Sacha Lozano Giraldo, biólogo colombiano, recibió en Estados Unidos el Premio de Liderazgo en Agricultura y Clima 2022 por las Redes de Agricultura y Clima de California (CalCAN), gracias a su trabajo en agricultura regenerativa que ayuda a combatir el cambio climático.
Estos reconocimientos se otorgan cada dos años en la Cumbre de Agricultura y Clima a personas que realizan contribuciones sobresalientes en sus campos para acelerar la transición hacia un sistema agrícola saludable, justo y resistente al clima, y que demuestran la capacidad de colaborar entre disciplinas y abordar su trabajo de manera integral.
Son cuatro categorías que exaltan la labor de agricultores, investigadores y científicos, políticos legisladores y a aquellos que dan asistencia técnica o trabajan directamente con agricultores en campo, como Sacha.
Biólogo marino, nacido en Bogotá, pero de corazón caleño, se graduó de la Universidad del Valle con tesis laureada sobre arrecifes coralinos. Es el gerente de un programa del Distrito de Conservación de Recursos del Condado de Santa Cruz (RCD), donde trabaja desde 2011, muy de cerca con las comunidades locales, líderes de la industria agrícola, productores individuales, organizaciones sin fines de lucro, investigadores académicos y agencias públicas para promover la gestión ambiental en la agricultura.
Santa Cruz es una ciudad pequeña californiana, meca de surfistas, donde Sacha vive con su esposa, también caleña, y su hija de 10 años. Desde allí, muy cerca de la playa que tanto ama, habló con El País sobre su labor.
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¿En qué se basa su trabajo?
En ofrecerles educación y asistencia técnica para avanzar en el manejo sostenible y conservación de recursos naturales en sistemas de producción agrícola, muy enfocado en el manejo de agua, suelos, nutrientes y biodiversidad en las fincas. Requiere que los propietarios y agricultores quieran implementar estas prácticas y además, los conectamos con oportunidades de financiación o de subsidios para lograrlo.
¿Qué significa este premio?
Es un reconocimiento a la trayectoria, a la alianza que hemos tenido. Desde mi trabajo con el RCD he colaborado desde hace años con esta organización que dio el premio. La Red de Acción Climática de Agricultura en California es una ONG que se ha dedicado a crear alianzas con varios tipos de organizaciones para encontrar soluciones al cambio climático en agricultura. Hace ocho años éramos un grupito de personas, se había creado un fondo, pero no había un plan muy concreto de cómo se iban a invertir estos fondos, así que se convocaron diferentes actores para crear una hoja de ruta. Ahora tenemos programas muy bien establecidos que dan asistencia a los agricultores para implementar cambios en sus fincas, con resultados positivos.
¿Y qué representa para usted, como biólogo y como latino?
Es muy gratificante recibir el reconocimiento a la labor. Como latino, es una historia bonita de compartir que puede motivar a los muchachos que están ahora en la universidad en Colombia buscando oportunidades. Pensar que sí hay caminos a los que puede uno llegar. También me ha parecido increíble que se haya generado tanto revuelo por las redes, porque me da la oportunidad de hablar lo que está pasando en Colombia en cuanto al cambio de tono que se está dando en estos temas climáticos, que es prioritario y urgente.
¿Qué opina de las prácticas del sector agrícola en Colombia, donde varios proyectos también están enfocados en las comunidades?
Aunque no he estado muy vinculado a lo que se hace en Colombia, sé que desde hace tiempo se realiza una labor muy importante en el Valle del Cauca y en la región cafetera, para implementar prácticas agroecológicas, cerrar ciclos que minimizan los desperdicios en las fincas, tener ganadería con sistemas silvopastoriles, pero han sido más bien como la práctica marginal del modelo predominante de agricultura. Siento que ahora, con todo el tema de la reforma rural integral, hay una gran oportunidad. Hay que ver cómo será el proceso de cuando se entreguen las tierras, ya que esto no es solo entregar insumos, necesita también de asistencia técnica y pensando qué tipo de agricultura es la que se propone. En Estados Unidos es un modelo predominante muy destructivo y hay muchos esfuerzos focalizados para cambiarlo y volverlo más sostenible. Creo que la oportunidad que tenemos en Colombia es lograr integrar mejor las prácticas agroecológicas. Otro de los grandes retos es buscar la forma de frenar la expansión de la frontera hacia áreas de bosque, que tienen que protegerse a toda costa.
¿Qué le gusta de su trabajo?
La interacción en el campo, poder establecer relaciones, parcerías con los agricultores, muchos de ellos son mexicanos o vienen de Centroamérica. El trabajo requiere que uno construya una confianza para avanzar. Al principio los agricultores son bastante escépticos de las ideas con las que uno llega, pero a medida que se establece la relación, van creyendo más en el cuento. También me gusta porque es un trabajo muy creativo en el sentido de que no tenemos una financiación constante, por lo que tenemos que buscar siempre nuevas oportunidades para hacer las cosas.
¿Qué le puede aconsejar a quienes quieren aportar al cambio pero no saben cómo hacerlo?
Salirse de la burbuja, enterarse de lo que pasa y darse cuenta de que es un tema que nos afecta a todos. Es complicado porque el cambio climático es un tema tan grande y los impactos son tan inmensos que se piensa que no hay capacidad de hacer algo al respecto, pero todo lo contrario. Sembrar árboles es algo que todo el mundo puede aprender a hacer y hay muchas iniciativas de viveros y restauración comunitaria a las que uno se puede unir. Hay que buscar árboles nativos que sean apropiados para la región. Podemos contribuir con ahorro energético o buscar comida producida localmente. Si uno tiene la posibilidad de trabajar con agricultores, apoyar prácticas que ayuden a capturar carbono del suelo o la biomasa.
"El problema se está acelerando, cada vez es más evidente en ola invernal en Colombia, en los inviernos y sequías en Norteamérica o las tormentas tropicales en el Caribe y ya no podemos seguir indiferentes”
Shacha Lozano, biólogo.