En 80 años el Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle del Cauca ha brindado ayuda y acompañamiento a más de 3172 niños y niñas, como a Isabel Reyes, hoy, una trabajadora social, especialista en discapacidad, quien tiene un hogar con Mauricio Giraldo, sociólogo egresado de la Universidad del Valle, también especializado en discapacidad. Al igual que ella, él pasó por este centro formativo. Hace poco más de un año, después de 14 años de relación, se casaron e iniciaron una nueva etapa de sus vidas. Su historia comenzó mucho tiempo atrás.

Isabel vivía en El Cerrito, Valle del Cauca, junto a su madre Fanny María y sus abuelos. A los 2 años fue diagnosticada con discapacidad visual. A los 5, ingresó al Instituto para Niños Ciegos y Sordos del Valle y con su familia inició un proceso que le permitió transformar su vida. Cada día, a las 4:30 a.m., de la mano de su madre, viajaba a Cali para estar a tiempo en el Instituto. Para ella, revivir las travesuras que hizo allí le llena de emoción y de lágrimas.

Una de sus pasiones es cantar, también le encanta hablar con las personas y brindarles ayuda. Eso la hace amar su profesión como trabajadora social. Adora viajar, conocer lugares, aunque le sea imposible ver los paisajes, le fascinan esas nuevas sensaciones que le transmite cada sitio que visita.

Mauricio Giraldo recuerda al Instituto como el mejor salvavidas para su familia, pues encontró un centro donde los niños con discapacidad visual y auditiva reciben la asistencia de profesionales que les ayudan a ser personas independientes en su edad adulta. Por eso hoy está agradecido por la labor realizada por los profesionales de esa entidad y el apoyo que recibió por parte de su familia. Trabaja cada día para cumplir sus metas, le apasiona la lectura y el deporte extremo, como el parapente, que ha practicado en dos ocasiones.

Isabel y Mauricio se conocieron en el Instituto para Niños Ciegos y Sordos, pero no fue hasta que se reencontraron en la Universidad del Valle que empezaron a acercarse un poco. Mauricio había ingresado a este centro educativo mucho antes que Isabel, por lo que él le brindó toda la ayuda que necesitaba.

Fue en el año 2007 cuando tuvieron un contacto más cercano. Coincidían en ocasiones, gracias a uno de los programas de inclusión de la Universidad del Valle. Y solían encontrarse ocasionalmente en la hora del almuerzo o en la biblioteca, donde tenían un espacio de estudio adaptado para realizar sus deberes con mayor comodidad. Él estudiaba Sociología y ella Trabajo Social. Entre risas, Mauricio comenta que fue Isabel quien dio el primer paso, quien lo enamoró. Ella comenta que no se acercó a él por su condición de discapacidad visual, sino por su inteligencia y la manera en que se expresaba. Luego le propuso tener una relación y él aceptó. Desde entonces, llevan 14 años de relación y en abril del año pasado decidieron casarse.

Para ellos, a la hora de sentir gran atracción por alguien es la ‘química’ lo que importa y para enamorarse, es la compatibilidad que se siente al estar juntos, que hace brotar el amor. Las personas con discapacidad visual no tienen una manera distinta de vivir o sentir el amor, argumentan. La primera impresión para sentirse atraídos por alguien puede ser la voz, el aroma que perciben, la personalidad, la actitud, incluso, la energía que transmite ese otro.

A Isabel la deslumbró de Mauricio su liderazgo por naturaleza y que aun cuando él es de pocas palabras, que suele ser introvertido, es leal, excelente observador, muy noble. Esas cualidades que él posee, le hacen recordar a su abuelo: busca siempre ser mejor sin dañar a los demás, solidario; impacta a los demás sin esperar ningún reconocimiento.
Pero su amor no le impide ver sus pequeños defectos: que es un poco malgeniado y tiene escasa paciencia. Entre las muchas cualidades que Mauricio destaca de Isabel es su dedicación y entrega al trabajo; sus estudiantes son primero y a veces él puede no está tan de acuerdo con ello. La describe como muy extrovertida e increíblemente soñadora, admira su compromiso, su lealtad y lo confiable que es.

