Santiago Cruz Vélez repasa en su libro ‘Diciembre, otra vez’ —sin dejos de victimismo ni heroísmo—, los capítulos más oscuros de su vida, como haber esperado mucho tiempo a un padre ausente, recibir muchas veces de pago por sus toques musicales botellas de whisky, o vivir noches trepidantes de música, licor y drogas en el bar bogotano El Sitio, o que pese a cantarle al amor no sabía amar, porque no se amaba ni a sí mismo.

Ignoró los llamados de alerta de su mamá, de su hermana y de su colega Gusi. Pero al final —parafraseando algunas de sus canciones— se abrió su Paracaídas y hoy cuenta Una Historia Diferente donde no hay Verdades Absolutas, pero sí ganas de Estar Vivos y de que lleguen Tiempos Mejores.

Hablamos con el cantautor, que le compuso la canción ‘Vinotinto y oro’ a su equipo del alma, Deportes Tolima, firmó libros en Cali este sábado y protagonizó ayer, junto a los compadres Andrés Cepeda y Fonseca, una noche mágica en el Arena Cañaveralejo, en el Pop Festival.

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¿Qué expectativas tenía con el pasado diciembre, teniendo en cuenta lo que significa este mes en su vida?

Era el primero después de mi libro, Diciembre Otra Vez, y con todos los acontecimientos que me han ocurrido a lo largo de los años en ese mes, había un poco de expectativa y de ansiedad, por suerte estuvo lleno de cosas maravillosas, de shows, de momentos familiares, de compartir con la gente que quiero y que me quiere, fue muy refrescante.

¿Cómo nació Epílogo, este EP?

Quisimos armar un diálogo entre canciones y libro, ya este tiene a través de unos códigos QR una invitación a oír canciones. ‘Epílogo. Diciembre, otra Vez’, es un Ep de cuatro canciones que invitan a visitar el libro. Se armó un diálogo entre este y la música que me pareció interesante plantear.

¿Qué verdades absolutas le han hecho más daño?

Muchas, uno va desaprendiendo una cantidad de cosas, la primera “es que yo soy así y punto y el que me quiera querer que me quiera, y el que no, que se joda”. Luego fui entendiendo que lo que somos es intentos permanentes. Somos como somos en un punto de nuestra vida, pero podemos transformarnos permanentemente en la búsqueda de ser una mejor persona. Ese ha sido mi intento desde hace unos años para acá.

Eso en cuanto a la vida personal. En cuanto a la profesional, al principio de mi carrera yo decía: “No, es que el pop en Colombia no funciona, porque todo estaba enmarcado dentro del tropipop y ahora pasa con el tema urbano. Haber sido capaz de romper esa verdad absoluta que uno se plantea: “Ese tipo de música no funciona”, también ha sido muy satisfactorio.

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¿Qué le aportaron Chabuco y Alex Ferreira a Verdades Absolutas y A Ella no le Gustan las Fotos?

A Ella no le Gustan las Fotos estéticamente está inspirada en la música de Alex, es un regalo contar con su voz, su energía y su identidad ahí. Y Verdades Absolutas, la invitación a Chabuco, tiene mucho que ver con el libro, con él compartimos muchas noches de cantar en bares hace 20 años o más. Me pareció lindo invitar a una persona que viene conmigo desde esa época y que ha labrado su carrera a punta de personalidad y de coherencia.

En su canción ‘Aquí no pasa nada. Pie de página’, tiene la frase: “En Colombia pasa tanto que al final no pasa nada”, ¿esta surge en medio del estallido social del país?

Sí, pues es que parte de la frustración de ver que seguimos repitiendo ciclos muy dolorosos de nuestra historia y parece que no aprendemos la lección; seguimos en las mismas, sin oírnos, seguimos sin querer construir un mejor país para todos, no solamente para un grupo. A medida que te vas haciendo mayor, ves que esto ya lo habías vivido hace algunos años, que tus padres también, y que seguimos repitiendo el mismo dolor, genera mucha frustración, es un circulo vicioso que tenemos como sociedad, no hemos logrado sacudirnos de este.

Las canciones del EP vienen en videos con ilustraciones y frases, ¿quién está a cargo de ese trabajo?

Nos unimos a una artista maravillosa, Laura Vélez Alzate, @lauraylasflores, me encantó su trabajo y le planteamos la idea de hacer la parte gráfica de las canciones y los liric videos, allí lo importante era la letra de las canciones. No queríamos hacer videoclips tradicionales, porque era un EP con una destinación específica. Es un trabajo muy artístico, que quedó muy sintonizado con la energía de las canciones.

“El 3 de diciembre del 99 le abrí a Fito Páez; en el de 2006 empecé la rehabilitación; en 2002 murió mi padre; en 2013 recibí amenazas de muerte por tuitear en contra de Diomedes Díaz y en el 2019 me dan la carta de libertad en Sony"

Tiene un público que lo sigue desde hace muchos años, ¿qué le he aportado el libro respecto a ellos? ¿Lo ha unido más a sus fanáticos?

Agradecen la honestidad con la que está escrito, la transparencia, la aceptación. Y siento que para la gente en estos tiempos de filtros y de selfies con el mejor ángulo, un libro de esta naturaleza es bienvenido, cuando uno se permite la vulnerabilidad de mostrarse tal y como es, incluso con sus esquinas más oscuras, eso termina siendo refrescante.

