Alejandro Leiva Salazar, más conocido como Piter Albeiro, ha vendido biblias, enciclopedias a crédito, seguros para conductores de autos, ropa interior para dama, creó un club exclusivo para taxistas y hasta inauguró un puesto de fresas con crema llamado Fruty Postre, empresa que en algún momento pensó: “Iba a poner a temblar a Alpina”.

La historia de todos estos emprendimientos las cuenta el comediante en su libro El Sueño del Millón de Dólares, publicación en la que da consejos a los emprendedores, cuenta anécdotas y explica cómo logró crear una de las empresas más exitosas de renta de autos en Miami.

Piter, mientras se encontraba en España, habló con El País de Cali para contar por qué decidió escribir un libro en el que cuenta cómo fracasó en distintos negocios, explicar a qué se debe su pasión por los autos y revelar cómo fue su retiro del humor.

¿Por qué decidió escribir este libro?

He sido un inquieto por los negocios. Me encanta hablar de esos temas y las historias de cada negocio que emprendí son como un show de comedia, pues he hecho cosas muy graciosas por hacer negocio.

Un día empecé a enumerar los negocios en los que me he metido y descubrí que habían sido casi 20 diferentes y cada uno es una anécdota, por lo que empecé a escribirlas en mi celular. Cuando terminó MasterChef algunas editoriales me buscaron para ver si estaba interesado en escribir un libro de cocina o de humor. Yo les dije que no, que lo que tenía pensado era publicar uno de emprendimiento, práctico y sin términos de economía.

Una de las historias más curiosas del libro es la del negocio de las fresas con crema...

En una carretera probé un postre muy rico y pensé que se podía vender como pan caliente, por lo que decidí comprarle los postres a la señora que los vendía y venderlos en Bucaramanga.

Sin embargo, días después, cuando yo ya tenía todo comprado, y de invertir 15 millones de pesos, la señora me dijo no le interesaba salir de allí, que no necesitaba vender más porque no se quería volver multimillonaria. Me dijo: “Usted en tres meses me volvió prácticamente esclava y, estoy ganando más plata, pero ya no veo a mis hijos. 

Después de mucho tiempo me enteré que ella hacía los postres con leche en polvo que traía de Venezuela y eso le daba un sabor diferente.
Recuerdo que algunos postres, cuando los traía al clima cálido de Bucaramanga se cortaban y no quedaban sirviendo para nada.

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Debido a los constantes fracasos, ¿pensó en dejar de emprender?

Eso pensé después  de que me quebré con un concierto. Ese día dije que parecía bobo tratando de crear empresa y perdiendo plata, mientras que lo único que me daba dinero era el humor. Pensé en dejar de hacer tanto negocio y dedicarme a Piter Albeiro.

¿Entonces por qué decidió rentar carros en Miami?

Porque duré 22 años en el humor y 15 viajando por el mundo. Y tuve que rentar carros muchas veces y todas las cosas malas que me pasaron  y las que veía que eran problemas las ofrecí en mi oficina como una solución. 
Decidí que mi empresa de renta de autos tenía que dejar a los clientes en la puerta del aeropuerto, como si fuera un Uber o un taxi.

¿A qué se debe tanta pasión por los autos?

Porque con mis tíos toda la vida molestamos con carros y a todos nos encantan. Además, gracias a películas como El Auto Fantástico o Rápidos y Furiosos uno es más apegado a los carros deportivos. En ‘Rápido y furioso: reto Tokio’ apareció Nissan 350z y lo compré.

Siempre he trabajado para mis carros, la gente decía que estoy loco porque en un momento no tenía casa propia pero tenía seis carros. Mi papá siempre me decía que con lo que valían dos carros podía dar la cuota inicial de un buen apartamento.  Me siento la persona más feliz del mundo cuando estoy en un carro. 

¿Qué tan difícil fue dejar a un lado su carrera como comediante para enfocarse solo en su negocio?

No fue tan difícil porque yo estaba sufriendo mucho por los viajes, es decir, a mí toda la vida me gustó hacer humor porque ese momento en el que sales al escenario, recibes el cariño de la gente, se ríen y haces del show algo único. Sin embargo, uno hace un espectáculo que puede durar 10 años y que cada ocho días ven personas diferentes, pero usted de cansa de repetir lo mismo durante 20 años. Además, ahora tengo la facilidad de estar en la casa un sábado y poder planear un asado o irme a la playa, eso no lo hacía nunca mientras estaba como comediante. 

¿Pero en algún momento va a volver a la comedia?

Ahora estoy alejado por un tiempo del humor pero sé que en cualquier momento puedo volver. Por ahora no, porque si, por ejemplo, anuncio una presentación en Cali, me van a pedir que me presente en otras ciudades.

En su libro dice que el mundo de los negocios le ha enseñado a ser generoso, ¿por qué?

Cuando hablo con personas que me manifiestan que quieren emprender y les doy información casi confidencial de mi empresa, algunos me dicen que estoy loco porque cuento todo sobre mi compañía. Pero yo creo que eso no tiene nada de malo, porque yo no he hecho nada ilegal, y así otros podrán entender cómo son las cosas. Eso mismo hago con mi hijo, a él le digo que el dinero se puede conseguir, pero siempre desde la honestidad, la constancia y la disciplina.

¿Cuál es la recomendación que usted le daría a un emprendedor?

Entender que absolutamente todo negocio tiene un proceso. Nosotros estamos acostumbrados a decir que “desde que el negocio dé para los gastos y se maneje solo, todo está bien”, pero ningún negocio se maneja solo.

Muchos de nosotros hemos sacrificado tiempo y esfuerzo al trabajar en el día y estudiar en la noche. Uno invierte en la matricula tiempo, presenta exámenes y ¿cuánto le pagan por ir a la universidad?: Nada. Lo que uno hace allí es una inversión con el objetivo de que en un año o dos le dé para una mejor calidad de vida.

Igual pasa cuando uno quiere abrir un nuevo negocio, pues se debe tener otro trabajo y la nueva empresa tiene que convertirse en ese sacrificio, en esperar un año o dos para ver los resultados. Sin embargo, las personas quieren que 8 días después, con lo mismo que venden pagarse gastos y ese es el error más grande.