El Presidente de la República, Gustavo Petro, se encuentra en España en una visita de Estado en la cual ha estado acompañado de su esposa, Verónica Alcocer, quien ha buscado por medio de su ropa y acciones resaltar la cultura colombiana.
El encuentro entre los gobernantes ha tenido como objetivo reforzar los lazos y las relaciones bilaterales entre ambos países, con una serie de reuniones que finalizaron con una cena de gala que los Reyes ofrecen en su honor en el Palacio Real de Madrid.
El código de vestimenta, para este evento establece que los hombres vistan frac (Traje masculino de etiqueta compuesto de un saco con solapas de raso), sin embargo, el presidente de Colombia ha prescindido de este tipo de vestuario, ya que lo considera como un símbolo que “tiene que ver con élites, con la antidemocracia”, decisión por la que ha recibido varias críticas.
Por su parte, la primera dama respetó completamente el código de vestuario. La esposa del presidente lució un vestido en crepe de lana 100 % con apliques artesanales, hechos por Diana Chirimía de la tribu Embera Katío, un vestido integrado en su totalidad por el diseñador colombiano Andrés Otálora.
Se trata de un look hecho en un crepé de lana cien por ciento, en tono crema o hueso, con apliques artesanales elaborados por Diana Chirimía y sus hermanas, indígenas de la tribu Embera Katío, originarias de la zona pacífica del Valle del Cauca.
La artesanía fue elaborada por las hermanas y consiste en tejidos en mostacilla tradicional de la tribu, cuyos portadores usan en collares, pulseras y pecheras, las cuales representan su posición social o jerárquica dentro de su comunidad.
Para la editora de moda Catherine Villota, Alcocer estuvo a la altura de la ocasión, al “elegir un vestuario muy lindo con las molas de maestros ancestrales colombianos, tono a tono, con un vestido de cuello en V y mangas con volumen, esto acompañado con un complemento perfecto, como los stilettos Louis Vuitton de línea clásica, que dejan ver más estilizadas sus piernas”.
Para la ocasión, doña Letizia se ha enfundado en un vestido rojo carmesí de corte de sirena y manga corta en el que los volantes son los indiscutibles protagonistas, tanto en la zona de los hombros como en la cadera, y detalles de volantes sobre sus hombros y a cada lado de sus caderas, los cuales crean un efecto de silueta péplum con el que la cintura se ve más estrecha. Al acto asistieron personalidades de distintos ámbitos de la sociedad, a quienes los monarcas de España y el mandatario colombiano recibieron con alegría.
Este tipo de cenas se suelen celebrar en el Gran Salón del Palacio Real de Madrid, que es es el más grande de Europa Occidental y uno de los más grandes del mundo, que cuenta con un comedor de 400 metros, adempas está iluminado por lámparas de bronce y cuenta con una mesa apta para 130 comensales y capacidad para 144 sillas.
Como respuesta a la amabilidad de los monarcas españoles, el 4 de mayo, el Presidente y la Primera Dama de Colombia ofrecerán una recepción en El Pardo en honor al rey Felipe y su esposa Letizia, un encuentro que no podrá durar mucho tiempo, pues el mismo día los reyes viajarán a Londres para la coronación de Carlos III, a la que no asistirá ningún miembro más de la Familia Real española.
Según lo planeado este viernes. 5 de mayo, los españoles estarán en la recepción de bienvenida en el Palacio de Buckingham y el sábado acudirán a la Abadía de Westminster para estar presentes en la ceremonia oficiada por el arzobispo de Canterbury.
Coronación de Carlos III
La coronación de Carlos III dará lugar a una de las “operaciones de seguridad más importantes” que haya conocido el Reino Unido, explicó el miércoles el gobierno, buscando tranquilizar tras la detención de un hombre la víspera frente al palacio.
Decenas de miles de curiosos abarrotarán el Mall, la gran avenida que parte del Palacio de Buckingham, para ver pasar la carroza real, acompañada en procesión por miles de militares en uniforme de gala, para la primera coronación de un monarca británico en 70 años.
Y pese a que el rey quiso organizar un evento de menor magnitud que la coronación de su madre en 1953 o los funerales de esta en septiembre, el acto requerirá un imponente operativo de seguridad.
Bautizado “operación orbe de oro”, el dispositivo para proteger la ruta de entrada y salida de la abadía incluirá francotiradores en los tejados y agentes de civil, detectores de metal, perros rastreadores y una zona de exclusión aérea sobre el centro de la ciudad.