Él acepta que es un poco malgeniado, pero solo cuando Isabel es desorganizada, pues deja las cosas donde se le ocurre. Él no se explica cómo ella puede encontrar sus documentos entre tanto desorden. Según Mauricio, ella tiene un dicho que justifica el porqué de su desorden: “las personas más inteligentes son aún más desordenadas”.

Al comienzo de la relación, Mauricio no era un romántico empedernido o muy detallista, pero eso a Isabel la tenía sin cuidado. Lo más importante para ella era lograr una relación que les permitiera crecer como persona, no buscaba un amor comercial, dice. Eso sí, él siempre estuvo dispuesto a escucharle sus ‘ideas soñadoras’. O en situaciones complejas en su familia o en la parte académica estaba allí para ella.

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Mauricio es hoy sociólogo, especialista en educación y discapacidad. Durante la elaboración de su tesis de grado sobre inclusión, tuvo varios inconvenientes que sortear. Buscaba conocer, por ejemplo, el número de personas con discapacidad en la Universidad del Valle, algo mucho más complicado de lo que pensaba, ya que no había mucha información al respecto. En varias ocasiones se planteó detenerse y dejar de lado el proyecto. Pero Isabel estuvo para él en todo momento, su apoyo le ayudó a no desfallecer. Haber escrito esa tesis abrió el espacio para que otras personas empezaran a investigar más sobre la educación y la discapacidad.

En 2017 Isabel, también especialista en educación y discapacidad, y Mauricio fueron invitados a hacer parte del encuentro realizado por Comfandi y Tiflolibros; la primera biblioteca virtual para personas con discapacidad visual de habla hispana. Se plantearon que ciudadanos de otros países conocieran Cali y el Valle a través del ‘Tifloencuentro’. Más de 70 individuos con discapacidad visual, de ocho países participaron. Isabel lideró esta iniciativa y allí estuvo Mauricio apoyándola.
Loco de amor

Inicialmente a Mauricio nunca se había planteado la idea de casarse, afirmaba que quien lo hacía se encontraba ‘loco’ y a sus 41 años le tocó a él vivir esa ‘locura’. Planearon realizar un viaje en vez de gastar mucho dinero en una celebración, sin embargo, no coincidían sus vacaciones, por lo que celebraron la boda en el Hotel La Luna. Ya llevan poco más de un año juntos. No piensan tener hijos en un futuro, es algo que ya han hablado desde antes y se mantienen firmes en su decisión, creen que hay otras formas de ejercer una maternidad o paternidad, por medio de proyectos, siendo transformadores de la realidad de otros.

Sueñan con viajar a París y conocer otros destinos de Europa, llenarse de grandes recuerdos como pareja y en casa tener en un rincón dedicado a los souvenirs, “como tener un pedacito de cada lugar en nuestro hogar”, dice ella.

Hoy en día Mauricio trabaja ayudando a que las demás personas con discapacidad encuentren una oportunidad laboral. Y brinda un acompañamiento como gestor de inclusión laboral en el Centro de Empleo Comfandi. Ser testigo de mucha gente que progresa y cumple sus sueños es lo más gratificante. Mientras Isabel disfruta acompañando a los estudiantes a cumplir su sueño de convertirse en profesionales a través del Sistema de Acompañamiento Estudiantil de la Universidad Nacional de Palmira. Le encanta escuchar las ideas de otros y ayudar a cumplirlas.

Esperan seguir ayudando a más personas con discapacidad y hacer que esta sea vista como una condición de la diversidad humana, siendo ellos el medio para contribuir a que otros puedan transformar el mundo activamente, demostrando que la diferencia es un valor social.

Isabel dice que el no ver es solo una condición y el sufrir o padecer es una decisión, que todos los seres humanos tienen un desafío y no significa que las personas con discapacidad tengan más o menos dificultades, sino que cada uno en el camino de la vida, se va apropiando de herramientas para hacer de esos retos una posibilidad de forjar su carácter.

En datos

  • En Colombia hay tres millones de personas que poseen algún tipo de discapacidad, esto equivale al 7,1 % del total de la población colombiana, según el Dane.
  • De acuerdo con el Dane, la tasa de empleo de personas con discapacidad es de 29,1 %. Solo 3 de cada 10 tiene empleo en el país.