Carolina Herrera, la renombrada diseñadora de moda venezolana, ha perdido una prolongada batalla legal contra una empresaria peruana que comparte su apellido. La disputa, que se extendió por dos años, tuvo como centro el uso comercial del nombre “Herrera” y terminó con un fallo favorable para María Carolina Herrera Herrera, la emprendedora de Perú.
La historia comenzó cuando María Herrera intentó registrar su marca “La Jabonera by María Herrera” en el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI) en Perú. Su negocio, centrado en la fabricación de jabones artesanales, fue un regalo de su hijo, Darío Morales, quien tras graduarse en Derecho, quiso sorprender a su madre.
Sin embargo, la alegría inicial se vio empañada cuando la firma Carolina Herrera Ltd., con sede en Estados Unidos, presentó una objeción legal. La compañía alegó que el uso del apellido “Herrera” por parte de la emprendedora peruana podría causar confusión con sus propias marcas registradas, que incluyen productos similares como jabones y perfumería.
María Herrera, aunque abrumada al principio, decidió no retroceder y, con el apoyo de su hijo, enfrentó a la poderosa firma internacional. Su defensa se centró en el hecho de que “Herrera” es un apellido común en Perú, y que no debería estar restringido a una sola persona, por famosa que fuera. Además, argumentó que su marca, al usar “María Herrera”, se diferenciaba suficientemente de “Carolina Herrera” tanto en apariencia como en sonido.
El fallo final de INDECOPI respaldó a la empresaria peruana, afirmando que no existía riesgo de confusión entre las marcas y que otorgar derechos exclusivos sobre el apellido “Herrera” a la diseñadora venezolana sería injusto para los cientos de miles de personas en Perú que comparten ese apellido.
“María Herrera es mi nombre, lo tengo en mi documento de identidad y soy peruana. Tengo todo el derecho de usarlo como a mí me convenga y me parezca”, dijo la emprendedora.
A pesar de su victoria legal, María Herrera sigue manteniendo un perfil bajo. Su emprendimiento, lejos de aspirar al lujo y la fama de la marca de la diseñadora venezolana, tiene un propósito altruista: financiar la esterilización de animales abandonados.