Vive en Los Ángeles (California), donde es consejero de estrellas del cine como Will Smith y su esposa Jada Pinkett, de artistas como Alicia Keys, y figuras del entretenimiento como Khloe Kardashian y Oprah Winfrey, entre otras.

Su nombre es Jay Shetty, un inglés de ascendencia india, que tiene más de 38 millones de seguidores en redes sociales, y a quien en 2017 la revista Forbes escogió como una de las personas menores de 30 años más influyentes del mundo.

¿Pero qué hace tan especial a Jay Shetty? Para empezar, que fue monje hinduista por más de tres años, solo abandonó su casa de meditación en Bombay, cuando su maestro se lo propuso, “me dijo que creía que yo sería de más utilidad si me iba del ashram y compartía lo que había aprendido con el mundo”. Precisamente, la otra particularidad de Shetty es que decidió compartir la sabiduría milenaria de los monjes, adaptada a las necesidades de la actualidad a través de las redes sociales. De hecho, su podcast de salud y bienestar ‘On Purpose’ es el más escuchado en lengua inglesa.

Shetty, quien se refiere a sí mismo como “exmonje”, porque ahora está casado, acaba de publicar en inglés y español el libro ‘Piensa como un monje’, una guía para conseguir el éxito a través de la paz interior y la vocación de servicio por los demás.​

El libro también contiene una serie de ejercicios de respiración, visualización y audición, formas ideales para lograr niveles de meditación profundos, así como para el bienestar físico y mental.

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Liberarse del ego

“Tratamos de estar a la altura de lo que los demás piensan de nosotros, aunque sea a costa de nuestros valores. Rara vez, o nunca, fijamos nuestros propios valores de forma consciente e intencionada. Tomamos decisiones vitales con base en esa imagen reflejada doblemente de quién podríamos ser. (...) El objetivo de pensar como un monje es tener una vida libre de ego, envidia, avaricia, ansiedad, ira, amargura y lastre. En mi opinión, adoptar su actitud no solo es posible; es necesario. No tenemos otra alternativa. Debemos hallar calma, sosiego y paz”.

Ser agradecido

“David Steindl-Rast, un monje benedictino, define el agradecimiento como la sensación de aprecio que se experimenta cuando «reconoces que algo es valioso para ti y no tiene nada que ver con su valor monetario».

Cuando empiezas el día con agradecimiento, estás abierto a las oportunidades, no a los obstáculos. Te atraerá la creatividad, no las quejas. Descubrirás nuevas formas de crecer en lugar de sucumbir a los pensamientos negativos”.

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El don de servir

“El fin más elevado es vivir sirviendo. En una charla que dio mi maestro, Gauranga Das, dijo: «Planta árboles a cuya sombra no tengas intención de sentarte». Esa frase me cautivó. Los monjes viven al servicio y pensar como ellos equivale en última instancia a servir. Un monje sabe: «que no ha venido a recibir, sino a dar»”.

Dominar el miedo

“El miedo nos alerta y nos enciende. Esa bengala de aviso resulta útil: señala problemas y a veces nos motiva. El problema del miedo es que no es sostenible. Cuando funcionamos con él durante mucho tiempo, no podemos dar lo mejor. Pero cuando reclasificamos el miedo, podemos ver lo que es auténtico, y con ello descubrir verdades profundas y valiosas que pueden instruirnos. Cuando identificamos los temores relacionados con el apego y fomentamos el desapego, vivimos con mayor sensación de libertad y gozo. Y cuando encauzamos toda la energía oculta tras los miedos hacia el servicio, reducimos el temor a no tener suficiente en la vida y nos sentimos más felices, satisfechos y conectados con el mundo que nos rodea”.

Superar la ambición

“En sánscrito, la palabra para referirse a ella es ‘maya’, que significa creer en aquello que no existe. Si dejamos que los logros y las adquisiciones determinen nuestro rumbo, viviremos en la ilusión de que la felicidad depende de las muestras externas de éxito. La gratificación material es exterior, mientras que la felicidad es interior. Cuando los monjes hablan de ella narran la historia del ciervo almizclero, un cuento del siglo xv. El ciervo almizclero capta un aroma irresistible en el bosque y busca su origen, sin darse cuenta de que la fragancia sale de sus propios poros. Se pasa la vida entera en busca de su propia fragancia. De la misma forma, nosotros buscamos la felicidad, cuando podemos hallarla en nuestro interior”.