurrió en situaciones poco afortunadas, como la que protagonizó hace años en nuestro país, al hacer mofa de la situación terrible de violencia que se vivía en el Pacífico colombiano, por cuenta del conflicto armado. Error que le generó problemas para volver a actuar en Colombia”.
Para la cantante salsera Adriana Chamorro, “él era uno de mis favoritos, de hecho cuando estaba en la Orquesta Canela y fuimos a grabar a Puerto Rico la primera vez, pude contactarme por teléfono y fue un sueño hecho realidad hablar con él. Siempre supe de lo imprudente que era al hablar, pero también es cierto que en Colombia la gente alababa mucho su talento y eran felices con lo que decía. Pero reconozco que llegó a ser muy grotesco con las mujeres, por eso lo del veto, es de lamentar esa parte, porque como artista era de los grandes, el legado que deja difícilmente otro sonero lo puede reemplazar”.
Chamorro, esposa del maestro de la salsa y director de Niche José Aguirre, relata que Alexandra Albán, colega suya, fue testigo de las últimas presentaciones en Estados Unidos que Cano realizó, hasta que se sintió muy enfermo y que recientemente lo vio en un video, donde aparecía en silla de ruedas: “Tenía mucha fe de salir adelante, pero estaba muy realista en torno a que su enfermedad no era fácil”. Cano dijo hace poco que hizo las paces con la muerte: “Te pones en paz con tu gente, te sientes preparado. Tengo la maleta hecha, si la tengo que coger, la cojo, que sea lo que Dios quiera”.
Reacciones
Luis Araque, cantante del Grupo Niche, comentó: “Cano Estremera fue uno de los grandes exponentes de este género, al cual le aportó demasiado, con su estilo y su forma de cantar. Será el eterno dueño del soneo”.
Alejandro Iñigo, otro cantante del Grupo Niche, opina: “Cano fue uno de los mejores soneros que ha dado la historia de la salsa en el mundo. Su legado perdurará, su historia y canciones servirán de ejemplo para las nuevas generaciones”.
El melómano Gary Domínguez dice que “era el segundo albino más grande de la salsa, después de Néstor Sánchez, maestro de Cano, quienes sonearon juntos”.
Medardo Arias, autor del libro ‘La verdadera historia de la salsa’: “Cano era un dicharachero, excelente sonero, nunca mal intencionado. En un concierto en Cali improvisó unos versos infortunados y las Madres de la Caridad de la Salsa decidieron que una persona ‘tan grosera y atrevida’ no podía regresar a la ciudad. Que error. No he visto que se le imponga veto a Bad Bunny y a otros reguetoneros por las letras de alcantarilla que distinguen sus canciones, esas sexistas”.