Érase una vez, a sus 73 años, el monarca tal vez más preparado de la historia de su país, pero también el menos carismático y lleno de manías y excentricidades, por las que, desde mucho antes que falleciera su antecesora y madre, Isabel II, se ganara por parte de su personal en Clarence House el remoquete de ‘príncipe mimado’.
Pese a la fría relación con sus padres, Carlos III de Inglaterra ha llevado siempre una vida suntuosa, adobada por sus caprichos, como el exigir a sus ayudantes de cámara —según The New York Post—, que le plancharan los cordones de los zapatos y que incluso le exprimieran la pasta de dientes, solo una pulgada, ni más ni menos, y se la pusieran en su cepillo por las mañanas.
Ha dejado ver en público, al rabiar con una pluma que manchó sus dedos el día de su posesión, su carácter “irritable, veleidoso y antojadizo”. Y aunque Buckingham lo desmiente, según ex empleados, “padece de trastornos obsesivos compulsivos”. A menos de una semana de la asunción, se tomó una jornada de descanso y las redes sociales hablaron de “hartazgo y agotamiento”.
Persiste el temor por el libro biográfico que el príncipe Harry piensa publicar, en el cual, se dice, que habla “pestes”
de su madrastra Camila.
Otras excentricidades
El rey Carlos III tiene pasión por la jardinería y conversa con sus plantas. Se considera un intelectual al que le gusta leer filosofía y poesía.
De acuerdo con su antiguo empleado, Graham Newbould, es muy quisquilloso y "donde quiera que vaya por el mundo, la caja de su desayuno va con él. Tiene seis tipos diferentes de miel, algunos mueslis especiales, fruta seca, entre otras exigencias. Insiste en que el queso y las galletas se las calienten a una temperatura concreta, ya que de lo contrario, no se las come.
En mayo de 2020, en medio del confinamiento por coronavirus, Clarence House, la residencia de Carlos mientras fue príncipe, publicó una de sus "recetas favoritas" con queso y llevaba una nota que decía: "Siempre que sea posible, utilice ingredientes orgánicos", otra de sus manías.
En el documental ‘'Serving the Royals: Inside the Firm’, Paul Burrell, quien fue mayordomo de la fallecida monarca, dijo que el rey Carlos conseguía “que se lo hicieran todo”, desde tender su cama hasta el más mínimo detalle.
“Su pijama se plancha cada mañana, los cordones de sus zapatos también; el tapón de la bañera tiene que estar en una posición determinada y la temperatura del agua debe estar tibia, y sus toallas colocadas siempre en la misma posición para que le sea más cómodo secarse”, contó el ex empleado.
El biógrafo real Anthony Holden confirmó: “tiene dos hombres, pagados por el Estado, para ayudarlo a vestirse”. Adonde va, envía por furgones para llevar su asiento de inodoro, su cama, su mobiliario y su papel higiénico Kleenex Velvet. ¿Si eso era de príncipe, cómo será ahora de rey?