Los años 90 estuvieron marcados por canciones, series y películas que hoy se consideran clásicas: en la música Smell Like Teen Spirit de Nirvana, en la televisión El Príncipe del Rap o Mr. Bean, así como en el cine cómico sobresale una producción, que incluso en la actualidad, según la plataforma Rotten Tomatoes “se mantiene a flote”. Nos referimos a La Máscara, estrenada hace 30 años, el 29 de julio de 1994.
Como aseguran en la prestigiosa plataforma, el filme, que cuenta con el 80% de aprobación de los críticos y el 68% del público, sigue vigente gracias a “la grandilocuencia maníaca de Jim Carrey, el atractivo extravagante de Cameron Diaz y el gran impacto visual caricaturesco general”.
De hecho, el exceso de situaciones caricaturescas en La Máscara obedece a que se trató de la adaptación cinematográfica de un cómic del mismo nombre, creado por Mike Richardson en 1982, para Dark Horse Comics.
Pero hay varias diferencias entre el cómic y la película, el personaje original de La Máscara era un antihéroe, se trataba de un criminal que obtenía superpoderes al ponerse la máscara. En la adaptación se optó por un tímido empleado de banco llamado Stanley Ipkiss, quien tiene una poderosa imaginación que sale a flote cuando usa el objeto mágico.
Los productores de New Line Cinema decidieron cambiar la esencia oscura y terrorífica de cómic original, porque en el mercado ya había otras películas con personajes similares, como la saga de Freddy Krueger. Se inclinaron por crear una historia cómica y desbordante de acción, para la que necesitaban un actor que reuniera la excentricidad de La Máscara.
Al principio se tuvieron en cuenta nombres consagrados como los de Nicolas Cage, Matthew Broderick y Robin Williams, actores con cierta combinación de comicidad y rudeza, pero Chuck Russell, el director, ya tenía presente al desconocido comediante canadiense James Eugene Carrey, más conocido como Jim Carrey, quien había sobrevivido en Hollywood gracias a sus rutinas de humor en clubes nocturnos, más que a sus actuaciones en películas sin mayor impacto comercial.
Por 450 mil dólares y con 31 años, Jim Carrey asumió el reto de interpretar un personaje delirante que bailaba, cantaba, peleaba y seducía mujeres, un “Fred Astaire con ácido”, como él mismo lo describió.
Para la coprotagonista, quien interpretaría a Tina Carlyle, la novia del mafioso que se enamora de La Máscara, los productores tenían en la mira a la voluptuosa modelo Anna Nicole Smith, pero no superó la prueba de actuación.
Los productores, entonces, pidieron ayuda a una agencia de modelos, para que les propusiera algunas candidatas al papel, por eso enviaron el libreto, y allí lo encontró Cameron Díaz, modelo de 22 años, quien lo leyó por casualidad y, aunque ella no era precisamente el perfil que buscaban, logró que la enviaran al casting. De inmediato convenció al director y, tras doce pruebas más, también a los productores. De esta forma, Cameron Díaz logró hacer su debut en un largometraje que la catapultaría como una de las mujeres más bellas de Hollywood.
El rodaje de la película se realizó en muy poco tiempo, entre agosto y octubre de 1993. Entre los hechos más curiosos, se sabe que cada día Jim Carrey debía pasar cuatro horas sentado para ser maquillado como La Máscara, que los productores se ahorraron dinero en efectos especiales debido a que los gestos y muecas de Carrey, quien aprendió a usar una gigantesca dentadura falsa, eran tan exagerados que no necesitaban retoques digitales.
Por otro lado, sufrían de retrasos continuos en las grabaciones, porque nadie podía dejar de reírse ante las constantes payasadas del actor canadiense.
Otro actor que se destacó en la producción fue Max, un Jack Russell terrier, que interpretó a Milo, la mascota de La Máscara. El inteligente canino, que actuó por primera vez en esta película, improvisó la graciosa escena del frisbi, en la que en vez de soltar el juguete, se queda con él, mientras Stanley Ipkiss trata de ocultar el dinero que se ha robado la noche anterior. La escena fue tan genuinamente incómoda que, a pesar de no estar en el guion, la incluyeron.
Sin duda, todos los que han visto La Máscara recuerdan sus estupendas secuencias musicales, como la del primer baile del personaje verde con Tina y la gran coreografía en la que Jim Carrey canta una rumba cubana, mientras docenas de policías bailan entre ellos. Esta escena, que se alarga por dos minutos, iba a ser eliminada por los productores, pero decidieron dejarla completa, cuando la audiencia de prueba manifestó que era una de sus partes favoritas.
La película recaudó 119 millones de dólares en Estados Unidos, y 350 millones a nivel mundial, siendo la cuarta producción más taquillera de 1994. El mismo año, Jim Carrey fue protagonista en tres películas exitosas, en febrero, con Ace Ventura: Detective de Mascotas, en julio La Máscara, y en noviembre con Tontos y más Tontos, convirtiéndolo en el comediante más cotizado de la década.