¿Se ha encontrado con lectores que se identifiquen con su historia personal o los haya transformado?

Me han llegado historias muy lindas de gente que se ha animado, a partir de la historia mía de ese tema que cuento en el libro, y ese tipo de situaciones me parecen muy emocionantes, porque sé lo que es estar ahí, en un lugar donde no quieres estar, y te cuesta salir, y que el libro sirva de impulso para emerger de un lugar tan oscuro, me parece un regalo maravilloso.

¿Qué ‘Paracaídas’ debería recibir un adicto para hallar una salida?

Ser capaz de reconocer que tienes una adicción es de las cosas más difíciles, sobre todo cuando es una sustancia tan socialmente aceptada como el trago.

Se hizo un tatuaje en homenaje a Nelly, una fan que falleció a comienzos de este año y que fue a 113 conciertos suyos, ¿qué simboliza?
Fue un homenaje a una mujer que me acompañó muchos años, de muchas maneras y de forma generosa, en 113 conciertos, me parece un número bárbaro que una persona quiera verlo a uno tantas veces. Y a la vez es un homenaje a la gente que sigue lo que hago.

“Estamos en una cultura que celebra exageradamente el éxito, el resultado, no mira con detenimiento el proceso, desecha el fracaso, cuando en este hay recursos de aprendizaje muy valiosos, en un mundo que castiga la fragilidad y esconde las esquinas oscuras”.

Escribir y sanar

Santiago Cruz, el cantautor ibaguereño, contó la historia de su vida en ‘Diciembre otra vez’, donde dejó de llevar varias cruces a cuestas, como la adicción al licor y a las drogas.

Cuenta que lo empezó a escribir a finales del 2019. “La raíz de todo tuvo que ver con mi crisis de los 40 y con lo que eso genera internamente, esa sensación de mitad de camino, de mirar hacia atrás y hacer una evaluación de lo que ha pasado hasta ahora y de mirar hacia adelante y hacer una proyección de lo que puede pasar. Y teniendo claro el poder terapéutico de la escritura, me animé a empezar este ejercicio como un asunto terapéutico personal para mí”.

“María Paz, mi esposa, contribuye a mi paz, pero no es mi paz. Si lo fuera, estaría
en problemas, mi paz depende solo de mí”.

La protagonista del tercer capítulo es su hermana María Paula. Con ella se encontraron una tarde por Zoom y Santiago se lo leyó. “Por suerte, después de ese episodio doloroso que vivimos, que se cuenta en el libro, pudimos recomponer nuestra relación e irla cultivando con las herramientas de cada uno. Estoy convencido de que la lectura de ese capítulo nos permitió un cierre que no habíamos tenido”.

A su padre, Germán, se le quedaron muchas cosas por decirle. “Cuando murió mi papá, me acuerdo que el papá de mi mejor amigo, Álvaro, me dijo ‘¿Sabe que ese hueco nunca se cierra? Es más, se hace más grande con el pasar de los años’ y no es algo esperanzador para uno oír eso cuando está en ese duelo, pero me he dado cuenta que es verdad. Ahora que veo a mis hijos me encantaría que mi papá los hubiera conocido, se lo hubiera gozado y sería un compinche con mi hijo Salvador y sé la baba que tiraría 24/7 por Violeta. Salvador es muy parecido físicamente a él, es muy Cruz; me da pesar que se haya perdido de sus nietos y que sus nietos se hayan perdido de su abuelo”.

Aún conserva la carta que le dio su mamá, Fabiola Vélez, invitándolo a un cambio. “Seguro ella hubiera querido que tuviera un impacto más directo en la recuperación, pero así no lo haya tenido en el momento, esa carta está ahí metida en el alma. Hablaba de “tomar las riendas” de la vida y qué bueno sentir que no son tus falencias las que lo hacen sino tus virtudes.

Camino al éxito

A los 15 años se enteró de que su padre, Germán Cruz, piloto, (Santiago tenía 2 años cuando sus papás se separaron), había estado preso en el exterior por trabajar para carteles de la droga. Y mientras se desatrasaba de su ausencia y él prometía rehacer su vida, la perdió a sus 51 años, en un vuelo.

En la Externado de Colombia, Santiago atendió más conciertos que clases, que alternó con toques en bares, como Los Versos del Capitán.

En 2003 debutó con Solo Hasta Hoy, luego llegaron Sentidos, Cruce de Caminos, A Quien Corresponda, ‘Trenes, Aviones y Viajes Interplanetarios’, Elementales y Dale. Siendo socio del bar El Sitio tocó fondo. El camino al amor propio fue largo, al final pudo “ver de frente” sus rincones oscuros. Por esa capacidad lo admira su esposa María Paz Mateus, profesora de yoga, terapeuta en Biosanación Emocional.

Lo conoció por la actriz Manuela González que la llevó a la grabación de su desconectado en el Gimnasio Moderno, “es auténtico, trabaja en su coherencia y el deseo de ser mejor. La vida nos unió hace diez años. Es un papá gallina, respeta la esencia de sus hijos, desde su ternura y capacidad de contención”.