El abrazo de la serpiente no se llevó el Óscar a Mejor Película Extranjera, pero según los críticos es ganadora gracias al mensaje que transmite y debería considerarse patrimonio audiovisual.
La película húngara El hijo de Saúl, de Laszló Nemes, finalmente le arrebató el anhelado Óscar a El abrazo de la serpiente, del colombiano Ciro Guerra, gracias a su mirada distinta del Holocausto nazi, a través de Saúl, un judío que trabaja en los comandos encargados de limpiar los residuos humanos (piezas, les dicen) que quedan después del exterminio nazi. Lea también: ¿Quién es Ciro Guerra, la mente detrás de 'El abrazo de la serpiente'?
Como parte del comando tiene sus privilegios y el más importante es su propia supervivencia (no sabe hasta cuándo). En este horrible contexto, la compasión se abre paso cuando Saul se obsesiona con la misión de enterrar a un niño bajo los rituales judíos.
Se sabía que las posibilidades de ganar eran remotas, porque por delante de ella estaba El hijo de Saúl, película húngara que contó con el apoyo de Sony Pictures, uno de los grandes distribuidores de cine, que desplegó una inmensa campaña publicitaria para su filme.
El hijo de Saúl, según José Ignacio Sánchez Quintex, director de Cinemagazín, logró mostrar algo que nadie esperaba acerca del tema de Auschwitz, lo que para muchos de los críticos la convierte en algo original. A la realización colombiana le tocó disputar el premio este 2016, con una de las películas europeas más importantes de los últimos 25 años. Ya habrá tiempo para la revancha. Guerra tiene muchas ideas en mente, un sinfín de producciones por rodar y, sobre todo, talento.
También era previsible el peso del voto judío en la Academia, por los enormes nexos de la sociedad judía con la industria del cine, además el trabajo de lobby que hacen para influenciar a los académicos que eligen, es una realidad innegable y ahí el músculo financiero también juega, explica Juan Carlos Romero, director del Programa de Cine y Comunicación Digital, de la Universidad Autónoma de Occidente.
Para Harold De Vasten, actor y realizador de cine El abrazo de la serpiente merecía ganar por ser una historia universal, que habla de un discurso profundamente humano que nos llama a recuperar el respeto por la naturaleza, la importancia de cada acto del hombre frente al mundo y nos jala las orejas recordándonos que nuestra condición depredadora es la misma que va a causar nuestra extinción.
Precisamente, por su mensaje, dice De Vasten que los colombianos debemos considerarnos ganadores por tener en nuestro patrimonio fílmico una película de ese calibre, de esa magnitud y de esa belleza.
Coincide con él el director de Cinemagazín en que la película de Ciro vuelve a mirar esa inherente búsqueda del conocimiento ancestral y lo revela de una forma sencilla y clara, lo que hace que cualquier persona que observe esta producción cinematográfica, lo entienda y lo vivencie. A eso se suma el valor que tiene la cinta de Ciro Guerra para los colombianos, es una valiosa realización con una fotografía impecable que debe ser considerada como patrimonio audiovisual de nuestro país, porque logra una vez más visibilizar a las comunidades indígenas y su aporte espiritual.
Romero cree que más allá del Óscar el cine colombiano no se puede sentir frustrado o que ha sido injustamente tratado, porque el haber llegado a donde ha llegado es una ganancia enorme. Eso ya posiciona la lectura y la recepción que ha tenido en los círculos especializados. Para que nuestra cinematografía haya consolidado estas obras ha corrido mucha agua debajo del puente, la ley 814 ha empujado muchísimo a estas producciones y tenemos un grado de madurez y de variedad cinematográfica que nos debe dejar a todos muy contentos.
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