Katiuscia Torres Soares, una influencer conocida en redes sociales como Kat Torres o Kat A Luz, fue condenada a ocho años de prisión en Nueva York por los delitos de tráfico de personas y esclavitud. La mujer fue sentenciada el pasado 28 de junio luego de una investigación conjunta entre autoridades estadounidenses y brasileras.
Detrás de una vida de lujos y el contenido de autoayuda que compartía con sus seguidores, Torres escondía una aberrante historia: varias mujeres vivían en su casa en contra de su voluntad y en condiciones inhumanas.
Gracias a su trayectoria como modelo en pasarelas internacionales, Kat Torres era conocida como un ejemplo de superación. Con frecuencia, la modelo compartía con sus seguidores imágenes de sus viajes por el mundo y de su asistencia a eventos exclusivos.
Justamente por su historia de vida, Torres difundía en redes sociales servicios de suscripción, con los que ofrecía a sus seguidores en condiciones de vulnerabilidad su supuesta ayuda para mejorar su situación económica. El sitio web de bienestar personal de Torres prometía a sus clientes “amor, dinero y la autoestima que siempre has soñado”.
Ana, una de sus seguidoras, vivió con Torres en Nueva York y junto con otras víctimas, realizaba tareas domésticas sin descanso y sin recibir el pago prometido. “Ahora veo que me estaba usando como esclava”, declaró a BBC Eye Investigations y BBC News Brasil.
Desirrê Freitas y Letícia Maia, las dos mujeres por las que inició la investigación del FBI, fueron llevadas a Estados Unidos con los mismos engaños.
De acuerdo con la investigación, las víctimas eran sometidas a estrictas normas, pues no podían tener comunicación y debían solicitar permiso hasta para salir de sus habitaciones. Torres, incluso, las obligaba a entregar documentos personales como pasaportes y licencias de conducir.
Gladys Pacheco, abogada de las víctimas, fue la encargada de recopilar testimonios para acusar a Kat Torres de tráfico de personas, tortura, esclavitud y explotación sexual. Antes de la sentencia, la influencer fue entrevistada por BBC World Service, donde se declaró inocente y acusó a los medios de difamación.