El príncipe Enrique, hijo menor de Carlos III, fue acusado este viernes de querer "demoler" la familia real británica con las revelaciones contenidas en sus memorias, filtradas días antes de su publicación y a cuatro meses de la coronación de su padre.
Titulada "Spare" ("En la sombra" en español), la autobiografía verá la luz a nivel mundial el 10 de enero, en un contexto de tensión en la monarquía británica.
El libro, repleto de detalles privados, acusaciones y reproches, fue accidentalmente puesto en venta durante unas horas el jueves por una cadena de librerías española, lo que permitió procurarse un ejemplar a todos los diarios sensacionalistas británicos.
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En el escrito, Harry asegura que Carlos III hacía "sádicas" bromas sobre si era el "verdadero" padre de Enrique, que creció entre rumores sobre su parecido con el mayor James Hewitt, amante de Diana, su madre fallecida en 1997.
Otros detalles sórdidos incluyen cómo perdió la virginidad con una "dama mayor" detrás de un pub, su consumo de cocaína siendo adolescente, las 25 personas que mató durante sus misiones militares en Afganistán o la mujer, a la que se abstiene de llamar "medium", que le permitió contactar con su difunta madre.
Sus declaraciones sobre Afganistán indignaron a algunos veteranos británicos. "Enrique se volvió contra la otra familia, la militar, que una vez le abrazó, tras haber destrozado a su familia biológica", afirmó el coronel retirado Tim Collins, que dirigió un batallón en Irak en 2003.
E incluso Anas Haqqani, alto líder talibán, criticó al duque de Sussex por considerar a sus blancos como "piezas de ajedrez": "eran humanos, tenían familias que esperaban su regreso", tuiteó.
Así entonces, a la izquierda y derecha del espectro político, todos ellos fustigaron el viernes las revelaciones del príncipe, de 38 años, que en 2020 sacudió la monarquía cuando junto a su esposa Meghan dejó la institución para irse a vivir a Estados Unidos alegando una presión mediática y familiar insoportable.
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"Nadie se escapa de la misión brutal de Harry de demoler a la familia", titulaba el izquierdista Daily Mirror, mientras el derechista Daily Mail lo acusaba de "escupir todo el veneno posible".
"Nunca habíamos visto algo así, que un miembro de la familia real ataque a la institución de forma tan pública", dijo Craig Prescott, experto constitucional de la universidad galesa de Bangor.
"Si esto continúa un tiempo --ya lleva así uno o dos años--, la gente podría comenzar a preguntarse '¿deberíamos empezar a pensar en la monarquía de otro modo? ¿Es necesaria una reforma?'", agrega.
Por su parte, el príncie afirma simplemente querer explicar su "verdad".
Lo peor, Guillermo.
Así, relata una disputa en 2019 en Londres durante la cual Guillermo, ahora de 40 años, tildó a la exactriz estadounidense Meghan Markle, con la que su hermano se había casado un año antes, de "difícil", "grosera" y "áspera".
Afirma que este lo zarandeó y lo tiró al suelo y esperaba que le devolviese el golpe y entablar una pelea.
En opinión de Richard Fitzwilliams, experto sobre la familia real, "lo peor" es "el modo en que se presenta a Guillermo". "Alguien que traicionó su confianza (...) alguien que lo agredió realmente. No es un retrato muy halagador para un futuro rey", subraya.
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Ya en la serie documental "Harry & Meghan", estrenada por Netflix en diciembre, Enrique acusó al servicio de prensa de su hermano de la cobertura mediática negativa contra él y Meghan, debida en su opinión a que "robaban protagonismo" a otros miembros de la familia.
Aunque según fuentes citadas por The Sun, Carlos III y Guillermo están tristes por estas acusaciones, el palacio de Buckingham no reaccionó.
"Por una parte, cuando algo no se desmiente, la gente empieza a creerlo", afirma Fitzwilliams. "Por otra, la familia real tiene un verdadero problema: ¿cómo gestionar esta situación?".
De momento, parece ya improbable que Enrique y Meghan estén junto a la familia en la ceremonia de coronación del nuevo rey, prevista el 6 de mayo en la Abadía de Westminster.