De entre toda la obra, visceral y desesperanzada, de Samuel Beckett hay una frase que —en contra o para ironía de su radical pesimismo— terminó adoptada por los coach de superación y escritores de autoayuda de las nuevas generaciones, otorgando un sentido paradójico a sus recetas optimistas. En un pequeño libro titulado ‘Rumbo a peor’ se encuentra la nueva máxima de los gurús posmodernos: “Todo de antes. Nada más jamás. Jamás probar. Jamás fracasar. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.
La filosofía fracasista a la que me refiero tiene pocos maestros, pero en Colombia, sin duda, uno de ellos es Martín de Francisco Baquero, presentador, locutor, comentarista de fútbol, actor, productor y humorista, oficios en los que jamás consideró ser exitoso.
Cuando afirmaba, a mediados de los años 90, en el programa La Tele, junto a su inseparable amigo Santiago Moure —otro maestro fracasista—, que los colombianos “venimos de fracaso en fracaso, la gente no está esperando que pase algo bueno, pero seguramente sí va a pasar”, parecía que estaba apuntando a su propio futuro, en el que Martín de Francisco llegó a “fracasar mejor”, encontrando el equilibrio y un poco de sabiduría, sin perder su agudo sentido crítico.
La historia de cómo Martín de Francisco aprendió a fracasar mejor llega a los teatros con la obra personal ‘¡Qué vergüenza con ustedes!’, en la que repasa su vida, comentando —sin miedo al ridículo— sus inseguridades y desaciertos, cada uno de sus proyectos frustrados, la fe impenitente por el fútbol y su amado Deportivo Cali, mientras concluye que se pasó la vida “de fracaso en fracaso” y ahora, a sus 58 años, resulta que de alguna forma sobrevivió.
Podría afirmar que soy su discípulo y algunos se preguntarán: “¿Cómo puedes aguantarlo?”. Pero no, más bien como escribió Julio Ramón Ribeyro en ‘Los dichos de Luder’, solo es que “me encanta su manera tan natural de invitarme a compartir su fracaso”.
Fuera de la pantalla, el coach de la “anti-ayuda” es tímido, aunque accede durante unos pocos minutos a responder mis preguntas.
—¿Qué es el fracaso para Martín de Francisco?
Alguna vez lo dijo Michael Jordan cuando le preguntaron por qué era exitoso y él respondió que porque había fracasado muchas veces. Pero estamos hablando de alguien que consiguió un éxito galáctico, una cosa cósmica, y esa respuesta es ahora un cliché.
Pero es que cuando uno logra consolidarse en algo, pues la mayoría de las veces es porque te ha tocado fracasar mucho, es a partir de esos fracasos uno sabe qué sirve y cómo seguir moldeando la manera de llegar a tener proyectos más consistentes, porque si los otros fracasaron no era su momento, quizá estaban mal planteadas algunas cosas y uno tampoco tenía una convicción imperturbable, simplemente la cuestión no estaba sólida.
Ahora bien, sin querer decir que uno ha llegado al éxito, hay cosas que uno siente consolidadas, un proyecto como el que tengo con Hernán Peláez, que es algo muy agradable hacer, o la obra que tuvimos con Santiago Moure, por 10 años, que se llamó ‘Sit down tragedy’, en la que también había mucho de esa cadena de fracasos y los buenos momentos que hemos pasado.
Ya en esta segunda obra, que estoy haciendo solo, no me enfoco tanto en lo que me pasó en la niñez, que me hizo ser como soy, sino en cómo llegué a este momento, cómo fue ese enlace de proyectos que fueron un chasco y un fiasco.
—¿Cómo alcanzar la lucidez en el fracaso sin hacerse la víctima?
Hay que darse cuenta de que han fracasado ciertas cosas en la vida de todos y en el mundo, aceptar que uno ha fracasado y que debemos trabajar para matizarlo. Creo que haciéndonos conscientes del fracaso, al menos en mi caso, eso ayuda a aligerar el peso, porque de alguna manera la conciencia pone luz a las derrotas y nos deja entender en qué fallamos.
En ‘¡Qué vergüenza con ustedes!’ hablo mucho de eso, de cómo mis proyectos muy bien planeados fracasaron, pero todo lo enseño de forma irónica, haciendo una parodia de coaching, aunque yo no tengo ningún derecho a ser coach de nadie, precisamente por eso termino haciendo el ridículo.
Allí hablo de cuestiones muy puntuales que me pasaron en mi familia, por ejemplo, el fracaso antes de entrar a la televisión, luego tantos otros en la pantalla chica y, sin embargo, aún sigo aquí. Creo que todo consiste en darse cuenta de que todos tenemos la capacidad de fracasar en cualquier momento, por eso no podemos dar nada por sentado, sentir ilusamente que uno ya lo consiguió, tener ese convencimiento, porque uno no sabe qué es lo que vaya a pasar más adelante.
—¿Se considera un hombre exitoso?
Si me pongo a pensar en mi vida, digo que no salió tan mal, porque yo siento que todo ha podido ser peor. Hay cosas que han salido muy mal, la mayoría, y otras cosas que han salido bien, sin que yo esperara demasiado.
Tomarse tan en serio es ridículo, sin querer decir que yo no lo soy. Pero lo más payaso que hay es la gente convencida, y no hay nadie más serio que un tramposo.
—Entonces, ¿podría afirmarse que es como un gran fracasado?
Esa sería mi definición perfecta.
El dúo dinamitero de la televisión colombiana
Como en un aviso de Se Buscan, los dinamiteros de la televisión colombiana pueden ser reconocidos por las siguientes señas: uno es alto y con cabello largo, el otro es un poco más bajo, calvo y con barba, pero ambos, con sus punzantes comentarios, pueden herir de muerte el ego de cualquier persona y de todo un país. “Si desea mantener las apariencias, es mejor alejarse de ellos cuando los vea”, podría aconsejar el letrero.
