Pilar Castaño se sienta en medio de Franklin Ramos y Juan Carlos Giraldo, con quienes comparte el rol de jurado en el reality ‘La agencia. Batalla de modelos’. Con su voz suave, pero contundente, y la velocidad que les impone a las frases —muy similar a la de su mamá, Gloria Valencia de Castaño—, pero especialmente con los argumentos que le da su experiencia en el mundo de la moda, se hace sentir.

“A los concursantes les hablo como si fueran mis hijos. Una vez me invitaron a comer y no paré de darles indicaciones para lograr una buena mesa, siempre corrigiéndolos, pero con mucho cariño. Les decía: ‘Qué hacen tomando vino en una copa de champán’, se ponían de pie y yo: ‘De la mesa no se para nadie’ y ‘¿Esta cucharita dulcera qué hace al frente mío?’ Siempre queriendo aportar”, confiesa la periodista bogotana que ha entrevistado a personajes como el político español José María Aznar, el actor Mario Moreno ‘Cantinflas’, el bailarín Joaquín Cortés, el artista José Luis Cuevas, el chef Alain Ducasse y el tenor Luciano Pavarotti, entre otros. La misma que fue capaz, en 1990, de salvar una transmisión en vivo y en directo del Concurso Nacional de Belleza a punto de naufragar por un problema del computador, y que gracias a su poder de improvisación —durante 45 minutos—, salió a flote.

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Ahora, en ‘La Agencia’, formato propio del canal, que se grabó el año pasado en Medellín, que presentará Andrea Serna, 24 participantes (12 hombres y 12 mujeres), tendrán que pasar de ‘Castaño’ a oscuro al someterse exigentes pruebas dentro del modelaje, especialmente en medio de una convivencia sin libretos ni poses.

Los concursantes estarán divididos en tres agencias que competirán entre sí, y que estarán lideradas por ex top models colombianas, como Belky Arizala, Catalina Maya y Carolina Castro.

¿Qué podría adelantarnos sobre los participantes de este reality?

Tengo hijos adolescentes y hablo el lenguaje de ellos. Ahí me doy cuenta que la moda debe ir de la mano de la evolución social, como ha sucedido siempre. Estos muchachos que están en esta batalla de modelos, trajeron su bagaje, su vida en las comunas de Manrique (Medellín), de municipios como El Bagre, Antioquia, pero también del Valle del Cauca y Bogotá. Se presentaron 21 mil aspirantes con 21 mil historias, de los cuales se escogieron muy pocos, entre los que hay magos, actrices, chefs, bailarines, gente de verdad que quería cambiar su existencia, pero para ello, deben entender que hay código de barras, parámetros a seguir, actitudes a asumir, posar para un fotógrafo, proyectar una imagen, creerse el cuento.

¿Qué tan incluyente es ‘La Agencia’?

Muy incluyente y real. Es un programa que no se había realizado nunca antes en la televisión nacional. Aquí no hay tallas específicas, encontramos desde XS hasta XXL, transgéneros, personas de la comunidad LGTBI, lo cual es muy importante porque es la realidad que vivimos hoy en día. Aquí no hubo el morbo al que uno está acostumbrado, lo dejamos por fuera. Todos somos seres humanos, independiente del ser hétero o gay, negro o blanco.

¿Es implacable con los participantes?

Soy mamá, este par dicen, como burlándose: “¡Ay! Mamá” —señala a Franklin y a Juan Carlos— pero al mismo tiempo soy exigente, porque quiero que, tanto mis hijos como otros jóvenes, logren grandes cosas en la vida. Lo más importante es que a todos los que pasaron por este programa ya les cambió la vida, van a empezar a realizar comerciales, harán pasarelas, o se convertirán en actrices o presentadores. Ya se llenaron el bolsillo de platica, porque cada contrato es millonario. Ni ellos ni nosotros perdimos el tiempo. La que menos perdió el tiempo fui yo, que vine a aprender y aprendí como una loca.

¿Aprendió mucho de la nueva manera de hacer televisión?

Sí, muchísimo. Yo nunca había hecho televisión así, nunca me habían puesto un apuntador o micrófonos en la cadera ni en la cintura calientes todo el tiempo. También es raro ver en televisión lágrimas de verdad, ver llorar a Juan Carlos y a Franklin cuando se fue un participante, que no entiendo la razón por la que salió, porque era fantástico, pero todo, todo aquí es real.

¿Qué deja este tipo de programas al mundo del modelaje?

Le abre los ojos a un montón de gente que piensa que por su peso o por su estatura no logrará nada. Este programa te enseña que todo vale. Que si te gustas, te postules como modelo; que si sientes que tienes sobrepeso veas que eso funciona en el modelaje, porque hay mil personas como tú. Ser modelo es ser aspiracional de una gente que es como tú. El color de piel, el sexo no deben contar, en el programa hay todos los géneros y filosofías. Nos dice que no hay que temer a la estatura y que las medidas pasan a un segundo plano.

¿’La Agencia’ va a generar un cambio en el mundo del modelaje?

Va a romper estigmas. Las agencias de modelos se van a tener que sacudir y empezar a buscar otro tipo de modelos más reales. Y ojalá vendamos este formato afuera para que vean que aquí no hay género, ni colores, ni nada. Hay un participante grandísimo que tiene unos labios que parecen dos sofás. Aquí no hay género, color, ni nada, es la vida real de los jóvenes.

¿Cómo ser un gran modelo?

Para ser un gran modelo, hay que ser versátil, histriónico, articulado y en especial, capaz de afrontar cualquier reto.

¿La industria de la moda, hoy, es incluyente?

Sí, los que no son incluyentes son quienes contratan las perchas para vender esa moda. Los diseñadores lo único que hacen es rasgarse las vestiduras para contar sus historias y que las prendas caminen con la gente. Pero hay una ruptura que debemos curar, y es que debemos lograr que la gente real sea la que modele, aquellos que tienen cosas para contar. Ahí sí que la moda vive.

¿Por qué es tan importante que la moda viva?

La moda es el reflejo socio económico de las sociedades, uno llega a un país y ve por la ventana del auto o del tren y se puede hacer una idea de cómo es el lugar viendo cómo viste la gente. ¿Que por qué debe vivir? La moda es tu cómplice desde que despiertas. Yo siempre digo que si te sientes el pantalón o los zapatos, estás mal vestida, las prendas deben fluir, ser parte de ti.