A un género musical, que hoy representa toda una cultura, y cuyo nombre desde un principio generó docenas de definiciones que siguen discutiéndose, no podía faltarle su propio diccionario. Porque, cuando “estamos en salsa”, la lengua toma otros rumbos, cambia el paso y llevadas por el ritmo del montuno, el movimiento de los bailadores y el pregón de los soneros, las palabras de siempre se transforman en otra cosa, en “nuestra cosa latina”.
Entonces, dentro del imaginario cultural de la salsa, el “coco” ya no es lo que dice la Real Academia de la Lengua Española: “Árbol de la familia de las palmas...”, para los salseros cultivados el “coco” es un “estado de enamoramiento o atracción a causa de la belleza, soltura y tumbao de una persona”, como se define en el ‘Diccionario salsero’ del colectivo cultural Salsa sin Miseria, quienes para avalar esta acepción citan a una autoridad lexicográfica indiscutible, el maestro Bobby Valentín con su canción ‘Tú eres mi coco’, en la que esta palabra se vuelve una sugestión: “Negrita eres mi coco, cómo bailas tú, me pones coco”. Y con la misma palabra, ¿quién puede olvidar este bucle musical de Tito Puente? “Coco - coco - coco - se - co - coco - coco...”, que podría seguir hasta el infinito.
Este es solo un ejemplo de las más de 500 palabras, términos y expresiones de la salsa que se reúnen en la segunda edición del ‘Diccionario salsero’, que Salsa sin Miseria presentará esta tarde, a las 4:00 p.m., en el Salón Madera del Centro Cultural de Cali. A diferencia de la primera edición, publicada en 2018, en esta se realizó un trabajo documental más exhaustivo, que abarca la cultura salsera desde cuatro categorías que demuestran su impacto: coloquialismos, gastronomía y fauna, orquestación, cumbancha (pasos y estilos de baile) y santería.
“Más allá de términos como ‘pasito cañandonga’, Cali tiene una forma sabrosa de expresarse”. Junior Adilson Pantoja, Escritor
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Se trata de un diccionario, pero debido a la naturaleza “cumbanchera” de su tema, también viene acompañado con una discografía única (alojada en Spotify), ya que cada definición es referenciada con una canción del repertorio salsero canónico, donde el lector puede comprobar -o gozar- ese deslinde músico-lingüístico que sufren las palabras cuando se mezclan con los ritmos afroantillanos.
El diccionario, que cuenta con ilustraciones originales de Gavilán, además, incluye un código QR para acceder a tutoriales de baile, donde se enseñan algunos de los pasos y estilos referenciados.
El colectivo caleño Salsa sin Miseria, fundado en 2016 por Stephanía López, Sergio Valdés, Christian Rodríguez, Juliana Velasco y Junior Adilson Pantoja, se ha dedicado a explorar la identidad salsera y promoverla desde diferentes medios y estrategias, con publicaciones digitales, impresas y organizando eventos culturales. Entre sus objetivos está lograr que la tradición salsera se “afinque” en las nuevas generaciones.
El encargado de escribir todas las entradas del ‘Diccionario salsero’ fue Junior Adilson Pantoja, poeta y periodista musical, graduado de la Escuela de Literatura de Univalle, quien no solo agotó discografías en busca de expresiones salseras, consultó otros diccionarios de música cubana, religión yoruba y santería, así como de coloquialismos cubanos, puertorriqueños, venezolanos y colombianos, sino que recogió testimonios de melómanos, académicos, músicos y bailarines para documentar sus definiciones.
¿Esta sería la edición definitiva del diccionario?
No hemos hecho el lanzamiento y ya me encontré con otros dos términos que identifiqué en un par de canciones, por eso hay que entender este diccionario en el sentido de que consigna palabras de una lengua, una cultura viva y dinámica, entonces no podemos pretender que esta sea una edición definitiva, que contenga todo, sería muy prepotente de nuestra parte. Pero puedo asegurar que este es un trabajo que hemos hecho con mucho cuidado, respetando la tradición, y con mucha rigurosidad.
¿Cuáles son esos dos términos que encontró?
Son “cuquear”, que viene siendo como irritar a alguien o sacarle el genio. Y la expresión “Arrancar en fa”, que apenas la voy a consultar a unos amigos músicos, “Mulata arranca en fa”, dicen en la canción ‘Seguiré sin soñar’ de Ray Barretto. Por el contexto de la canción asumo que le está diciendo que se vaya lejos, pero hay que ver cuál es la conexión con lo instrumental.
Vocabulario
Amolador. 1. m. Persona encargada de sacarle buen filo a los objetos cortantes y punzantes. «Está que corta» es una expresión popular para referirse al sonido que cautiva el oído del salsero. Es por esto que el amolador también podría ser el músico o la orquesta capaz de afilar la clave y el tumbao.
Che che colé. 1. loc. Originalmente se escribe «Che che koolay» y corresponde a una ronda infantil muy popular en Ghana, país de África Occidental. El juego consiste en que un grupo de niños se ubican en círculo y repiten el estribillo mientras uno de los integrantes hace movimientos espontáneos que los demás deben imitar. De esta manera se van alternando mientras cantan y se divierten con sus ocurrencias.
Ublabadú. 1. m. Persona que no se cansa de ublabudear; es decir, de hablar hasta por los codos. Se sienta en la palabra y no hay quien lo detenga.
Yambaó. 1. m. Personaje femenino de un melodrama mexicano-cubano popularizado a finales de los 60. La historia se desarrolla en 1850, en Cuba, cuando los negros eran esclavizados en los cañaverales. Yambaó, quien entra en escena mientras suenan los tambores, enfrenta una historia de amoríos y muerte.