No obstante, para gran parte una generación, la juventud de los años 90, el estilo mordaz y crítico de la dupla de humoristas formada por Martín de Francisco y Santiago Moure resultó irresistible. Mientras que para otros, en su mayoría padres y defensores de la corrección política, De Francisco y Moure siempre serán unos payasos inútiles, mejor dicho, un par de fracasados. Y tienen toda la razón.
Desde que, en 1993, se emitiera por primera vez el programa La Tele, un formato de comentarios y reportajes humorísticos sobre la realidad colombiana, presentado por De Francisco y Moure, acompañados por el siempre leal Carlos Molina, más conocido como ‘Cerdo’, el estilo de la dupla explosiva generó adhesiones y rechazos, no solo de los televidentes, sobre todo en el mundo del espectáculo, dado que por lo general sus agujas daban en el ego de los famosos.
En aquella época, Martín de Francisco tenía 27 años y había intentado destacar en la actuación, pero fracasó. Entretanto, su hermana, Margarita Rosa, ya era considerada una diva colombiana, por su belleza y las actuaciones en telenovelas clásicas como Gallito Ramírez y Los Pecados de Inés Hinojosa.
Fue cuando su amigo Carlos Vives, que había estado casado con su hermana, lo invitó para un nuevo programa en el que como contó en una entrevista, “podía hablar de lo que quisiera, fútbol y otras cosas, con propio estilo”.
El programa se llamó La Tele, estuvo al aire por tres años, tiempo en el que se burlaron de reinas, cantantes, políticos y la incultura de los colombianos, pero a pesar de su gran audiencia, fue cancelado.
Así, De Francisco y Moure continuaron con el concepto en varios formatos: radial, animado, incluso en obra de stand up comedy, durante más de 20 años, hasta que en 2017, regresaron con La Tele Letal, un programa mucho más incómodo para algunos sectores del entretenimiento y la política, que de nuevo obtuvo gran popularidad y de nuevo fue cancelado en 2024.
“Hubo un momento en el que nos dijeron que íbamos a hacer la nueva temporada y nos fueron como dilatando, yo creo que ellos no quieren un programa que es diferente, de opiniones políticas, porque nosotros nos hemos burlado varias veces de este gobierno, porque han cometido errores, pero hemos estamos de acuerdo con otras. No quieren un programa de humor que tenga opiniones políticas”, comenta Martín.
También recuerda que entre las entrevistas que realizaron en La Tele Letal, una de las más tensas fue con la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático.
Los programas de una generación crítica
El Siguiente Programa. Fue el proyecto animado que crearon De Francisco y Moure entre los años 1997 y 2000, una crítica bizarra de la realidad nacional.
El Profesor Súper O. En el año 2004, De Francisco produjo otra serie animada sobre los errores idiomáticos en español, creando un personaje del Pacífico.
La Tele. Entre 1993 y 1997, este programa producido por iniciativa de Carlos Vives, permitió a De Francisco crear su propio estilo y convertirse en el gran fracasado de la televisión colombiana.
De Francisco en familia
Siendo hijo de Gerado de Francisco, un reconocido actor, y Mercedes Baquero, una reina de belleza, hermano de Margarita Rosa, una de las actrices más importantes del país, Martín de Francisco tenía belleza, talento y quizá demasiada inteligencia, por lo que, en vez de buscar el éxito y ser el famoso esperado, optó por romper las convenciones, dinamitando desde adentro las falsas pretensiones y el ridículo de la farándula criolla.
Pero, para lograrlo debía empezar por él mismo, escogiendo la autenticidad del fracasado, con lo que —para sorpresa de sus detractores— se convirtió en un ídolo involuntario.
Para Andrés Torres Altamirano, músico y productor, seguidor de la carrera de Martín de Francisco desde los años noventa, “él es una especie de precursor de los influencers, mucho antes de que existieran las redes sociales”.
“Su relevancia radica en la gran capacidad para combinar irreverencia y sensatez en un momento en que la televisión colombiana comenzaba a llenarse de actitudes falsas y artificios. Con su humor mordaz y su agudo sarcasmo, nos ofreció una visión crítica de la realidad nacional, desnudando con ingenio las contradicciones de nuestra sociedad y convirtiéndose en una figura imprescindible para quienes buscaban entretenimiento con sustancia”, complementa.
Más allá del personaje procaz y con un verbo sobrecargado de palabras rimbombantes que aparecen en la pantalla, o escuchamos por radio, la vida de Martín de Francisco fue pasando de una juventud inestable a una sobria madurez, lleva 15 años sin beber alcohol, que matiza su radical pesimismo.
No se puede olvidar su legendaria frase: “No tengo derecho, no soy nadie, soy una babosa en este tierrero. Pero ya que tengo esta tribuna, tengo esta televisión, tengo una cámara... Vamos con todo”.
En la actualidad, el humorista y periodista deportivo está casado con Ana Isabel Egurrola, con quien tiene una hija, Antonia, de 2 años.
Lo que pocos saben, o ya no recuerdan, es que entre 2007 y 2011, estuvo casado con la actriz Verónica Orozco. También fueron muy mediáticos sus romances con modelos y otras famosas.
Además, hace poco, él mismo reveló que tiene un hijo de 34 años, su primogénito, con el que se conoció hace cinco años. Se llama Pablo y es un filósofo, “hemos seguido construyendo una relación muy bonita y cordial, en general con toda la familia estamos bien”, dijo en una entrevista.